Brevísimo sobre “Tábanos” (trece poetas chilenos, 1966-1979) con selección
y prólogo de Mario Meléndez.
*Javier Campos
Sólo unas preguntas.
1. ¿Dónde está la poesía del exilio chilena? Me imagino que si se hace una selección de las películas chilena o de narrativa, o de pintura o de música chilena de ese periodo (1966-1979) no podría obviarse la producción hecha fuera de Chile porque es parte de la producción artística chilena. No podría quedar fuera en cine Raúl Ruiz o Patricio Guzmán. Tampoco en narrativa, para mencionar algunos nombres, Isabel Allende, Ariel Dorfman, Roberto Bolaño, obsesivamente citado este último ahora en Chile pero que nadie, excepto dos críticos (José Promis y Camilo Marks) dijeron cosas interesantes sobre su novela Literatura nazi en America cuando apareció en 1996 en Chile. De poetas chilenos que viven fuera la lista es larga y hay muchos con premios internacionales, pero en fin.
2. ¿Dónde está poesía escrita por mujeres en este periodo en Chile? Mencionaré sólo una porque hay muchas y porque fue un periodo único en la poesía chilena donde la voz de la mujer adquiere imaginarios inéditos, etc. Pero no está Carmen Berenguer. Y peor aún que no se mencione cuando acaba de ganar el “Premio Iberoamericano de poesía Pablo Neruda”. Eso ya es inaceptable, ni para un prologuista que quizás no le dijeron (ni averiguó) quién era Carmen Berenguer y tantas otras poetas mujeres. Por eso el comienzo, un comienzo donde prevalecen los poetas “hombres”, los únicos (subrayado mío) capaces de iluminar el imaginario poético chileno, es inaceptable (para mi): “ Los nombres de Manuel Silva Acevedo, Hahn, Zurita, Maqueira, Millán, Chihuailaf, Memet, Lira, Llanos, Riedemann, Harris, son antecedentes insustituibles para la nueva poesía chilena.”. ¿Y las mujeres que tienen tanta o más importancia que esos hombres citados del periodo aquel? Muy bien gracias.
3. ¿Debe ser el imaginario poético (o el arte en general) una expresión políticamente correcta? Esta pregunta me asalta al leer la conclusión que escribe Mario Meléndez: “Muchos nombres y otros tantos que quedan en la memoria se dispersan o confluyen en un presente demasiado autista y fragmentario, incapaz de ofrecer señales de ruta en las cuales reconocerse y que, además, los arrastra en un vértigo de contradicciones, convirtiéndolos en seres a la deriva, náufragos en un océano de imágenes y sueños castrados, donde sobreviven con el germen de la palabra que es, la mayor de las veces, complicidad y silencio.”.
El sujeto de toda esta larga oración son los poetas, esos “otros”, incapaces de usar la palabra para ¿testimoniar? el presente ¿de Chile, de America Latina, del planeta? horrible que vivimos ( espacio “autista”, “océanos de sueños castrados”).Incapaces por ultimo -dándole la estocada final a esos “otros poetas- artistas” alienados- de usar el leguaje puesto que son cómplices silenciosos de todo lo horrible que ocurre en ese presente que no se dice pero parece que se refiere al mundo postmoderno, neoliberal, globalizado. ¿O estaré equivocado en la lectura de ese párrafo final? Es como decir: “¡Oigan poetas chilenos!, o están con nosotros (el de la perspectiva de Mario Meléndez y compañía), o están contra nosotros”. Esto último la historia artística ya lo ha experimentado antes y no funcionan así las cosas, especialmente en el imaginario poético. Ni menos condicionar la poesía a la ideología (digo ideología política o la que sea).
*Javier Campos. Poeta