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Emergentes poetas locales
Ismael Gavilán, Patricio Serey y Eduardo Jeria

Por Juan Cameron

 

 

Ismael Gavilán, poeta de otros reynos


El reciente 2002, Ismael Gavilán entrega, a través de Ediciones Altazor, la versión corregida y aumentada de “Fabulaciones del aire de otros reynos”. En ella, su poesía culta, de corte modernista -y a decir de Marcelo Pellegrini, "incluso neoclásica"- no escapa a la tendencia generacional de alejarse de la cuestión cotidiana y del entorno; placer que, por reacción, se detesta frente a una sociedad terminal cuyo lenguaje desprecia a los más jóvenes, al arte y a toda expresión "manchada" por el concepto de cultura.

Esta vuelta de espaldas opera, a diferencia de otros compañeros de ruta, desde el extremo de lo libresco y lo más puro de la palabra, en el sentido español de "la belleza": “Amor que de ti es juventud alada,/ ahora que de infinito nos realiza/ al ver tu piel que esbelta se desliza,/ frutal con todo vértigo gozada”. Responde así, tal vez, por esa “educación cortesana” referida en el texto de igual nombre.

Una vieja práctica de la poesía enseña a decir a través de un personaje, ya sea como medio para alejarse de lo directo del mensaje, ya simplemente para ocultarse tras su retrato. Oficio contrario al del actor, quien interpreta el personaje, permite más bien utilizarlo con fines propios; máscara inversa más cercana a lo heterónimo que a lo teatral, y practicada con acierto y recurrencia por Gavilán.

De retórica a ratos un tanto forzada, el poeta emplea rigurosos ritmos que suele romper por su especial respiración para obligar al lector a buscar los hemistiquios del verso: “Como garganta que fue estocada con vientos de Tunicia/ ninguna raíz crece más allá de todas estas ruinas”.

Acertadamente Armando Roa Vial señala en un comentario sobre “Fabulaciones”, "no es común entre nuestros poetas más jóvenes la presencia de quienes apuestan por la danza del intelecto". Pero en estas áreas, la búsqueda del intelecto o de la inteligencia resulta siempre sospechosa; aún más cuando los más jóvenes (pero esto no ocurre en Gavilán) recurren al tema de la sexualidad con demasiada insistencia; en ambos casos en desmedro del juego simbólico del texto.

De cierta manera se formula como un continuador natural de la Generación del 38, cuyo primer rescatista sería Raúl Zurita a partir del discurso de post Parra de los setenta. Sin embargo, aun cuando no se esté de acuerdo con esta particular estética, Ismael Gavilán sostiene una proposición seria y delicada, de alto rigor y meticulosidad para la poesía en boga.

Ismael Gavilán nació en Valparaíso, el 11 de marzo de 1973. Ha publicado Ella y las palabras (1995), Llamas de quien duerme en nuestro sueño (1996), Fabulaciones del aire de otros reynos (1999) y Fabulaciones del aire de otros reynos (2002). Entre otras recopilaciones aparece en Poesía chilena para el Siglo XXI (1996) y 23 jóvenes escritores de Valparaíso, de Nancy Fuentes Correa (1998).

 

 

Patricio Serey y sus razones

El año 2002 Patricio Serey (San Felipe, 1974) entrega Con la razón que me da el ser vivo, premio del certamen literario organizado por el Centro Almendral, Corporación CIEM Aconcagua, de la vecina ciudad de Los Andes.

Tal como su compañero de generación, Cristian Cruz, tiene una fuerte vinculación con la poesía de Jorge Teillier. Esta se da a veces en la voluntad de montaje y en la enumeración de circunstancias similares que, tal como ocurre en el poeta lárico, tienden a la contemplación:

Esto no es suficiente/ nos faltan cien años sentados en un escaño/ para ordeñar hasta la última gota al cigarro/ como esquizofrénico que envejece ("No es suficiente", pág. 25).

Obsérvese a modo de simple ejemplo, pues éstos son numerosos a través de la obra teillierana, los primeros versos de "Epílogo", de Para ángeles y gorriones.

Allí el poeta lárico anuncia:

Tal vez nos queda contemplar el cielo./ Nunca estuvo entre nosotros./ Aún cuando la lluvia se escurrió entre los dedos.

También resulta vinculante la aclaración de página 28 (en "Los duraznos de la fatiga nos cubren con su manto rosa erosionado") al citar en el primer verso:

En mi casa de la frontera, con una llamada a pie de página donde aclara Entre el pueblo que crece y el pueblo que se extingue. Visión de realidad y memoria en la cual el sustantivo "frontera" remite a una región precisa del país, cuna y lugar de infancia de Teillier.

Sin embargo en Patricio Serey se denota la intención de ampliar sus imágenes. Al menos así lo propone al incluir en su trabajo epígrafes de los principales Rosamel del Valle y Enrique Lihn, y también del autor santiaguino Jorge Jobet (este último, bajo entera responsabilidad de quien lo incluye).

Patricio Serey obtuvo, con este trabajo, el primer lugar del certamen de la Corporación CIEM Aconcagua el año recién pasado. Era lejos el mejor trabajo de una cincuentena de originales, seleccionados por un jurado compuesto por Floridor Pérez, Nadia Prado y quien firma esta nota.

Sus trabajos de mayor extensión y motivos señalan a un poeta en ciernes cuyo nombre, de continuar en la tarea, habrá de instalarse muy pronto en una lista mayor.

 

 

Eduardo Jeria, persona natural

Eduardo Jeria es uno de los poetas con mayores posibilidades entre los que alcanzan los veinticinco años de edad en la región. Invitado a participar en talleres y recopilaciones, y ganador de algunos importantes certámenes, su nombre se instala poco a poco en el ámbito generacional en el país.

Persona natural”, hasta el momento su único libro, fue uno de los trabajos ganadores del primer certamen de publicaciones literarias del Gobierno Regional de Valparaíso, en 1999. Aunque desconocido para muchos de sus colegas, ya había sido becario de la Fundación Neruda y obtenido el prestigioso Premio Gabriela Mistral, convocado por la Municipalidad capitalina.

Su libro reúne dieciocho poemas, una cifra recurrida por varios autores jóvenes -Enrique Morales entre ellos- los que presenta en tres secciones o capítulos: Lo travestido, La línea divisoria y Como aires.

La voluntad de participar en este discurso queda establecida a partir de su primer texto, “Breve Arte Poética”, de manera bastante explícita:

No quiero estar a medio camino/ de la lengua y el acto.

De esta declaración debe (se espera) proyectarse una conducta afín, una intención de escribir a partir del lenguaje mismo que se condice, tal vez, con la disciplina que estudia: la Psicología.

De allí entonces que el ejercicio de escribir, o más bien el producto de éste, sea lo travestido hacia el papel, aquel somático artefacto (...) excluido de lo otro como un mero punto de fuga. “Denuncio el nacimiento múltiple de la Belleza”, acusa el poeta; elemento inútil que en nada modificará su entorno, pues ante la soberbia del mundo ni la magnífica obra del poeta Anguita podrá liberarla del escrutinio público y la quema.

Esta bifurcación del mundo opera como destino o como condena. La línea divisoria establece una frontera insalvable entre realidad y deseo, valores que el poeta representa bajo los términos de Piedra y Humedad. Sin embargo, este límite se convierte en un muro protector en cuyo interior la figura de la amada contiene la esperanza y el germen de lo nuevo:

“Porque vienes de la tierra y de la risa (...) Porque tú eres el escape/ atentaste contra mi muerte”.

La imagen del exterior como escenario donde la muerte campea, concepto común en la nueva poesía de estos lares, es signo de una desesperanza generalizada. Su queja es, en tal sentido, política, aun cuando en lo formal no exista referencia directa a lo contingente o a lo inmediato. Más bien se manifiesta a través de una pura sensación de fracaso, cuyos orígenes le son desconocidos:

“Nos han arrancado del centro de algún cuerpo,/ nos han sacado de un gesto de la tierra,/ han cogido nuestra voz y la han hecho campanario”.

La única salida, pues la hay, es la palabra y el amor; tal vez aspectos de un mismo signo. Ante la ceguera ambiental el poeta propone borrón y cuenta nueva; es natural:

”Axioma;/ descifremos lo que queda/ y olvidémonos de la carne/ démosle a la Voz/ la bienvenida”.

Eduardo Jeria nació en Valparaíso, es 1977. Estudiante de Psicología, aparece en las recopilaciones “Con la fe del iniciad” (FEUV, 1996) y “23 jóvenes escritores de Valparaíso”. Obtuvo la Beca de la Fundación Neruda y el Premio Gabriela Mistral, de la Municipalidad de Santiago, ambos en 1997.


 

 

 

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