Al desplomarse las Torres Gemelas en Manhattan aquel otro 11, fueron
miles los muertos y miles de los que nunca se supo quiénes
eran porque murieron calcinados por el fuego y aplastados por toneladas
de escombros. En Madrid, este 11 de marzo, fueron 200 los muertos
y más de mil heridos. Y
otros miles son sus familiares que deberán encontrar de alguna
manera la paz y la tranquilidad sicológica para soportar aquella
muerte horrorosa. Otros miles tendrán que conformar a esos
heridos de los cuales muchos quedaran quizás mutilados por
el resto de sus vidas. Y serán millones de ciudadanos españoles,
y millones y millones por el planeta, que han comenzado a preguntarse
por qué las decisiones políticas de un gobierno autoritario
tienen que pagarlas ciudadanos comunes, gente que únicamente
desea vivir y trabajar en paz.
Con el desplome de las Torres Gemelas, miles de inmigrantes murieron
en el atentado. Gente que había llegado a EE.UU. a buscar,
legal o ilegalmente, una posible vida mejor. El "sueño
americano" de que tanto se habla. Entre esos inmigrantes, muchos
venían (y siguen viniendo) de diversos países de América
Latina. En ese día cientos o miles trabajaban en ese momento
en aquellas torres sin documentos y sin identificarse con sus nombres
verdaderos para no ser extraditados. Recibían usualmente su
pago en dinero efectivo. Ya en una columna anterior hemos escrito
sobre los cerca de 11 millones de gente indocumentada que trabaja
en múltiples servicios en la economía norteamericana.
En el sector agrícola, en industrias procesadoras de alimentos,
lavando platos en los más diversos restaurantes, limpiando
los jardines del norteamericano medio, haciendo las camas o lavando
sábanas en los hoteles del país, o recogiendo verduras
y frutas en la parte oeste, etc.
Aquel día 11 de septiembre de 2001 en Manhattan , y los días
que siguieron, recuerdo que los medios masivos norteamericanos más
poderosos no hablaban que en esas torres habían muerto inmigrantes
ilegales. O no se sabía o no les interesaba hablar del asunto.
Sólo un canal de la televisión hispana comenzó
a hablar de aquello el día 12. Pero sólo el 16 de septiembre
un reportaje de una periodista hispana en CNN comienza a investigar
y develar la tragedia que sufría también aquel sector
de inmigrantes ilegales. Sin embargo, el gobierno norteamericano no
ofreció ninguna ayuda especial e inmediata para familias de
posibles indocumentados que perecieron en Las Torres Gemelas.
Las grandes cantidades de dinero que se juntaron únicamente
fueron a parar a los familiares de las victimas encontradas o que
se sabían trabajaban en las Torres en ese momento. Sin embargo
ni un dólar llegó para familiares de ilegales desaparecidos.
Por lo menos nunca lo vi publicitado en ningún diario ni el
alcalde Nueva York se refirió a ellos. Sólo en enero
de 2002 el New York Times por primera vez publicó un reportaje
señalando que cientos o miles trabajadores ilegales que trabajaban
allí en las Torres murieron el 11 de septiembre sin que nadie
supiera quiénes eran y sin haber recibido ninguna ayuda los
familiares que los reclamaban. O aseguraban que sí su hermano,
pariente, amigo, estaban trabajando ese día en las Torres.
Dicen los diarios de España que 16 son, hasta ahora, las personas
muertas que corresponden a países de América Latina
y otros tantos de otras partes de Europa que muerieron en Madrid.
La mayoría de esos 16 eran trabajadores inmigrantes. Unos con
papeles; otros trabajando sin documentos pero el gobierno español
inmediatamente se preocupó de ellos. Les concederá la
nacionalidad española a los familiares de inmigrantes fallecidos
que trabajaban en España sin documentos. Es un acto mínimo
de humanidad para los/as que salieron de sus países originales
hacia los supuestamente "más ricos" en busca de algún
sueño para mejorar sus vidas.
Aún así, en la horrorosa tragedia murieron los que
nada tenían que ver con la venganza del grupo islámico
Al Qaeda quien se atribuyó el ataque terrorista. Porque el
pueblo español en un 90% no estuvo de acuerdo nunca con la
invasión a Irak ni menos ser la Triple Alianza Civilizadora
con que partieron a matar iraquíes los ejércitos de
EE.UU., Inglaterra y España, principalmente. La mayoría
del pueblo español no deseaba ningún acoplamiento que
impuso el presidente Aznar, con mayoría absoluta en el Congreso,
en esa cruzada anti-terrorista contra el mundo árabe.
Creo que en la nueva España, que comenzó el 14 de marzo
en la noche, el nuevo presidente electo ya anunció que sacará
en junio las tropas españolas de Irak para que nunca más
regresen al oriente y cambiará la política exterior
para centrarse en una solución a nivel de Naciones Unidas más
que ir acopladose a un ejército imperial Es doloroso decirlo,
pero la verdad, por donde se mire, es que costó 200 muertes
de inocentes en Madrid para que el electorado español saliera
a manifestar su repudio y votar por la paz, la verdad y la no intervención
y comenzara a cambiar la politica, de raíz, que impuso Aznar.
Quién sabe si en las elecciones de EE.UU este 2004 ocurra un
cambio como en España. Eso será un misterio.
Morir en Madrid el 11 de marzo de 2004 fue parecido al 11 de septiembre
de 2001 en Manhattan, pero muy diferente.
(*) Javier Campos es escritor y académico
chileno. Profesor de la Universidad Jesuita de Fairfield, Connecticut,
EEUU, y autor de "La mujer que se parecía a Sharon Stone",
RIL, cuentos sobre "latinos" en EE.UU.