Malva Marina, la
hija de Neruda
Por Javier Campos
publicada en www.elmostrador.cl. 15 de
septiembre de 2005
Han aparecido varios artículos sobre el descubrimiento de la
tumba de la hija de Neruda, Malva Marina, quien “murió a los
ocho años producto de la hidrocefalia”. El artículo
más reciente se publicó en elmostrador el 9 de septiembre.
Una cosa es bien clara en este descubrimiento de Malva Marina postmortem
: Pablo Neruda no quería
saber nada de su única hija Entonces ¿cuál es
la razón, la explicación substancial respecto a esa
hija que realmente nunca quiso el poeta Pablo Neruda en vida ni menos
la incluyó en poemas significativos? Es cierto, se ha encontrado
la tumba de Malva Marina. Hay fotos de esa tumba. Se habla de la niña
Malva Marina pero ¿para qué ?
Entiendo que es justo recuperar la memoria de alguien olvidado, pero
¿qué relación o explicación o importancia
cultural, histórica, poética, etc., tiene en la vida
del gran Neruda si éste no quiso nunca verla ni menos la mencionó
en su obra poética? O ¿qué secreto explicaría
en la obra de Neruda haber encontrado la tumba de Malva Marina? Al
parecer … ninguno...
Sería un hallazgo importante si en vida Neruda él hubiera
expresado que quería saber el destino de su hija perdida. O
se hubiera sabido entre sus amigos, secretarios, miembros del partido
comunista, que él siempre pedía buscar el paradero donde
murió. O deseaba rastrear la memoria de ella a través
de los que la cuidaron hasta su muerte. Sin embargo en la vida del
poeta, realmente, y en la poesía que escribió, jamás
se interesó por ella. Entonces ¿qué importancia
tiene ahora el encuentro de su tumba, o qué importa quién
fue la nana de Malva Marina? ¿Para qué sirve todo ese
rescate “arqueológico” de una hija desaparecida del poeta-padre,
premio Nóbel, que para nada le interesó la vida de su
propia hija?
Los que han escrito de su hallazgo no nos explican, por lo menos
no nos convencen, por qué es importante haberla encontrado.
Los mismos que encontraron la tumba, y han hecho (muy loable por cierto)
investigación del caso de Malva Marina dicen lo siguiente:
“Sabemos con seguridad que, durante todo el tiempo en que la niña
estuvo en casa de los Julsing, Pablo no fue a ver a Malva Marina.
Sin embargo, hay un registro –por una carta de Maruca- de una vez
que Neruda vino desde París a Holanda, por abril o mayo de
1939. Estaba ocupado intentando refugiar gente luego de la Guerra
Civil Española, pero es probable que haya visto a su hija.
Además de eso, no hay evidencia de ningún tipo de contacto
ni de interés hacia la niña por parte de Neruda. Sí
le mandaba algún dinero, aunque de modo irregular, porque estuvo
un tiempo sin trabajo, y después comenzó la guerra.
Él nunca quiso hablar del tema, aunque seguramente le dolía
de alguna manera.”
Otra vez, uno concluye luego de leer lo anterior que todo queda a
en la pura suposición y vaguedad total aquel posible interés
de Neruda por su hija. Volvemos a preguntarnos ¿qué
importancia tiene haber encontrado esa tumba? ¿Para qué
sirve su rescate? El artículo publicado en el mostrador recalca
lo siguiente, formulándose muchas preguntas que no tienen respuestas:
“Como padre de tres hijas, uno se pregunta ¿cómo Neruda
no iba a sentir nada?. Con leer a Neruda y saber de su vida entiendes
que no es una persona insensible, que demostró muchas veces
su calidad humana, que hizo cosas, que fue leal con sus amigos. ¿Cómo
se concilia todo eso con negar a su hija? Incluso en un par de cartas
se refiere a ella de un modo hasta hiriente. Aparentemente una de
las razones por las cuales Neruda quiso olvidar todo esto es porque
ella tenía hidrocefalia, y eso es duro de entender. Imagino
que él tenía ciertas expectativas, y el que su hija
fuera enferma y no tuviera las capacidades de las personas sanas le
afectaba mucho.”
Lo que queda claro de lo anterior es la absoluta indiferencia de
ese poeta por una hija suya aún cuando haya tenido grandes
sentimientos humanos que vertió en su poesía o en su
conducta como ciudadano e intelectual en aquel contexto en que vivió.
Lo que se supone es que la olvidó porque nació con hidrocefalia.
La despreció por un defecto físico.
Pero lo más contradictorio de este descubrimiento sobre Malva
Marina es que no va a ninguna parte. En nuestra lectura de aquel descubrimiento
eso queda muy claro: ”De todos modos, a Neruda no hay nada que reprocharle
como artista, como poeta, ni como ser político y social. De
hecho, todo el tiempo que él estuvo lejos de Malva Marina,
lo pasó ocupado en sus luchas sociales, en medio de la guerra
civil, y, luego, la Guerra Mundial.” O sea, según lo anterior,
a Neruda ¿tampoco hay que reprocharle como ser humano-padre
el haber abandonado a su hija? Esa “pregunta de oro” queda excluida
del artículo mencionado.
La conclusión de todo este complicado descubrimiento ( e innecesario)
al que se llega es ciertamente extraño. Se deduce claramente
que si Neruda no se ocupó de ella fue por su compromiso mucho
más alto (y digno para el poeta quizás desde su punto
de vista ideológico en esos tiempos que él vivió)
como era el de estar en trabajos más importantes tales como
el compromiso republicano en el conflicto de la guerra civil española.
Ya se sabe hasta la saciedad que Neruda hizo grandes esfuerzos por
ayudar a refugiados de esa guerra, hombres y mujeres con hijos, que
fueron embarcados en el barco de carga Winnipeg que el mismo poeta
arrendó con dinero de su consulado chileno allá en España.
En el barco embarcó cerca de 2.000 personas que huían
de la guerra y los trajo a Chile. Así los salvó de ser
muertos por los franquistas. El padre-chileno Pablo Neruda salvaba
a cientos de niños de morir acribillados por las balas. ¿Vendría
entre ese grupo de niños alguno con defectos físicos?
Los que hicieron este descubrimiento, el de una hija perdida, más
bien abandonada por su padre, poco les importa analizar lo que hay
detrás de ese abandono. El descubrimiento de la tumba de Malva
Marina realmente está en relación con un asunto sociológico,
y que hasta ahora sigue su curso, dentro de la sociedad chilena y
el que ha sido muy bien estudiado por Sonia Montecinos en su libro,
“Madres y huachos, alegorías y mestizaje chileno”.
Ese es el problema. Y realmente poco me importa a mí que el
padre hubiera sido zapatero o premio Nóbel, albañil
o senador de la república, miembro importante de un partido
político u obrero de la construcción, etc. Simplemente
el padre abandonó a su hijo o hija dejándolos, según
la terrible palabra chilena, inventada quizás por un latifundista
o por un encomendero español: “huachos”.
*Javier Campos. Es escritor chileno. Reside en EE.UU.
email: jcampos@mail.fairfield.edu