El
Huáscar y Chile-poesía
por
Javier Campos
El
Mostrador, 22 de marzo de 2007
Varias cosas están
pasando este marzo de 2007 en Chile. Una combinación interesante entre
países vecinos: historia y poesía. Por ejemplo, el asunto del documental
hecho para TVN, “Epopeya”, que cuenta sobre la “Guerra del Pacífico” entre
Chile, Bolivia y Perú. Leí que el embajador de Perú en Chile
logró que ese documental se suspendiera. Lo avaló el canciller Foxley,
y la ministra de Defensa Nacional lo confirmó, como se lee en las noticias
recientes. Revuelo total porque se dijo, según el director del documental,
que era una implacable imposición de la censura en Chile.
Luego,
en otros diarios del domingo 18 de marzo, diferentes intelectuales opinaron -por
el caso del documental “Epopeya”- sobre el conflicto que duró cuatro años
(1879-1884), incluso un premio nacional de Historia dio su versión. Cuando
uno lee desde la perspectiva de los chilenos (a esos respetables intelectuales
por cierto) queda claro que son sus propias perspectivas. Es decir, sólo
“desde la visión chilena” puesto, dicen ellos, que nuestro país
fue a la guerra porque los “otros (Bolivia y Perú) “no cumplieron un tratado
establecido”. Lo curioso es que ese diario chileno, El Mercurio, que pidió
la opinión sobre “la Guerra del Pacifico”, no se la pidieron a ningún
historiador peruano o boliviano. ¿Dónde está la diferencia
de opiniones para el lector chileno? ¿O eso no es más que una manipulación
nacionalista de El Mercurio?
Es cierto que hubo censura al postergar, no
sé si indefinidamente, el documental “Epopeya” en el canal de televisión
nacional. La censura es correcta de parte del gobierno ¡porque el canal
pertenece a fondos del gobierno! Con razón la movida del embajador peruano
en Chille, Hugo Otero, fue perfecta. Hizo llamadas a altas autoridades chilena
y la cancillería le encontró la razón al embajador de que
no era bueno remover esos asuntos delicados entre países vecinos.
Otra
cosa es si hubiera ocurrido una censura tipo “estalinista” o cubana (ver mi columna
“La
vida de los otros en Cuba") y “Epopeya” hubiera sido censurada
totalmente por el gobierno, aunque aquel documental estuviera en un canal no estatal.
Por eso, para mí la discusión es un poco peregrina en cuanto a la
“censura” del documental. Los medios del gobierno, y con fondos del gobierno,
representan en algún punto la perspectiva del gobierno, y especialmente
sensibles son los países vecinos cuando en esos medios presentan un análisis
que ofende en este caso a Perú y Bolivia.
En otras palabras, la
reacción de la Cancillería y de la ministra de Defensa ha sido política
y es la correcta. No hay que ser un doctor en ciencias políticas para darse
cuenta de que así funciona la “política real” en cualquier parte
del mundo.
Y aquí viene el encuentro de “Chile-Poesía 2007”,
donde los invitados de honor son los poetas peruanos que se están encontrando
en estos días en Chile con las opiniones sobre el pasado histórico
de los tres países involucrados en aquella guerra. Recientemente circuló
por Internet una carta originada en Perú (y que yo firmé y también
varios otros escritores chilenos y peruanos, y bolivianos), pidiendo que se devuelvan
“los miles de libros y manuscritos sustraídos por el Gobierno de Chile
desde la Biblioteca Nacional del Perú” (¿botín de guerra?)
que el Ejército chileno se trajo durante la guerra (¿saldrá
eso en el documental "Epopeya"?). Nadie ha dicho nada sobre esos libros,
especialmente esos intelectuales chilenos, incluido el premio nacional de Historia
(Sergio Villalobos) que hicieron análisis sobre la Guerra del Pacifico
en El Mercurio del domingo 18 de marzo. Silencio absoluto sobre eso. ¿Creerán
que no fue verdad? (nota 1).
Chile–poesía
es un organismo cultural que dirige y controla absolutamente José Maria
Memet casi en forma dictatorial. Allí no hay ningún comité
de decisión diverso que discuta las propuestas y opciones, o si estas son
lógicas o pueden tener consecuencias inesperadas. Muy distinto a como ocurre
generalmente en festivales Internacionales, y a los que he asistido de invitado,
como el de Granada, Nicaragua, o de El Salvador. El poeta Memet inventó,
pues, solito la idea de leer poesía en el barco peruano “El Huáscar”,
mausoleo estancado en el puerto de Talcahuano, que es trofeo de guerra de la marina
chilena. Unos poetas chilenos y otros peruanos leerán allí arriba
de ese trasto, que es una carcacha recubierta por miles de capas de pintura y
que representa un nacionalismo de la Edad de Piedra.
Una antigüedad
que únicamente señala un nacionalismo chileno obsoleto que se le
trasmite a generaciones de estudiantes que lo visitan. A mí, siendo estudiante
secundario, me llevaron allí a visitar “El Huáscar” guiado por mi
profesora de historia para hacernos consciente de que habíamos vencido
a Perú y Bolivia en una de las más grandes hazañas de la
marina nacional. Y de paso, pero muy profundamente, dejarnos en el inconsciente
que esos dos países vecinos eran inferiores a nosotros. ¡Qué
clase de historia chilena tenía! (y probablemente siguen estudiantes secundarios
visitando aquel vejestorio).
Si hubiera sido invitado por alguien (no por
Chile-poesía que en nada me interesa) a leer encima de ese barco peruano,
lo habría rechazado de plano como lo hago ahora (pero cada artista decide
qué hacer con sus invitaciones). Estoy de acuerdo con el poeta peruano
Miguel Ángel Zapata, a quien conozco desde hace mucho tiempo, quien dijo
en la Revista de Libros de El Mercurio, este domingo 18 de marzo, que lo que él
desea es que “devuelvan El Huáscar a Perú y devuelvan también
los libros robados por el Ejército chileno durante la Guerra del Pacífico”.
No he escuchado a ningún miembro de Chile-Poesía decir eso, ni a
Raúl Zurita, ni José María Memet, ni a poetas chilenos invitados
allí. Lo que ya dijo Miguel Ángel Zapata vale para mí por
todos los poemas que se leerán sobre el barquito el Huáscar este
sábado 24 de marzo allá en Talcahuano.
Se podrá leer
poesía por horas sobre ese barco, poetas chilenos, peruanos o bolivianos,
pero nada cambiará aquel nacionalismo militar anquilosado de la marina
chilena. Y he aquí la gran contradicción en los tiempos que vivimos,
y que muchos poetas no ven aunque dicen “romper fronteras”, frase muy globalizada
por cierto, pero sin sentido si se suben con sus poemas sobre ese trofeo de guerra
el que después de la lectura, algún vino de honor de la marina chilena
o empanaditas de queso, seguirá de todas maneras allí el barquito
endeble, moviéndose inútil sobre las aguas de Talcahuano, algo que
hace mucho tiempo se debió devolver a Perú.
Nota
1. Ver la carta abierta pidiendo que se devuelvan los libros robados de la Biblioteca
nacional de Perú por el ejercito chileno durante la Guerra del Pacifico.
http://www.letras.s5.com/aa050307.htm
*Javier Campos es poeta, narrador, columnista,
académico en una universidad jesuita en EE.UU.