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El duro exilio de Cabrera Infante

por Javier Campos
En El Mostrador, 25 de Febrero del 2005


Hay más de tres millones de exiliados cubanos repartidos por el planeta. Es el único país que queda en América Latina donde aún existe esa situación de desterrado/a de su patria. Los chilenos, argentinos, uruguayos o centro americanos que vivieron dictaduras, guerras civiles y represión también se tuvieron que ir a tierras lejanas, bastante alejadas de sus Itacas, pero escuchando siempre unas sirenas que les pedían regresar a sus países de orígenes. Ya se sabe lo que ocurrió en nuestro Chile.

Incluso el que escribe esto salió de Chile por allá por 1977 porque en su propia tierra, aquel gobierno y sus instituciones le cerraban su desarrollo profesional. También le cerraban la otra parte del ser humano que es la de expresar con libertad tu imaginación, tus perspectivas diferentes como ciudadano en una sociedad abierta donde no aplasten ni con el terror, la tortura, las opiniones diversas. Y donde la libertad de expresión a través de medios masivos no sea controlada por un Estado autoritario sea fascista o de izquierda.

Guillermo Cabrera Infante murió esta semana en su exilio, en Londres a los 75 años. No es mi intención aquí hablar en detalle de su obra narrativa pues eso se puede encontrar en este momento en cualquier sitio de Internet, especialmente en los diarios a través del mundo con cientos de columnas de escritores, ensayistas, cubanistas, etc. sobre su obra. Lo cierto y real es que en los diarios de Cuba, luego de su muerte, y en los tres canales estatales del régimen cubano, donde vale solamente la perspectiva dogmática de una única voz, no ha parecido ninguna referencia a este escritor cubano que no era cualquier escritor cubano en el exilio.

Si hay que hablar de obras literarias que quedaran para siempre en la inmensa riqueza literaria del continente, uno de ellos serán algunas obras magistrales de Cabrera Infante. No puede un escritor joven, ya sea el que vive enterrado en la globalización o expuesto a ella las 24 horas del día, desconocer esta prosa del cubano. Hay prosa que se lee y se tira a la basura porque nada te dice o nada te dejara en tu propia imaginación porque nada de allí sacaras enseñanza para tu actual o futura producción.

En otras palabras, la prosa de Cabrera Infante no se puede obviar si alguien desea saber cómo se puede trabajar el lenguaje para producir un mundo, una perspectiva nueva y siempre “moderna” , refrescante, que además te motive a alguna vez (si es que existe ese “alguna vez”) reprocesar la prosa de un maestro. Y por otro lado, nada se entenderá de el Caribe, de Cuba de los 50, sin conocer a Cabrera Infante.

Guillermo Cabrera Infante fue prohibido por el régimen cubano desde que el escritor cortó con él en los 60. Sus obras no se editan ni se estudian en ningún currículo de la educación cubana desde entonces. Sin duda sus libros circulan clandestinos, envueltos en papeles de Granma para que no seas visto por la seguridad cubana su (que “está en todo lugar como Dios y Fidel Castro” ).

Como escritor libre, nuestra responsabilidad es estar de parte de la libertad de expresión, les guste o no les guste a la izquierda nostálgica, a los turistas revolucionarios que viajan a Cuba siendo paseados por el régimen sin tener la oportunidad de escuchar qué realmente dice el pueblo comnún, o la “disidencia”, esos que son perseguidos y puestos en la cárcel por opinar distinto a un sistema que se desmorona como se desmoronan los edificios de Centro Habana, o como se desmoronan allí cada día los sueños, la utopía de una sociedad justa que en ese país no existe.

Nuestro escritor Roberto Bolaño, para poner un ejemplo destacable, tuvo una opinión bien enérgica contra la persecución del régimen cubano contra sus escritores y escritoras. No sólo en su obra (en “Los detectives salvajes” es bien claro cuando se refiere a Reinaldo Arenas) sino en sus opiniones personales que dejó en entrevistas y lo dijo en paneles públicos.

Pero me escribe recién mi amigo el escritor cubano Ramón Fernández Larrea (1), quien ahora vive, desde 1999, en Barcelona. Él tuvo en Habana un programa muy popular en una radio. Cualquier cubano al escuchar su nombre lo reconocerá por ese programa de humor y música. Entre 1988 y 1991 fue realizador del espacio “El programa de Ramón” en la radio cubana. Un programa diario de humor y música que rompió récords de audiencia, siempre al límite de lo permisible, y con el que obtuvo el Premio Nacional de Radio Joven en 1990 y el Premio Nacional de Radio y Televisión «Caracol» de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en 1989.

Ramón Fernández Larrea ha colaborado también con el cine, escribiendo los textos para los documentales “Herido de sombras”, dirección de Jorge Dalton, Universidad de Guadalajara, México, Tercer Premio Documentales Festival Latinoamericano de Cine de La Habana 1994; “Fuera del juego”, dirección Rolando Díaz, Santa Cruz de Tenerife, 1996, y “Si me comprendieras”, 1998, del mismo director. Realizó la selección de la banda sonora radial de la película cubana Guantanamera, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío en 1995.

Sobre Cabrera Infante en Cuba opina Ramón y me escribe quien sí vivió en Cuba desde su nacimiento hasta los 32 años, en contacto permanente con el ambiente literario y artistico, 24 horas en Cuba y no como turista revolucionario, o el analista de izquierda, fuera de Cuba, quien aún cree que esa isla es un territorio libre.

Y este fue el email de Ramón desde Barcelona: “Si alguien te veía con un libro suyo, de Cabrera Infante en Cuba, o lo citabas, o hacías mención de su obra, tenías encima un delito de comerciar con enemigos extranjeros, pues al no publicarse en Cuba, ¿cómo habías obtenido ese libro? Sobre lo que dice ahora, despues de la muerte de Cabrera Infante, la infame www.lajiribilla.cu de que él desautorizó la publicación de su literatura en el país, hay una mitad de razón. ¿Tú aceptarías que el país que te insulta, que te niega el derecho a regresar, que arma campañas internacionales contra ti publicara tu obra, sobre todo cuando hará uso ideológico de ella manipulándola, y censurando lo que le parezca peligroso o inconveniente? No tengo constancia de que alguien de los medios culturales le haya propuesto nunca, en serio, publicar un libro suyo en la isla.”

Y termina Ramón: “Pero si lo hicieron fue simplemente esperando su negativa -estaba cantado porque él no aceptaría las condiciones que le impondrían- para usarla en su contra. Igual suerte corrieron en vida Reynaldo Arenas, Eugenio Florit, Gastón Baquero, Lino Novás Calvo, y tantos otros. Los utilizan de muertos, cuando ya se disipa su verticalidad, su posible respuesta. Porque el gobierno cubano, hábil con los chantajes emocionales, te exige -si no apoyo irrestricto- silencio cómplice. No sé si me he explicado. Por otra parte, en la llamada “Ley Mordaza” -que le aplicaron a los 75 disidentes en 2003, y entre ellos al poeta Raúl Rivero- está contemplado como una figura delictiva la poseción de "propaganda enemiga". Si a un escritor lo has calificado de enemigo del proceso, tener un libro suyo ya es de facto, un hecho culpable.”

Mientras exista un territorio que impulse al exilio, que prohíba escribir lo que produce tu imaginación, no se puede hablar de país libre aunque te puedan dar medicina gratis o educación sin costos, aunque ya se sabe como funcionaba la educación gratis de los regímenes socialistas. Por la experiencia de bloque socialista, te enseñaban a escribir y a leer pero no te permitán pensar libremente ni menos publicar tus desacuerdos con el régimen sin antes pasar por la censura del “ministerio de cultura”.

 

(1) Sobre Ramón Fernández Larrea, ver reciente reportaje sobre él en http://www.habanaelegante.com/Spring2005/Azotea.html.

Javier Campos, es escritor, poeta, y académico chileno. Reside en EE.UU.

 

 


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El duro exilio de Cabrera Infante.
Por Javier Campos
Fuente: El Mostrador
25 de febrero de 2005.