La
Cuba de Castro vista por un sacerdote
*Javier
Campos
Me llegó por casualidad un artículo publicado en "La
Nación", Chile, del 22 de agosto,(se reproduce más abajo) escrito
por un sacerdote jesuita, José Aldunate, sobre la imagen de Fidel Castro
y la visión utópica que él nos relata de Cuba en estos momentos.
El comienza, a manera de aclaración necesaria para el lector, que lo que
él contará es la perspectiva "objetiva", según
sus palabras, de la Cuba actual, y por ende del que dirige (por más de
40 años) el destino de todo un pueblo.
Uno piensa que como es
un sacerdote, y jesuita específicamente, el que nos relatará su
"perspectiva objetiva", no podrá tergiversar, manipular datos
ni menos distorsionar lo que realmente ocurre allí. Asi que uno continua
leyéndolo. El dice que fue a Cuba en 1991, inmediatamente cuando cae el
Muro de Berlín. De ese muro el sacerdote no nos habla nada ni menos por
que cayó. Queda en su relato como un hecho colgando porque luego no lo
conecta con lo que ocurre en el mundo, especialmente con todos los países
comunistas después de 1990 adelante.
O sea, que el Muro, objetivamente
como se sabe y no es una invención de nadie, desplomó una perspectiva
de organizar unas sociedad que no funcionó para nada ni para nadie. Bueno,
sigamos con el relato de nuestro sacerdote jesuita. Dice que fue invitado a visitar
Cuba y que tuvo plena libertad para hablar con quienes quisiera. Lo cual, si uno
lee bien, nos está diciendo desde ya que la libertad allí existe
pues si a él se la dieron, deben tenerla todos en Cuba. Allí todos
dicen lo que quieren a quienes quieran. Algunos lectores se lo creen. Y no un
lector ingenuo sino esos lectores o los revolucionarios nostálgicos que
aún quedan y que desean escuchar esos análisis para creer que todavía,
en Cuba, la sociedad socialista marxista funciona. Sigamos. Luego nos dice sin
tapujos de que "como país socialista, (Cuba) ha privilegiado la igualdad
con sacrificio de la libertad. Y esto en forma muy eficaz. En Cuba no había
ni ricos ni pobres. Eran todos pobres, pero también todos ricos en dimensiones
de gran valor".
Y aquí uno se queda pensando en este juicio
que perturba a cualquiera. Para él la igualdad, la de tener todos por igual
lo mismo (lo que siempre se dice de Cuba, medicina, educación, comida para
todos), es mucho mejor que "la libertad" (la cual tampoco el sacerdote
no explica ni se detiene en este concepto). Es muy común la respuesta de
que la pobreza de Cuba no es comparable a la pobreza de México, Brasil,
El Salvador o Haití. Está bien, pero Cuba un país socialista
y revolucionario y sus objetivos originarios fueron exterminar la pobreza de raíz.
Luego nuestro sacerdote agrega que "los bancos allí los han
convertido en hospitales". Esto me recuerda al poema de Ernesto Cardenal,
escrito por allá por los 60, cuando en "La economía del Tawantinsuyo"
reconoce que el Imperio Inca tenía igualdad social pero carecían
de libertad. Para Cardenal, y creo aún sigue en esa onda, la igualdad social
(otra vez medicina, educación, comida) es mejor que la libertad. Hasta
ahí llega Cardenal pero nuestro sacerdote va más allá para
buscar la explicación de por qué no hay libertad en Cuba. Nos dice
que la libertad en Cuba si bien no existe es a causa de un fenómeno. El
lo dice así : "pero también (Fidel) impidió introducir
elementos de libertad. Fue y sigue siendo la amenaza constante de invasión
de parte de Estados Unidos. Cuba es un país amenazado y como tal no puede
dar lugar a la libertad deseable."
Aquella interpretación
es la que siempre ha sostenido el Partido Comunista cubano y es presentada principalmente
por su líder Fidel Castro y transmitida hasta la saciedad durante más
de 40 años por los medios controlados por el gobierno cubano. Ha sido su
propia manipulación que se ha inyectado en los "revolucionarios",
fuera de Cuba, y la repiten como ventrílocuos. Pero lo más insólito
de su tesis es cuando nos explica lo siguiente: "(Cuba) debe conservar sus
sistemas de defensa en las ciudades y los campos, como Inglaterra durante la Segunda
Guerra Mundial. ¿Tendrán esto en cuenta quienes acusan a Fidel Castro
de dictadura y de exceso de control?"
Es justamente esa tesis reproducida
cándidamente por el padre Aldunate (aún sin comprobarse que yo sepa
de que la invasión norteamericana está lista para invadir Cuba!)
que trasmite el líder único a la población que no tiene (el
pueblo cubano) ni siquiera un céntimo de espacio para rebatir tal teoría
anacrónica. De eso no habla el padre Aldunate en su utópica columna.
La libertad de discernir es la que realmente no existe en Cuba. Allí nadie
puede opinar públicamente lo contrario. Claro, la gente hace chistes en
las calles y habla en casa (eso lo vi en Cuba misma), pero no existe ningún
programa que refute al líder ni en los tres canales del estado ni en los
cuatro diarios del gobierno. Siguiendo la tesis al pie de la letra del padre Aldunate,
Estados Unidos pues es el culpable de que no haya libertad de expresión
ni de que nadie opine distinto, públicamente en medios masivos, rebatiéndole
al líder (o dictador que en caso de Cuba es lo mismo).
Otra joyita
del padre Aldunate es esta: "la promoción de los derechos humanos
ha sido única y sin parangón en todo el continente. Todos tienen
acceso a un alto nivel de salud, educación, recreación, deportes
y cultura. Y todo gratis, sin discriminaciones." No se puede negar que los
orígenes de la revolución cubana fueron esos objetivos, desde Sierra
Maestra. Y especialmente lo logró cuando Cuba tenía una relación
estrecha, de dependencia con la ex URSS, alcanzó niveles de comodidad para
la mayoría de los cubanos. Bien. La Alemania de Hitler, de Mussolini, la
Unión Soviética, los países del Este, dieron lo mismo a sus
habitantes pero cortándole la libertad de expresión en medios masivos
y la libertad de viajar. Si el Muro y el desplome del socialismo real se vino
abajo no fue porque la gente no tuviera esas necesidades satisfechas sino porque
no tenía la otra mitad que necesita el ser humano: la libertad de decidir
qué leer, qué escribir, qué escuchar, qué ver, con
quién reunirse para formar un grupo diferente, o la necesidad de moverse
y viajar libremente.
En Cuba conocí a Ernesto, y esto es un ejemplo
que refleja a millones de cubanos. Ernesto tiene ahora 35 años y obtuvo
una excelente educación. Pero para qué, me decía, si con
ella ni siquiera puedo entrar en un campo laboral que no sea el del gobierno.
Y más aún, campos laborales que no existen en Cuba porque aquí
no hay espacio, por orden del líder, para los negocios privados ni para
la libertad de inventar tu propio negocio. ¿Para qué entonces decir
que la educación cubana es gratis y excelente si no tenemos en qué
trabajar porque el mercado, la competencia, el consumo, según el líder,
es la raíz de la alienación humana?
Pero otra cosa más
dramática de Ernesto: el deseo de ver qué había más
allá de su isla. Está prohibido salir o viajar y al padre Aldunate
ni le preocupa ni lo menciona. Claro, el sacerdote Aldunate puede viajar, escribir
libremente, comer frugalmente, no le interesa el consumo, está bien que
se viva con menos de lo necesario, "la libertad" no es necesaria. Pero
el Muro de Berlín se derrumbó no por la bella y utópica perspectiva
de lo que nos dice este sacerdote por muy buenas intenciones que él tenga.
Lo que nos presenta, y así justifica a su "Cuba", es una utopía
(la suya y la de los revolucionarios nostálgicos) que no funcionó
ni funcionará. Porque si Cuba sigue siendo una rareza, no es porque su
pueblo -encerrado en una isla- ame esa "sociedad", sino es por la terquedad
de un líder envejecido, dando vueltas en su propio laberinto. .
*Javier
Campos es escritor, poeta. Académico en Estados Unidos en una universidad
jesuita.
TRIBUNA
La
Cuba de Fidel Castro
José
Aldunate s.j.
La Nación, 22 de agosto de 2006
Pocos
temas provocan tanto apasionamiento y prejuicios como una apreciación sobre
la Cuba de Fidel Castro. ¿Será posible una valoración objetiva
al respecto? Ensayemos: visité Cuba en 1991, dos años después
de la caída del muro de Berlín. Fui invitado junto con otros dos
religiosos por las autoridades de La Habana. Tuvimos plena libertad para hablar
con quienes quisiéramos y así lo hicimos.
Después,
ha habido cambios y adaptaciones difíciles. Pero entiendo que Cuba ha conservado
sus estructuras esenciales. Como país socialista, ha privilegiado la igualdad
con sacrificio de la libertad. Y esto en forma muy eficaz. En Cuba no había
ni ricos ni pobres. Eran todos pobres, pero también todos ricos en dimensiones
de gran valor. Hablaremos de ellas. Los profesionales ganaban casi lo mismo que
los obreros y tampoco servía de gran cosa tener dinero. Los bancos estaban
convertidos en hospitales.
El problema real es y sigue siendo el sacrificio
de la libertad. La igualdad no puede ser impuesta. Debe ser libremente querida.
No hubo problema con la primera generación: Fidel y sus compañeros
del comienzo se dieron libremente a su ideal. Pero lo encontramos preocupado por
la segunda y la tercera generación. Ya no mantenían la misma generosidad.
Tampoco los cristianos pudieron mantener el “uno para todos y todos para uno”
de la primitiva comunidad.
A pesar de todo, Fidel y su carisma tuvieron
la cohesión indispensable hasta nuestros días. Un factor externo
ayudó para esto, pero también impidió introducir elementos
de libertad. Fue y sigue siendo la amenaza constante de invasión de parte
de Estados Unidos. Cuba es un país amenazado y como tal no puede dar lugar
a la libertad deseable. Y debe conservar sus sistemas de defensa en las ciudades
y los campos, como Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Tendrán
esto en cuenta quienes acusan a Fidel Castro de dictadura y de exceso de control?
Un
segundo factor que ha afectado en lo económico ha sido el injusto embargo
de EEUU, que tendría que haber sido el mercado natural para la isla. Un
tercer factor fue la caída de la Unión Soviética, que la
favorecía mucho. Fidel Castro, personalmente, sin tener fe, es abierto
a la religión (véase “Fidel y la religión”, de Fray Beto),
pero entre su equipo y la jerarquía católica la relación
ha sido de incomprensión mutua. La autoridad eclesiástica sólo
espera que termine Fidel. Hubo sí un buen nuncio con quien se entendió
y el Papa visitó Cuba obteniendo algunos logros.
Aunque las libertades
están restringidas y ha habido encarcelamientos prolongados de objetores
que no aceptan estas limitaciones, la promoción de los derechos humanos
ha sido única y sin parangón en todo el continente. Todos tienen
acceso a un alto nivel de salud, educación, recreación, deportes
y cultura. Y todo gratis, sin discriminaciones. Cuba no es muy rica en recursos
naturales, pero va a quedar con una riqueza humana que promete mucho. Ya la ha
desplegado generosamente: soldados luchando por la liberación de países
en África, miles de médicos en América Central y Venezuela,
profesores en Nicaragua y las naciones aledañas. Cuba misma ha sido un
hogar para acoger a miles de refugiados y necesitados.
Fidel ha luchado
por mantener los logros principales del sistema. Ha debido ceder al capitalismo
admitiendo un turismo con sus aportes y vicios. ¿Qué es lo que falló
en su sistema socialista? Para tener igualdad se requiere de mucha generosidad.
Y Fidel no la encontró de modo suficiente en las nuevas generaciones.
En
general, la humanidad no ha llegado a un nivel de desarrollo ético como
para poner el bien común por encima del individual. Por esto, los individualismos
han triunfado en el mundo (sin negar que se dan también otros factores).
Agradecemos a Fidel su generosidad y empeño porque dejará una población
valiosa y enriquecida en salud, educación y cultura. Deseamos que Cuba
pueda conservar los privilegios que ninguna nación latinoamericana ha logrado
ni de lejos emular. Vemos en Cuba si no el camino, al menos atisbos de la meta
a la que queremos llegar.