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BEBÉ SIRENA
Editorial "La Faunita Impresionante" (Chile) Junio de 2011.

Jorge Cid

 

.. .. .. .. .. .. 

 

 

REPARTO DE LA SIRENA EXTRAVIADA

 

 

 

LA PARTURIENTA DOLOROSA

Se la ve vencida dando un postrer lamentar
de piernas abiertas al desconsuelo y una mirada
que toca el más allá de la guarida clínica
ora cubil de la fiera noticia de una fiera llegada.
Desde el sedado modo con que la dispusieron a parir
ella musita, le hace hablar el miedo,
un hielo que de dentro la ase
y que como venda voluntaria la tiene
de ojos cerrados contra el peso de la agriada circunstancia.

Los gestores del hallazgo
perpetran el Apgar de rutina a un cuerpo no rutinario
que habla desde su excepción
que dice con semas no acostumbrados
la rudeza de su vanidad.
El corro de delantales se acerca a la madre rezagada
le dice la particularidad de su vellón carnal
y la ata tanto a un amargo
y hosco corazón de espanto.

La parturienta dolorosa
sabe ya que su fruto viene extrañado por Natura
que su nombre no será el pensado
ni la talla la propuesta
ni su sino el redentor de su pobreza.
El gestor de la ciencia le hace entrega de su bebé sirena.

 

 

EL BEBÉ SIRENA 

Se le ve vencido dando un postrer lamentar
de piernas atadas a una pierna célibe
y una mirada que toca el más allá de la guarida clínica
ora proscenio del único acto donde cantará su rol.
Tiene aliento, algo comunica su gesto, mas podemos ver
cómo todo lo que irradia su cuerpo deviniendo pez
es la cifra dura,
la cianosis de una pulmonada que no urge,
el ano imperforado que no canta.
Como todos sabemos,
se habla de cómo yerra y cómo falla su sistema,
porque ya a nadie importa en el inhóspito hospitalario
si su gesto pide el don del nombre
o si ansía el tibio hueco del seno
o si prefiere morirse ya
para dejar de ser otro caso clínico clavado
en los insectarios del rechazo.

 

 

JOSÉ, EL PADRE 

No se compadece el hombre
cuando suya es el hambre. No se compadece el padre
cuando falla la inversión de su proyecto.
No habrá sino rechazo hacia sí,
no habrá en el quehacer de sus pesadillas
más que mares amnióticos que esculpen un bebe de nadie,
una presa que no llena el apetito de las convenciones
ni las conveniencias,
una carne digitada en negativos de vergüenza.
Late aún la criatura,
pero el corazón del hombre ya no late,
ni mira más
el nicho oscuro de su sexo proyectado sobre el mesón.
El padre mira la hondonada de su pavor avergonzado
con los ojos abiertos contra el mundo.
Como dice la historia, el ausente volverá a ser ausencia
y no habrá padre en el territorio de Latinoamérica
ni para los guachos escribientes
ni menos para signos de una lengua
que habla un braille de otros mundos.

 

 

EL CORRO MEDICAL

Se fascinan en su facha mientras
hurgan sus dedos rudos en la anatomía muda que,
asolada a los quince minutos de agonía,
arde, quema en el vaho de su gesto pétreo.
Apresuran la foto, la regla, el dato,
brilla, brama la novedad de la forma en la obituaria  enciclopedia.
Depositan, autómatas, la cuerpa sobre el ara medical y  comienza
el espejeo de los brillos,
el agudo silbo de bisturís y agujas que destazan y cosen
los miembros del caso.
Habla el cuerpo un lenguaje nuevo,
una lógica desasida de la norma,
habla el cuerpo un dialecto extramuros.
Dice ora palabras que nadie oye, es otro el ritmo,
otra la índole de su belleza.
Rasgan los miembros, deshacen la noria,
cosen el pozo, se cierra la casa,
baila la materia a merced del invasor,
el territorio mortinato paga pena de vanguardia
y no halla huesa para sí,
ni tumba de aire,
gana en cambio el destierro del disímil, la gruesa pena
de errar el limbo.

 

 

EL RECUENTO DEL ESPANTO

Sobre él toda la burla del gentío.
Contra él todo el peso del canon de la belleza occidental.
En él toda la dureza de un médico modo mecanizado y  carnereando. 
En él todo el golpe y abandono de la simiente paterna
que no halla que no encuentra que no sabe
como decir su dolido ceño
pues se ha quedado cojo y manco del sexo
cuya sombra grita exige procrear y verse ser
en cuerpo otro caminando,
llora brama el pater provincia.
No habrá piernas ni pies que gocen el fútbol de su caricia.

 

 

ÓPERA DE LA
SIRENA EXTRAVIADA

 

 

BEBÉ SIRENA:

Lo que ni una mirada inaugura soy yo,
el cuerpo sin prestigio de una excepción.
Aquel al que un gesto se le queda atravesado en la faz
en ese único grito final del principio.
He sido el producto vivo de una parturienta sollozante
que con horror de sí se cierra sus piernas
como si un extraño le hubiera venido del dentror,
un extraño a morirse tan pronto.
Soy el crío sin nombre ni ano
el ojo que falta en la definición de una constante,
el caso que deja
murmurando a las madrecitas de la barriá
y con hielo el ceno de la matriz.
Soy el que no fui
el que vino a vivir por breves horas
en nombre de una manera letal de ser cuerpo,
en nombre
de los silenciados por el hambre de ser hombre
y por la noche primigenia, amniótica y sietemesina.
Aquí me ven, del sueño d’una madre
al mesón de hielo, al paredón de hierro de la ciencia
a ser objeto, a ser caso,
a ser privado de la urna, de la huesa,
de ser el angelito sumado al coro celeste
y a la plañidería festiva del familión.
No me hace el padre la urna de lloros
me hace cosa enferma con su dicho y no me baja
en la madera de notro.
Me sume sin querer sabiendo en el jarro del cristo cristal
para figurar como uno más
en el catálogo de los grotescos.
Quién vendrá
.. .. .. .. .. a buscarme a   
.. .. .. ... .. .. .. .. .. estos mares profundos
.. .. .. ... .... .. .. .. .. .... .. .. .. de la formalina?
Quién querrá poner monedas sobre mis párpados
para que no los halle abiertos
la corrupción de la carne tumefacta?
Quién?
Quién podrá
besar estos labios
del otro lado del cristal?

 

 

MATER DOLOROSA:

No quiero que a mi niño, niña me lo vuelvan
que le pongan faldita di oro
y que mis manos no lo alcancen.
No quiero que a mi niño me lo vayan a hacer imbunche,
que sea tan la ruda la gente
y me lo miren así con miedo y despreciando,
con adusto gesto y despreciando.
No quiero que a mi niño me lo vuelvan malcriando
que tiene en su sien grabada
la caducidad pronta de una vida mocha.
No quiero que a mi niño me lo vayan,
dejen que sus quince minutos de danza se los pase
conmigo respirando.
No quiero que a mi niño en frío jarro me lo metan,
que le pongan formalina blanca
y que sin cuidado me lo cosan.
Yo no quiero que a mi niño variété me lo vuelvan,
que aguarde en vitrina bruta
y que las gentes se le espanten.
Déjenmelo velar sin vergüenza
y que los buitres no se acerquen.
Dejen dejen que la intimidad
y el silencio me lo devuelvan
que es mi hijo mío
y yo he de entregarlo a mi misma huesa.

 

 

EL CORRO MEDICAL:

A veces nos va en contra el grueso ímpetu maternal
que no se apaga ni con la aparición maleante
de unas formas imperdonables.
Sabemos que la falla adviene por un consumo
o en un fallar de genes,
yerra la madre o yerra su progenie,
alguien yerra de su lado mas su vergüenza no adviene.

Hay que hacerla perder el cuidado
y que borrar desee la longitud de su mancha.

 

 

JOSÉ, EL PADRE:

Arde quema,
arde quema la desgracia
y este no poder decir lo querido
ni ansiar lo deseado.
Arde quema,
arde quema que este hijo extraño ni juntar los ojos
pueda en mí, su padre. Arde quema
la ira negra que despierta
la compasión que despertamos.
Duele hiere la desgracia de verle tan silente
y dado al baile
en esa una extremidad torpe e menguada.
Duele hiere duele hiere irse a se acabar tan lejos
porque el hombre no perdona cuando suya es el hambre
y yo hambreado me hallo de retoño y satisface.
Jode mata
jode mata este vaivenir por los pasillos
del hospitalario humeante donde somos protagónicos
del fenómeno donde somos núcleo y sino
de una embestida desesperante:
No podríamos entender estas formas, señor,
nuestra escuela nos educó en un solo alfabeto
ese que no excusa la novedad de otros idiomas,
no tenemos, señor, capacidad para amar la diferencia,
venimos lanzados a compadecernos de improviso
frente a todo lo que No
se corresponda con el rigor de las convenciones,
no podemos amar la inexactitud ni el caos de natura,
nos vinimos a llorar la noche entera
por comprar los ideales d’este estrato del mundo.
No puedo, señor, hacerle frente al hijo muriendo,
ni a mi centro fallando.
No puedo decir mío este hijo que ya no es hijo
ni puedo, señor, verter mi apellido en un deseo congelado que ya no es mío.

Un hijo bastardo es un padre con miedo
y esta, señor, es la reiteración de una constante
paupérrima, latina y zozobrando.

 

 

BEBÉ SIRENOMÉLICO
ERRANDO EL LIMBO:

“¿Oís podrirse los duraznos en el granero,
al atardecer, mientras las fechas del reino
caen de los tronos
y el viento las amontona, las dispersa y olvida?
Yo pienso en el gusano.”[1]

 

[1] Eduardo Anguita. De Venus en el Pudridero.

 

* * *

 

JORGE CID: Profesor de Español de la Universidad de Concepción. El año 2002 obtiene el Primer Premio en la categoría Poesía en el “Concurso Poesía, Cuento y Ensayo para Estudiantes de Enseñanza Media” organizado por la Universidad Católica de la Santísima Concepción. El año 2003 participa como jurado en el “Concurso de Antipoesía para Estudiantes Universitarios”, organizado por el Colectivo Cultural La Sapienta de la Universidad del Bío-Bío. El año 2005 obtiene el Premio Único en el certamen nacional “Juegos Florales Gabriela Mistral”, organizado por la I. Municipalidad de Santiago. El año 2006 obtiene la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura por su proyecto de escritura poético titulado “Abigeato”. El mismo año es invitado a las VIII Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana de Estudiantes (JALLA-E) organizadas por la Universidad del Valle ubicada en la ciudad de Cali, Colombia, donde expone sus trabajos en el área de Creación Literaria. Además es invitado a participar de una antología binacional titulada “Voz de Jaguar, Vuelo de Cóndor” que reúne textos de poetas chilenos y mexicanos. El año 2007 es invitado a las IX JALLA-E organizadas por la Universidad Nacional de Educación ubicada en la ciudad de Lima, Perú, donde expone sus trabajos en las áreas de Creación Literaria y en el eje hermenéutico Discursos Canónicos Latinoamericanos. El año 2008 es seleccionado como Asistente de Español para el Gobierno Francés en el marco de un programa de cooperación entre El Ministerio de Educación, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y la Embajada de Francia en Chile. El mismo año, el Fondo de Apoyo a Iniciativas Culturales de la I. Municipalidad de Concepción premia su proyecto de publicación “Bebé sirena, Hombre elefante” financiándolo íntegramente. Además, ha sido invitado a numerosos encuentros de escritores y lecturas poéticas realizados en diversas ciudades de Chile, mientras que en el extranjero ha realizado lecturas en países como Perú, Colombia, Argentina, España y Francia. Sus poemas han sido publicados en múltiples antologías y medios electrónicos. Actualmente se desempeña como Profesor de Español en la Universidad de Bordeaux, Francia.


 

 

 

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BEBÉ SIRENA
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