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Trakl y la poesía del ocaso
Grodek (antología) Georg Trakl (Traducción de Juan Carlos Villavicencio). DscnTxt Editores, 2014. 206 págs.

Por Pedro Pablo Guerrero
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio. 30 de Noviembre de 2014


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Tenía apenas 27 años cuando se indujo un paro cardíaco. Con una sobredosis de cocaína, sustancia que no le era desconocida, Georg Trakl puso fin a su vida el 3 de noviembre de 1914. Después de la batalla de Grodek -actual Horodok, Ucrania-, en el frente de Galitzia, el poeta y farmacéutico que servía como teniente sanitario del ejército austrohúngaro, intentó dispararse un tiro pero fue detenido. Víctima de una crisis nerviosa, lo trasladaron al hospital militar de Cracovia, donde se mató. " Dementia precox ... suicidio", escribieron en el parte médico. Su hermana Gretl se pegó un balazo tres años después.

"A Trakl lo mató, moralmente, la guerra del 14. (...) Su vida fue un constante proceso de destrucción; su único amor fue su hermana Gretl, 'bella, salvaje, tenebrosa'. En su universo poético no se encuentran evocaciones de lo real, sino visiones misteriosas, con símbolos herméticos que se refieren al destino del hombre", escribió el poeta Humberto Díaz-Casanueva en 1984.

Wittgenstein dijo de su poesía: "No la entiendo, pero su tono me deslumbra". Rilke la consideraba "un objeto de existencia divina", mientras que Heidegger, según Díaz-Casanueva, "la desentraña en forma admirable y le encuentra su hilo conductor para aliar el mensaje de su poesía con el surgimiento de una nueva belleza más auténtica mientras más dolorosa. Considera que en él surge una premonición de aquello a lo cual puede llegar el hombre occidental".

Díaz-Casanueva no fue el único chileno admirador de Trakl. Alfonso Alcalde hizo una versión de "Ein Winterabend". Rolando Cárdenas leyó a fondo su obra. Jaime Huenún hasta tituló un libro de poemas Puerto Trakl, en 2001. Al año siguiente, Armando Roa Vial y Francisco Véjar editaron el volumen Georg Trakl. Homenaje desde Chile (Universitaria), con poemas seleccionados y traducidos por Sven Olsson-Iriarte.

El poeta Juan Carlos Villavicencio (1976), autor de la antología crítica Nostalgia de la Tierra, de Jorge Teillier (Cátedra, 2013), descubrió a Trakl en los textos del poeta lautarino, pero no leyó un poema de Trakl sino hasta 1998, cuando estudiaba literatura en la Universidad de Chile. Durante un encuentro iberoamericano, el poeta y editor mexicano Víctor Manuel Mendiola trajo algunos libros que publicaba en El Tucán de Virginia, entre ellos En camino (1998), antología de Trakl a cargo de Marco Antonio Campos.

Villavicencio tradujo por primera vez a Trakl en 2008: "En la revista electrónica Descontexto, que hacemos con Carlos Almonte, mi socio en Descontexto Editores junto a Fernanda Toro Baltera. Desde que en 2006 nos pasamos del formato papel al blog, subimos un texto al día: un poema, un ensayo, una entrevista, un cuento, etc. Empecé a traducir a muchos autores, incluso a hacer versiones cuando no dominaba el idioma original, y entre ellos se asomó Trakl. Después nos conocimos con el poeta argentino Hugo Mujica y a él le gustaron tanto mis traducciones que el proyecto se avizoró atractivo, hasta que este año, cuando nos encontramos en el Festival de Poesía de Granada, me decidí a concretarlo, conmemorando los cien años de la muerte de Trakl".


¿Por qué una nueva traducción de los poemas de Trakl al español considerando que hay tantas?
— Trakl es uno de mis maestros literarios, por lo que esto fue primero un gusto que me di. Además, creo que siempre debe estar a mano en nuestras bibliotecas y librerías. Revisando diversas traducciones de Trakl al español consideré que bien valía la pena hacer una antología que me dejara más tranquilo. Y, humildemente, creo que lo conseguí.

¿Cuál fue tu criterio de elección, considerando que hay poemas con distintas versiones del propio autor y varios publicados de manera póstuma?
— Siempre me quedé con la versión final, lo mismo que hice con Teillier en Nostalgia de la Tierra. Si el poeta llegó a un punto, no tiene sentido presentar versiones anteriores, a menos que sea en un ánimo filológico y bien esclarecido. En cuanto al criterio de elección, mi tendencia es a publicar lo que considero sobresaliente.

La afinidad de Teillier y Trakl es tan evidente que hasta le dedica un poema en "El molino y la higuera". ¿Has logrado establecer cuándo el lautarino descubre su poesía?
— En Conversaciones con Jorge Teillier (1993), de Carlos Olivárez, dice que lo lee por primera vez el año 1959. Luego, el primer registro que tenemos de Teillier refiriéndose a Trakl es el artículo que escribió para "El Mercurio" en febrero de 1962 titulado "Georg Trakl: el profeta de Occidente". Teillier comparte con él las temáticas de la infancia, el entorno natural, la visión existencialista de la caída del hombre, si bien el chileno guardaba una nostalgia de futuro, acaso aquel posible retorno a una edad de oro, que Trakl no podía ver.

¿Compartes la observación de Hugo Mujica ("La Pasión según Georg Trakl") respecto de que el tono de Trakl es el de melancolía del ocaso y, por extensión histórica, la del ocaso de Occidente?
— Hay, evidentemente, una caída que no cesa en Trakl. Su propia vida y el declive de una civilización son dos aspectos de una misma moneda reflejados en su poesía. La angustia sobre la existencia es la que marca cierta sensibilidad de esa época, como se ve también reflejada en otros escritores y artistas de ese tiempo luego del cambio de siglo. Creo que como poeta uno es prisionero de sus propias obsesiones, lo que es rastreable en todo buen escritor, finalmente. El imaginario de Trakl está dado por lo mismo: su visión de mundo está inmersa en el paisaje que nos comunica, que es el contexto de su infancia y de su Austria natal. Y, claro, su naturaleza oscura atraviesa toda su obra, como su vida misma.

¿Por qué elegiste el poema "Grodek" para titular la antología?
— Es tanto el último que escribe Trakl, como uno de los puntos más altos de su poesía. En él se reúnen varios tópicos de su obra que, a mi gusto, están trabajados soberbiamente. No hay que olvidar además que, tras la batalla de Grodek, Trakl sufre la crisis nerviosa que desembocaría en su suicidio, por lo que dada la relevancia del término me pareció adecuado llamar así a la antología.

 

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'Grodek': tres poemas de Georg Trakl (traducción de Juan Carlos Villavicencio)

Publicado en https://liberoamerica.com/ 20 de Octubre de 2017



Las versiones de Juan Carlos Villavicencio a los poemas de Georg Trakl (1887-1914) en la antología Grodek,  libro bilingüe publicado por la editorial chilena Descontexto (2017, segunda edición), son un refresco de un poeta siempre actual, como lo es la obra del escritor austriaco que se suicidó un 3 de noviembre con una sobredosis de cocaína.

Al leer ―y disfutar― esta impecable traducción chilena, percibimos la sutileza del lenguaje de Tralk: sus respiros, sus silencios, sus pausas, su sensibilidad, el ritmo de unos versos que miraron la guerra y al dolor humano de frente, a los ojos.

 

Otoño transfigurado

Tremendo termina así el año
con vino dorado y frutos de los huertos.
Alrededor callan maravillosos los bosques
y son compañeros del solitario.

Entonces dice el campesino: Está bien.
Ustedes largas y leves campanas del anochecer
den todavía un ánimo alegre hacia el final.
Una bandada de pájaros saluda mientras migra.

Es el apacible tiempo del amor.
En la barca descendiendo por el río azul
―qué hermosas las imágenes se alinean―
todo se hunde en calma y en silencio.

 

 

Un anochecer de invierno

Cuando cae la nieve en la ventana,
largo rato resuena la campana del anochecer,
para muchos está preparada la mesa
y bien provista está la casa.

Más de alguno en la caminata
llega por oscuros senderos a la puerta.
Florece dorado el árbol de la gracia
por la fresca savia de la tierra.

Entra en silencio un caminante;
el umbral se petrifica de dolor.
Y resplandecen en pulcra claridad
sobre la mesa el pan y el vino.

 

 

Ocaso

                               A Karl Borromäus Heinrich

Por encima del blanco estanque
han emigrado los pájaros silvestres.
Al anochecer sopla un gélido viento desde nuestras
estrellas.

Por encima de nuestras tumbas
se doblega la quebrantada frente de la noche.
Bajo los robles nos mecemos en una barca de plata.

Siempre resuenan los blancos muros de la ciudad.
Bajo arcos de espina,
oh, mi hermano, trepamos como manecillas ciegas
a la medianoche.




 

 

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Grodek (antología) Georg Trakl (Traducción de Juan Carlos Villavicencio). DscnTxt Editores, 2014. 206 págs.
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Publicado en Revista de Libros de El Mercurio. 30 de Noviembre de 2014