Antología.
La poesía del siglo XX en Chile
Visor, 2005
Julio Espinosa Guerra
Por José Luis Gómez Toré
literaturas.com Junio 2006
Como señala Julio Espinosa en
su esclarecedora introducción, la relación de la poesía
española con otras tradiciones líricas en español,
como la chilena, no puede describirse ni mucho menos como un diálogo
fluido. El conocimiento a menudo superficial de la poesía hispanoamericana
ha privado con excesiva frecuencia al lector (y al escritor) español
del contacto directo con una más que estimable producción
lírica que no puede limitarse a los nombres más conocidos,
como Paz, Vallejo o Neruda. Por ello, resulta especialmente oportuna
la publicación de una antología como ésta que
nos permite acercarnos a la escritura de veinte poetas, nacidos entre
1914 y 1956.
El antólogo ha querido abrir su libro con cuatro precedentes,
que constituyen la tradición de la que se nutren los poetas
posteriores: Nicanor Parra, Gonzalo Rojas, Enrique Lihn y Jorge Teillier.
De estos, los dos primeros han sido los que han tenido una mejor fortuna
editorial en España. Sin embargo, el lector español
de poesía no debería permitirse el lujo de desconocer
a Lihn y a Teillier, dos excelentes poetas. Significativamente, no
aparece Neruda, no sólo porque es un autor sobradamente conocido
en nuestro país, sino por lo que, a mi modo de ver, constituye
una razón más determinante: la escritura chilena parece
en buena medida un intento de escapar a la influencia nerudiana, a
la voz torrencial del poeta de Isla Negra (digamos de pasada que tampoco
encontramos otros nombres célebres como Gabriela Mistral, Vicente
Huidobro o Pablo de Rokha, todos ellos nacidos en el siglo XIX pero
cuya obra se desarrolla en el XX).
El lector que no se haya acercado nunca a los cuatro grandes de las
letras chilenas con los que Espinosa inicia su antología tiene
ahora una oportunidad para descubrir cuatro voces muy diferentes entre
sí pero que muestran asimismo significativas coincidencias.
No es la menor importante de ellas la capacidad para echar mano del
lenguaje coloquial cuando así lo requiere el poema, si bien
esa escucha de la oralidad adquiere matices diferentes en cada uno
de ellos. Quizá no resulte exagerado decir que la poesía
hispanoamericana en general y la chilena en particular ha sabido asumir
con más naturalidad el coloquialismo que la poesía española.
Y hablando de naturalidad, tal vez también habría que
convenir que la poesía hispanoamericana ha mantenido una relación
menos conflictiva con las vanguardias, que se han sabido leer como
una tradición imprescindible para el arte del siglo XX (y que,
en caso concreto de Chile, han derivado en una Neovanguardia en el
último tercio del siglo).
La segunda parte de la antología, la más amplia, se
abre con Oscar Hahn, poeta de variado registro que sabe conjugar la
tradición poética con la antipoesía de Parra,
la imagen sorprendente con el giro coloquial, la mirada política
sobre la realidad con el más intenso erotismo. Nos encontramos
asimismo nombres como Juan Luis Martínez, un poeta de referencia
para los neovanguardistas a pesar de la brevedad de su obra, o como
Manuel Silva Acevedo, autor del inquietante Lobos y ovejas,
libro que nos sumerge en la violencia de lo cotidiano. Aparece también
la voz aparentemente distanciada de Raúl Zurita, en el que
la poesía (y la realidad) se convierte en un inquietante juego
de espejos, desde una fecunda lectura de las vanguardias. No falta
tampoco la poesía mapuche, representada por Elicura Chihuailaf,
ni la lúcida confusión de planos, de tiempos y espacios
de Tomás Harris, que refleja no sólo la compleja realidad
chilena, sino también el desconcierto ante el mundo contemporáneo.
A estos nombres se suman muchos otros, hasta completar los veinte
que conforman el volumen: Omar Lara, Waldo Rojas, Elvira Hernández,
Verónica Zóndek, Alexis Figueroa, Cecilia Vicuña...
Julio Espinosa, en esta recomendable antología, nos permite
conocer mejor una poesía que no acaba, ni mucho menos, en Neruda,
y que ni siquiera puede explicarse a partir de la desbordante, y en
ocasiones abrumadora, escritura del autor del Canto general.