Alguna vez este reflejo tuvo nombre
y fue
Tomás: el testigo
de cómo les clavaron a tus hijos los huesos
a la carne
con un abrazo tan inútil a la luz de estas palabras
como
el saldo de sus lágrimas aún sin mutilar.
Mi dios fue una
vez más eso que brilla
aquello contenido por las grietas en tus manos
el
seno de una joven poco a poco entumecido
mientras los hombres volvían
a sus casas
ofreciéndonos muñecas por los muertos
para olvidar
que negociaron el silencio junto al hambre:
el perdón en cada línea
acuchillada en la pared.
El día en que se llevaron a los niños
las
horas fueron ríos de mujeres enlutadas.
KERIGMA
Cuando
ya había pasado lo peor
alguien ofrece un segundo nacimiento,
incapaz
de resistirlo comenzamos a vivir de nuevo
la condena que nos une por alianza
con el padre.
Comenzamos a vivir por La Palabra
escondidos bajo el sol
que daba tiempo para todo,
recibimos el alma, la palabra alma
como un alimento
imposible de tragar:
un mismo cuerpo tantas veces consagrado
al cariño
de una madre sonriente
a un amor tan digno de escupírsele a la cara:
los
huesos saltaron de la infancia a la vejez
con un segundo nacimiento pero una
sola muerte
amarrada a mi cintura
escrita con vergüenza en el ombligo:
las
palabras más hermosas no hablaron con verdad
ni la palabra luz pudo
partirnos la cabeza.
ANUNCIACIÓN DE
TOMÁS
Todas las noches ocurre lo mismo:
me duermo en el intento
de olvidar
cómo nuestro pecho se abrió a la misma hora
en
que las líneas de una mano se quedaron en tu rostro,
y mis ojos, ocultos
por la duda
anticipaban el inicio del otoño en nuestra casa.
En
todos mis sueños ocurre lo mismo:
un niño me despierta a media
noche
con sus manos apretadas y los ojos fijos en mi frente
me despierta,
se hace parte de mis dedos
cada día más abajo en lo profundo:
mi señor, mi dios
dije alguna vez mientras mordía tu cabello
congelado,
como estatua de yeso escondida en un cajón.
Despierta, madre mía,
y
ayúdame a contar los pasos de la extinción sobre tu cuerpo,
en
espera de un anuncio que no me atrevo a descifrar:
creí que tu herida
sería suficiente
y me ocupé de repartirla por el mundo.
LUZ
DE FONDO
Por fin aquella espada atravesó tu corazón
y
los descalzos que se agolpan a estas horas pueden declararte reina,
dirán
que estabas bella hasta el último respiro
abandonado ya el peso de tanta
piedad entre las manos, lo siento
no pude esperar hasta bañarte los
cabellos
tu belleza me confunde al igual que la esperanza
ahora recostada,
por extraña razón, con luz de fondo:
yo debí ser ese manto
rojo sobre tu vientre hinchado
la fe que no querías al final de los
pasillos
pero he llegado tarde
cuando estabas ya preñada por la muerte.
¿Me
dejarás sentir tu aliento a través de las cortinas
hoy, que estás
ahogada por nuestras propias oraciones
o seré yo quien exhale este lamento
mientras besan tu retrato?
María
toda la fe del mundo
si sólo
se tratara de María.
FALSO TESTIMONIO
(Para
tiempos de cosecha)
Ahora hermano que has entrado aquí
te
contaré todo lo que desde el comienzo he pretendido
a partir de este
momento vas a ser mi confesor, y tu visita
el perdón de mis pecados.
Te
enseñaré a mirar la cara de los que no están pero no se han
ido
que mi dios se entrega en nuestra mesa como una anciana
...
.. .. . devorada por sus gatos
te diré cómo quise retardar
de alguna forma tu llegada:
hermana, esto va a dolernos por igual a los dos.
(…)
Supongamos
que se te caen los dientes
y aún así parece que sonríes
tuerces
la cabeza en señal de compasión
frente al espejo lustras tus
encías con la lengua, supongamos, o los dedos
imitando el sonido de
tus dientes al caer
supongamos que a partir de mañana saldrás
por los caminos
sembrando la mentira, supongamos, la más bella mentira
y
se te caen los dientes y la cara de vergüenza
supongamos por un segundo
que te creo
y me siento a esperar el tiempo de cosecha
supongamos que mientras
espero me pongo a enumerar los males
... .. .. de
este mundo
supongamos que has sembrado la más cruel de tus mentiras.
(…)
Cercado
por los muros de todo lo ya dicho
en tu nombre, ordeno uno a uno
los argumentos
que me esfuerzo en olvidar
pues sería fácil reemplazarte por
la imagen
que mis hermanos han hecho de ti:
el único amor del cual
escojo hacerme hijo.
Tarde y todo, aquí me tienes
para decirte
que sólo estás dormida
que las hojas en tus manos son y no son
el anuncio de tu muerte
aquí estoy
como si pudiera borrar con mi
llegada la culpa y la sentencia
y pedirte que no les hagas caso
sólo
estás dormida
yo voy a ser de nuevo el ángel
y estas hojas
otra vez los días que te faltan
no me puedes haber dejado solo
te
voy a echar tanto de menos:
eres hermosa, vas a vivir
eres hermosa…
(…)
Soy
testigo
de que la culpa no se rasga como el fruto
que compartir un destino
es irse a la huesera tomados de la mano
con todo lo que me cuesta salir a la
calle
en días calurosos cuando sofoca hasta el sonido de los árboles
moviéndose
al compás de los vehículos
todo lo que me cuesta soportar el
ruido de la carne en la mañana:
filas inmensas metales brillantes como
uñas de algo en la oscuridad
todo lo que duele caminar por una calle
por
columnas repletas con nombres embutidos de ojos parpadeando
como última
señal en la ventana de los túneles:
el mundo es un cajón
con flores
y relleno de cenizas.
(…)
Y si de tanto pensar en ti
me
olvido de estrechar con devoción la mano de mi prójimo
y no tengo
el valor para decirle: hoy te quiero hablar de la esperanza
de cómo
brilla cada día la belleza en este mundo
bajo los puentes en un sótano
fiscal
de qué manera corre en fuga y brilla por pasillos apestados con
enfermos:
En el cariño de los perros que se lamen las heridas:
un
niño le saca los piojos a su hermano
y lo esconde de los hombres con
boca y orejas de chacales.
En el beso más ardiente
las manos de mediocres
empleados que fornican
entre archivos polvorientos donde se contabiliza la
tristeza.
En la voz del moribundo
que reza por los que agonizan a su lado,
en los ojos
de esa enferma que recuerda su cruz y me sonríe.
(…)
¿Me
atreveré a conversar con los vecinos?
¿Daré consejos a
los jóvenes, dulces a los niños, amor a mi compañera?
porque
estoy sinceramente cansado
del despertador de lamentarme por las grietas en
la espalda
de escribir cartas que son siempre despedidas
del teléfono
y mensajes cariñosos después de la señal
de películas
malas cansado de taparme los poros con frituras
cansado de hablar sobre la
vida
las promociones del mercado enumeraciones propias y ajenas
que quieran
venderme hasta los dientes
mujeres derrotadas calculadoras ingenuas brillantes
y falsas como árboles
... .. .. de navidad
¿Me
atreveré a luchar por alguna
a ser digno de su cuerpo
penetrarla
con rabia y prolongar en ella el sentido de la vida
o vengarme en ella por
una suma de desgracias, me atreveré
a llegar cansado del trabajo de
las cuentas a ver televisión con un cuerpo
...
.. .. enfriándose a mi lado, me atreveré
a adornar mi
soledad con figuritas de madera o porcelana
regar el pasto, cortarme el pelo
y salir con un par de hijos en los brazos
como prueba del amor sobre la tierra?
(…)
Las
satisfacciones son muchas por un tiempo, tú lo sabes
esas dulzuras,
pequeños tesoros escondidos que el mundo fecunda
...
.. .. esperando tu llegada:
la sonrisa de una muchacha, cómo
caes de sus ojos a sus piernas
mientras se baja de la micro,
esa amabilidad
injusta de algún empleado obligado a practicarla
el beso al aire del
obrero
que pone tus pechos más firmes y tu trasero más redondo
esa
risa de los niños
que unida a la de otros resulta insoportable
cuando
mandas despótico y obedeces servil, ahí
en ese punto exacto entre
La Humillación y tu humillación, ahí estoy
...
.. .. poniendo el dedo, ahí soy testigo
de las pequeñas
cosas que te provocan un placer malsano
ahí cuando castras a tus hijos
con ternura
y amamantas en secreto a tu vecino
cuando llevas el mundo entero
entre las piernas como una ramera dolorosa
en ese punto en donde todo tiene
una explicación completamente
... .. .. razonable
ahí
estoy, en este punto
escupiéndote a la cara y abrazándote.
(…)
Cuando
llevas la enfermedad del lupanar hasta tu casa
y tus hijos no lo saben
porque
eres la mejor mamá del mundo
porque eres el mejor papá del mundo
y
nadie tiene que enterarse cuánto odias saludar por las mañanas
ni
que alguien te encerraba por las noches
y escuchabas gritos golpes platos rotos
y
llorabas como ahora, sola o solo con vergüenza.
Cuando llevas la comida
del mercado hasta tu casa
y eres buena porque la comida es buena
y eres
bueno porque no le debes nada a nadie
en silencio piensas que alguien debería
darte una medalla
por soportar de pie y con los ojos cerrados
todo el peso
de tu mundo:
eres bueno porque la comida es buena
eres todo lo bueno que
la comida puede ser.
(…)
Pero la dulzura se apaga
y te vas a quedar
con lo que puedas apretar en una mano:
el nombre de la mujer amada
esa foto
del novio que al final nunca te quiso
la que pones en tu pecho como si él
fuera tu insignia o tú fueras
... .. .. su
currículum
un cheque, porque trabajas en un banco en una financiera
porque
... .. .. ya sólo sonríes
al cliente
porque la plata no es tuya porque intuyes que tu vida tiene un fondo
... .. .. muy dudoso,
tus monedas para llegar a
casa, cuando es tarde, y llueve
y lo sabes: alguien te espera
la rabia cuando
hablas con tu esposo y él sólo te dice sí con la cabeza
y
mira como a través de ti, pero tú sigues hablando, sigues ahí,
... .. .. en ese punto
cuando quieres que alguien
te fornique con violencia
cuando darías tu vida porque ella se callara
y desnuda te pidiera más
más de eso que te sobra y no conoces
eso
que ignoras y yo puedo ver en ti, brillando.
(…)
Escuchas gritos golpes
platos rotos
alguien pide ayuda al lado de tu casa
te escondes con ese orgullo
de estar vivo con tus pies sobre los otros
te escondes orgulloso debajo de
tu cama
tantos años que ya eres una cosa negra, durmiéndose ahí
abajo
un fantasma para niños asustado por la sombra en la cortina.
Alguien
que conoces grita
alguien que conoces golpea
hace temblar la madera alguien
que conoces salta encima de tu cama
... .. .. todavía
alguien
con nombre y apellido
alguien hace veinte o treinta años.
(…)
(¡Una
vida hombre! una vida en serio. con antejardín. un par de hijos o mascotas.
una vida para el orgullo familiar. con vecinos. carne asada los fines de semana.
sopaipillas cuando llueve. frutas frescas cuando hace calor. con dinero para una
vejez sin humillaciones. algunos hobbies. un par de vicios socialmente aceptados.
una vida en serio. alguien útil en una isla desierta).
(…)
Hermano.
te espera todo el tiempo del mundo bajo el sol. y en ese tiempo hay despertares
tristes. cuando las pesadillas son sueños hermosos. en que la mujer amada
vuelve. los paisajes se repiten. y tus ojos son los ojos de un anciano. ciego
de promesas.
Despertares tristes. por sueños en que le encuentras
a la pena más sentido. y no hay ganas de echar nada a perder. tan tristes.
que te quitan el impulso de las lágrimas. sueños que son de uno.
y en ellos. los hijos de otros. las cosas de otros. los deseos de otros son de
uno. y uno es feliz. y te despiertas con un sabor amargo en la garganta.
Hay
días bajo el sol. mi hermano. en que todo es un solo desierto. de corazones
duros como piedras. y la palabra dios es una piedra. y la palabra madre es una
piedra. pero hay piedras que traen ríos dentro. y en mi casa las piedras
son vertientes. y puedes visitarla cuando quieras.
Hay días para
todo. hermano. días en que los dueños de la tierra atravesarán
tu corazón. días con campanas sin badajo. en que las estatuas son
tragamonedas. para hacer volar gorriones y castillos. con arena. 12 gorriones.
7 castillos. hay días en el mundo. en que los niños crecen al amparo
de fantasmas. y la mitad del mundo engaña. y la otra se desvela por justificarlo.
Hay
despertares horrorosos. pero no quería decirte nada de eso.
Yo quería
hablar de la esperanza. y de lo solos que nos vamos a quedar.