El poeta chileno de origen mapuche Jaime Luis
Huenún, ganador del Premio Pablo Neruda 2003, presentó
su obra en Londres.
Huenún es autor de los poemarios "Ceremonias"
(1999) y "Puerto Trakl" (2001). Recientemente, editó
la antología "20 poetas mapuche contemporáneos",
en español y mapudungun, y está trabajando en un nuevo
libro, "Reducciones". Aprovechamos que estaba de paso por
la capital británica,
invitado a leer su poesía en el Instituto Cervantes, para conversar
sobre su obra y sobre la cultura mapuche.
¿Cuándo empezaste a escribir poesía?
Desde pequeño. Empecé seriamente a escribir poesía
a finales de la adolescencia, entre los 18 y los 20 años. Todo
esto en el sur de Chile, con la presencia tutelar de poetas como César
Vallejo, el mismo Pablo Neruda, poetas que en ese instante hacían
huella en la poesía del país.
¿Siempre tu poesía estuvo vinculada a
la cultura mapuche, a la cultura del sur del país?
Mi poesía, digamos, estaba atravesada por todos los temas interculturales
del sur de Chile.
Es una zona donde se cruzan ciertas culturas europeas colonizadoras,
como la cultura alemana, la cultura criolla de los chilenos que llegaron
a asentarse en esas tierras y las culturas originarias, en este caso
la sociedad y la cultura mapuche huilliche. Estas tres vertientes
poblacionales, culturales, han convertido a la región en una
zona de intensa interculturalidad, en lo histórico, en lo artístico,
en lo antropológico.
¿Creciste en la ciudad o en el campo?
Yo crecí en la ciudad. Crecí en las zonas periféricas
de la ciudad de Osorno. Gran parte de la población mapuche
hoy día vive en la ciudad, un 70% de la población mapuche
censada en el país. Esto ha provocado que temas como el idioma
se hayan perdido en algunas zonas del país mapuche. En mi caso,
como miembro de la sociedad mapuche huilliche esto ha sido mucho más
notorio. Somos tal vez el grupo más aculturado por la invasión
española de 1793, en que se impone una mirada del mundo, de
un tipo de sociedad que avasalla y termina con los elementos culturales
propios, ya por esas fechas.
En tu libro "Puerto Trakl" hay un verso que
dice "Perdí mi idioma en la costa ceniza de Trakl".
Y yo pensé, la primera vez que lo escuché, que era,
de cierta forma, un reflejo de lo que te pasa, ¿no?
Claro. Este libro pretende ser una especie de metáfora
de la situación cultural que vive un país como Chile
que está, con toda su alma, ya metida en un intento por convertirse
en un país del Primer Mundo. Es decir, vendiendo el alma, prácticamente.
Eso provoca una especie de orfandad existencial, política,
territorial, que es una orfandad que vive la población indígena
del país. Ese verso de alguna manera, refleja también
estas pérdidas, todas estas situaciones problemáticas
que hoy día afectan a la sociedad indígena en Chile.
¿Crees que la poesía pueda ejercer algún
tipo de función de recuperación?
La poesía que está siendo escrita por poetas de origen
mapuche está realizando esa labor, una labor de rescate de
la memoria de la historia no oficial, de la geografía, de los
espacios territoriales, de la cosmovisión ancestral, adaptándose
y actualizándose a los tiempos contemporáneos. Uno de
los elementos que se está tratando de recuperar, con fuerza,
es el idioma. Y hay varios poetas hablantes del mapudungun, naturalmente
hablantes de este idioma, que escriben en sus dos idiomas, en el mapudungun
y hacen versiones en español.
¿Cómo crees que la naturaleza está
marcando a la poesía mapuche actual?
El elemento natural es parte sustancial de la visión de vida
y cultural mapuche. Hay un contacto pleno con el medio natural, con
el entorno, en términos de cultura ancestral. Y el mapuche
tiene mucho respeto por la naturaleza que lo rodea. Es decir, todo
el mundo espiritual mapuche está vinculado a la naturaleza.
Parte de esta visión sacral de la naturaleza se transmite a
los poetas. No se entiende la cultura mapuche sin esta vinculación
porque ya "mapuche" significa "gente de la tierra".
¿Esta obra que están haciendo se lee
en las zonas de donde ustedes provienen, digamos las personas mayores
que viven ahí y sólo hablan el mapudungun la están
escuchando? Aún cuando, durante todo el siglo XX, poetas
mapuches escribieron sus libros y se publicaron, no tuvieron ningún
eco a nivel literario ni a nivel de aparataje cultural en el país,
por toda la discriminación y por todo el problema de fricción
cultural que existía.
A fines de la década de los 80, con la aparición
del libro de Lionel Lienlaf que se llama "Se ha despertado el
ave de mi corazón", empieza a desarrollarse todo un movimiento
literario que hoy día tiene más de 50 cultores. Entre
ellos hay poetas muy importantes, como Elicura Chihuailaf, como Lorenzo
Ayllapán, y el surgimiento también de muchas voces femeninas,
de muchas mujeres poetas. No ha habido todavía un contacto
estrecho con la comunidad mapuche. Esto, porque se ha tenido que negociar
con el poder cultural chileno e instalarse primero en estas esferas
para, yo creo, luego tener este contacto con las comunidades mapuches
propiamente tales.
El pueblo mapuche no sólo reside en Chile, también
cruzando la cordillera, en la parte argentina hay una amplia población
mapuche. Y muchos de ellos están tratando de hacer lo mismo,
están tratando de recuperar el idioma...¿Tienen ustedes
algún tipo de contacto con esas comunidades?
Hay un contacto que está en crecimiento. Pero yo diría
que hay una cosa mucho más profunda: la gente mapuche del Puel
Mapu, es decir de "la tierra del este", Argentina, y la
gente mapuche de la zona de la Araucanía, Temuco, IX Región
de Chile, han tenido permanentemente contacto. Porque siempre, históricamente,
el mapuche viajaba hacia la Argentina, hacia el Puel Mapu.
Era un viaje iniciático, un viaje casi ritual, donde el mapuche
chileno iba a negociar, a buscar caballos, incluso a casarse a la
Argentina. Esta realidad cultural se mantuvo durante todo el siglo
XX. Por lo tanto, hoy día hay muchos mapuches chilenos que
tienen familia en Argentina. A nivel de organizaciones, se están
dando ciertas comunicaciones y ciertos vínculos, a nivel político
también.
¿Crees que hay algún peligro de que el tema mapuche,
la cuestión étnica, se convierta en un límite
del cual después no se pueda salir?
Creo que siempre estamos con ese tipo de presiones, con ese tipo
de espada de Damocles.
De alguna manera, los temas indígenas hoy día tienen
una repercusión nacional e internacional, en el sentido de
que hay una búsqueda de lo nuevo, de lo diferente, de la otredad,
dondequiera que ésta se encuentre, lo cual tiene un elemento
positivo y un elemento muy nefasto. El elemento positivo es que se
permite que estas culturas manifiesten sus expresiones y que sean
consideradas por las culturas dominantes, aún cuando sea en
el circuito del turismo o del exotismo.
Pero el elemento nefasto está en que es probable que estas
manifestaciones se queden solamente en lo folklórico, se queden
en los elementos convencionales, estereotipados de lo indígena.
Y creo que ahí está la lucha. Tenemos que intentar crear
una literatura, una poesía, que se desvincule y que altere
esa situación, tanto el acomodamiento facilista a lo indígena
como a los elementos exóticos fácilmente vendibles en
un mercado ávido de elementos distintos.
¿Cómo ves el desempeño del Estado chileno
en la actualidad respecto al tema mapuche?
El Estado chileno, en general, digamos, ha tenido una relación
poco afortunada con los pueblos originarios de Chile. Han desaparecido
pueblos enteros en Chile y eso es un drama no superado.
Hay un vacío, una ausencia, en la trama de la sociedad chilena
que ninguna política va a poder reparar. Eso ha desembocado
en tragedias lamentables, que hoy día alimentan la memoria,
el resentimiento, la búsqueda de una solución radical
a los problemas.
Hoy por hoy, el Estado ha tenido una apertura, tanto a nivel de burocracia
estatal, en donde se han instalado personas de origen mapuche en las
reparticiones públicas del Estado. También a nivel cultural,
la poesía mapuche, por ejemplo, es muy reconocida en Chile.
Pero diríamos que estos son elementos que forman parte más
bien de un deseo, del deseo de mejorar, pero no de una política
muy profunda al respecto.
Decías en tu charla en el Instituto Cervantes que estás
escribiendo un nuevo libro.
Así es. Estoy escribiendo un nuevo libro que lleva por
título "Reducciones", precisamente aludiendo a los
retazos de tierra a donde fueron conducidos los mapuches derrotados
a fines del siglo XIX, y que es el espacio donde se desarrolla hoy
día la vida comunitaria mapuche campesina.
Pero estas reducciones están amplificadas también al
mundo simbólico: estas reducciones, estos fragmentos de sueños,
estos fragmentos de utopía, fragmentos de memoria, estos vestigios
de una sociedad que trata fervientemente de mantener elementos de
su cultura ancestral, dentro de un presente azaroso, de un presente
frenético, de un presente neoliberal en Chile.
El intento de este libro es recuperar parte de esa memoria.
* * *
Cantos
Un notro es la mañana
donde habitan
los tordos.
Árboles fantasmas
en tu sombra
hay.
Honda vuela el agua
sobre el sol y el bosque.
Negra golondrina,
sales de mi sueño
y entras en la tierra
sin voltear.
Mariposas
en el cardo
que todos evitan.
Fuegos de montaña,
cenizas del sol.
Mediodía en mi
provincia.
Escribo mi poema
en las hospederías del bosque.
Los pájaros vuelan
y borran con sus cantos
lo que escribo.
Purrún*
Yo la miro
danza
canelo florecido lleva en sus manos
danza
sus pequeños pies llenos de tierra
danza
flores de ulmo y miel en su cabellos
danza
ríe y danza
bebe su muday
Yo la miro
yo no danzo
y el polvo que levanta el baile
me oculta
ante sus ojos
*Danza mapuche
Llamekan**
Sangre de golondrina, sangre
de mariposa
tenemos.
Los muchachos saben, los
hombres saben
y nos miran.
Escondidas en los bosques nos quedamos,
mojando la tierra,
mojando los arrayanes
y los helechos.
Sangre de golondrina,
sangre de cisne hembra
en los juncos y los arroyos.
Mujeres, niñas del sol,
escóndanse de los muchachos.
Mujeres, niñas del sol,
escóndanse de los muchachos.
**Canción antigua de las mujeres