La
pesadilla que nos rodea
Por
José Promis
Revista de Libros de El Mercurio, Domingo 3 de Noviembre
de 2006
Al comenzar la década
de los ochenta, Juan Mihovilovich instaló con su novela La última
condena una prosa de tonos intensos que revelaba un compromiso existencial
profundo con el proceso de la escritura, una suerte de entrega a la creación
que le confería una particular individualidad
en una narrativa de altibajos que tendía en esos años a debatirse
en equilibrios imaginativos de diversa orientación. Vinieron otros títulos
y después un periodo de largo silencio que terminó con la publicación
de Restos mortales en 2004 y ahora con El contagio de la locura.
La
intensidad narrativa que ofrecen textos anteriores no ha desaparecido del nuevo
relato de Mihovilovich. Su argumento es sencillo: tres días en la vida
de un juez de provincia, acostumbrado a la rutina matinal de pasearse por el pueblo
con sus dos perros. Pero no son tres días cualesquiera. Dibujan, por el
contrario, un camino pesadillesco en el filo donde se abrazan la normalidad y
la alucinación, el mundo de la cordura y el mundo de la locura, sólo
separados quizás, a nivel del lenguaje, por la voz del narrador básico
que va marcando con puntillosa minuciosidad el paso de las horas.
El día
cinco de mayo, en el momento de dictar una sentencia, el juez descubre, asombrado,
que el reo es un colibrí. A la mañana siguiente, después
de una mala noche, sus rutinas le conducen al interior de un mundo que ha perdido
completamente su cotidianidad, donde los gestos, las actitudes y los comportamientos
habituales de los habitantes del lugar sacan a luz su radical alteridad, la suya
incluida: patea y arroja al agua a sus perros, hasta entonces sus fieles y queridos
compañeros, al mismo tiempo que se convierte en el enemigo del pueblo,
asediado por evocaciones amenazadoras de sus otrora amistosos habitantes.
El
carácter reversible de la realidad late en el fondo de la kafkiana y laberíntica
experiencia del juez. Los valores y las convicciones son al mismo tiempo antivalores
y dudas; el libro llamado El contagio de la locura existe dentro del libro
escrito por Mihovilovich. La voz de un narrador que alternativamente se distancia
y se aproxima al punto de vista alucinado de su personaje confiere mayor credibilidad
a la sospecha de que la razón es también su opuesto y que la locura
es una forma de conocimiento. Estas no son intuiciones que nos sorprendan en la
literatura contemporánea, pero Mihovilovich ha logrado con ellas un relato
macizo en su brevedad, incisivo e intenso. Existen ciertas imágenes un
tanto débiles que provienen de estereotipos de las narraciones fantásticas,
especialmente las cinematográficas: los ojos inyectados en sangre de personajes
innominados; pero también hay excelentes juegos asociativos entre las percepciones
del personaje y las marcas de una posible realidad "verdadera".
En
síntesis, un meritorio relato que no defraudará a lectores que avancen
un paso más allá de la pura entretención.
EL
CONTAGIO DE LA LOCURA
Juan Mihovilovich
Lom, Santiago, 2006, 190 páginas.