OJO
TRAVIESO
Lilian
Elphick
Cuentos.
88 páginas. Mosquito Comunicaciones. 2007
Juan
Mihovilovich
-escritor-
"¿Tu
miedo se limita a mi vagina y al útero? ¿O temes también
a toda mi feminidad, a toda mi existencia de mujer?
-Una
cuestión personal- Kenzaburo Oe
Las figuras, humanas o no, se ven al trasluz en este libro de Lilian Elphick.
Pero, ¿qué figuras, las reales, las que proyecta su imaginación,
las que nos seducen desde otra u otras dimensiones, las que nos atosigan desde
ese lugar al que suponemos muerte?
He aquí unas claves entrelineas:
lo que soñamos es también lo que vemos a través de las vidas
que inventamos,
en las existencias que nos son ajenas, en las que nos aprisionan y deforman, en
las que nos divierten o entristecen a diario.
Y entre los signos e insinuaciones,
la nitidez de una visión femenina abarcadora, omnipresente, que se conduele
de su naturaleza, pero que a la vez la realza. (los estremecedores relatos Luna,
No pensar en nada, a guisa de ejemplo). O el dolor también activo
de una historia reciente que reconfirma la sádica perversión humana
de convertir a otros en fantasmas, en lúgubres espectros de su pobre y
efímera condición. (Auschiwtz, En algún lugar del
Cementerio General).
Claro, no es únicamente la tragicomedia
de un sino universal, sino también la fantasmagoría individual o
de las inaprensibles relaciones mutuas. (Agradecimientos, Ángulos del
amor imposible).
Es, entonces, la imposibilidad de encontrar un soporte
tan básico como el amor en su grado de pureza primigenia lo que nos hace
manotear como náufragos en la soledad con nuestros torpes intentos de absoluto:
…"Dame de comer, le pide la harapienta. Y el viajero del tiempo le regala
su sombra." (La que busca).
No hay en estas narraciones breves
espacio para la dilación: el texto ajusta su construcción interna
con urgencia y, paradójicamente, con reconcentrada emotividad que busca
en el lector su inefable confabulación, le exige su complemento, al tiempo
que éste fragua también sus propios dilemas, sus culpas, sus implícitas
obsesiones, su patética transitoriedad.
Y los motivos acucian
y trasgreden vertidos a partir de una energía femenina vital implícita
-sin aspavientos- que nos obliga a encogernos de nuevo, a acurrucarnos sin espacio
-ahora sobre el suelo- sintiendo como flashes los espasmos aún latentes
de nuestra antigua condición fetal. Y esos motivos bordean la tristeza
de la muerte, ascienden por los recovecos e intersticios del erotismo, paladean
la condición de las ausencias, aúllan como un lobezno destetado
antes de tiempo. (Círculos de Agua I y II amplían
el universo de dichas exaltaciones desde una bella y dolorosa perspectiva poética).
Un libro que oculta otros libros. Una dimensión que no es la única
que perciben nuestros limitados sentidos. Una prosa certeramente delineada que
bosqueja imágenes contrapuestas y nos exige a cada instante estar atentos.
Y a nuestro pesar -o por fortuna- al cerrar sus páginas nos queda la sensación
de una imperiosa relectura para continuar el intento de bucear en la insondable
belleza del alma femenina.