"Años
en el cuerpo" de José María Memet
Superficie
furiosa
Por
Artemio Echegoyen
La Nación, viernes 12 de mayo
de 2006
Desde su título, “Años en el cuerpo” anuncia
el desarrollo de una obra poética, pero también el paso
del tiempo en el organismo, que es también metáfora.
El cuerpo incluye el rostro (sesgado en la foto de portada por gafas
impenetrables), y alberga lo que llamaremos alma. ¿Ha variado
en el tiempo el alma (poética) de José María
Memet (1957)? La antología se nutre de seis libros publicados
entre 1974 y 2005, y termina con “Conversando con gusanos”, poema
inédito. “Mi padre es amigo de gusanos”, dice el primer verso
del poema final, y sigue:
“Frente a su tumba deposito el clavel
rojo
recién comprado a la vuelta de la esquina.
Nunca nos llevamos bien y la tierra está
sobre la tumba como si la muerte
fuera gorda.
Las flores llevadas por mi madre resplandecen. (...)”.
Por su parte, el poema inicial de este libro, titulado significativamente
“Mi padre”, es una sonda hacia la niñez:
“Cuando crecía (junto a mí)
crecía la pobreza
y las puertas se abrían solas
con sus chapas oxidadas
y mi padre con su moto celeste
se iba a su taller
a jugar a abrir un corazón que amaba (...)”.
Abrir y cerrar el volumen con imágenes del padre vivo y muerto
podría indicar una voluntad de identificación
reconciliada con los orígenes, una vez que los años,
o sea la experiencia social y personal, han dejado en el cuerpo su
huella no modificable, y el hablante lírico se da cuenta de
que, siendo ya más extenso el pasado que el futuro, uno es
lo que es. La vida no está ya en otra parte, sino adentro.
Esta posible interpretación no indica que la obra de Memet
esté cerrada, pero algo, quizás, ha concluido. Así
como las gafas oscurecidas y la expresión distante revelan
un ego (lo digo como entidad, sin carga valórica) rebelde,
descontento, móvil, los versos de los más de cien poemas
aquí reunidos dejan entrever, al menos, un movimiento: Memet
se ha desplazado desde una visión algo lárica, donde
la emoción adivinada o explícita suplía una cierta
ingenuidad, hacia tonos más reflexivos. Sin perder la energía
autoafirmativa, siempre en tensión, del que no termina de acomodarse
al mundo. El mundo es duro, y contra ese límite violento, a
ratos criminal o explícitamente represivo, revuelve Memet su
universo poético en expansión: la sensualidad y el poder,
la traición y el anhelo de la honestidad, el exilio y la pertenencia.
El arte de Memet es a menudo descriptivo, sus metáforas e imágenes
parecen evidentes, y el lector (éste, al menos) percibe una
poesía más de las superficies inquietas de la experiencia
que de los trasfondos indirectos. Aunque tiene su metafísica,
pesimista y rabiosa: “Frente a un arma, el abecedario”, dice el hablante
en “El rastreador de lenguajes”, que tras una persecución de
dioses, cerdos y jaurías, culmina así: “millones de
neuronas pasan del latín / a la nada”.
“AÑOS EN EL CUERPO (Antología
personal)”
Poesía
José María Memet
Editorial Chile-Poesía, 2005.
187 páginas.