DEFENSA ÚLTIMA DE ANTÍGONA
& ELECTRA
Antígona encendiste la ventana un día por la
mañana
Como de costumbre el sol entraba
Revisaste las alcobas los
jardines y alacenas
Entonces comprobaste que el hermano no estaba en
la casa
Electra encendiste el sol un día por la noche
La
aureola descendía de la lámpara como de costumbre
Revisaste las
alcobas los jardines alacenas y sala de baño
Comprobaste que el padre ya no estaba
Y cuando entre las manos
sudando el teléfono cogiste
queriendo dar aviso a
Crisotemis
cuando arrancaste por la vereda rumbo al cuartel
y
cuando estuviste en la sala congelada
ante la sombra de uno de los
que faenen en casa de Egisto
(que es tu propia casa)
viste que
los microbuses otro color llevaban
que los tejados se incrustaban no
como imaginabas sobre los aleros
que aquí y allá tus vecinos te
observaban por sobre el hombro
que los niños evitaban la acera de tu
casa
que mi propia madre te quito el saludo
Y presenciaste la
nube de smog desplegarse como abanico post-moderno
a un muro cruzarse
entre lo negro y lo blanco
para dividir el Cielo del Infierno
Y tú
estabas en el Cielo
Y los Ángeles no te dieron explicación
alguna
porque no se debe buscar a un demonio
infiltrado en el
Cielo purgado
A Electra y Antígona
Las vieron correr a estrellarse contra un
muro de concreto
horneando el polvo en busca de algún
indicio
Fueron ante el juez también amante de Egisto
Con una cruz
incrustada en las uñas
accedieron a la presencia de los obispos
Un rumor como el destello OVNI silbaba y se esfumaba
y tras él
corrían las Antígonas en busca del cuerpo
Y sobre las tejas el
naviero alejándose
bajo las enaguas las zapatillas de la
Virgen
tras la estación la sonrisa cariñosa
como la niebla hilando
churros en la Alameda
IVA el hilo de Ariadna enroscándose IVA
zigzagueante
llevándolas entre oficinas subsiguientes oficinas
y
los conductos de ventilación de las oficinas
hasta cortarse ante un
alzamiento de hombros
Electra afortunada teniendo el cuerpo de su padre
todo destrozado
pero el cuerpo de su padre
llevándolo al Areópago lo presento ante
las autoridades
que emitieron un decreto para sellarle la boca
con
lo que tuvo que sentarse en una sillita de mimbre
a esperar el
advenimiento de Orestes
Estudió las leyes para cumplir la ley
y
supo la ley desde el primer renglón al último
y la correcta
aplicación de ésta
pero el juez andaba de vacaciones
Antígona aprendió biología
Conoció cada hueso cada cartílago
y
buscó en el cementerio
porque es ahí donde debería el
ciudadano
encontrar a su muerto
Supo entonces que en ocasiones el
cementerio se extiende
como una onda expansiva se introduce por todas
las perpendiculares
y callejones sin salida
que ingresa en el mar
hasta alcanzar las fosas abisales
que en cada edificio hay un indicio
de su presencia
y que en cada atmósfera también
¿Hermanas por qué buscáis a vuestros demonios en la tierra?
¿Por
qué buscáis la justicia entre los renacuajos?
Venid ante Cristo una habitación les aguarda
donde podríais
encontrar a vuestros hermanos padres y esposos
y los retratos que
nunca se vieron
y las fotografías que no se tomaron
y sus clones
tocando el violoncelo
y aquí y más allá a toda una nación repitiendo
sus nombres
repitiéndolos hasta la cefalea
buscándolos y
encontrándolos
alzándolos
De seguro vendrán los tanques orugas y aviación completa
a
apostarse ante la puerta de la casa donde soler vivías
sin darse
aviso que otro es vuestro paradero
que van los ángeles llevándolas al
cielo
Antigonas y Electras el tiempo es una brisa
porque va
depositando el polvo sobre los artículos de repuesto
(que deben
mudarse porque aquella es la ley que los columpia)
Ved como
desaparecen los grandes ejecutivos
las princesas con escote la fibra
óptica los especuladores
con sus viriles generales en la humareda de
la cámara de Comercio
y como perdura el fémur bajo la tierra
como
perdura Antígona y Electra mientras disuélvense
cientos de césares y
cortesanos delicados
Y sin embargo aunque deba descender al charco de lodo
digo:
Justicia y mi voz vase repitiendo con megáfono:
Justicia Justicia
Justicia Justicia Justicia.
Este
poema obtuvo Mención Honrosa de la Juegos Literarios Gabriela Mistral,
2002.