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SOBRE
"FALSO TESTIMONIO" DE JUAN ESPINOZA ALE
Prof. Dr. Julio Piñones
Zarabia
Lo que suele hacer cierta
clase de "crítico" y alguna clase de vates, incluso, cuando conocen
a un nuevo poeta, es tratar de ubicar pronto dentro de cuáles líneas
u otras obras poéticas puede encasillar la producción que recién
conocen. Las relaciones inter--textuales siempre existen, no la tan decaída
noción de "influencia"; pero no debe leerse en esos otros términos,
considero, que la actitud debida es la de atenerse a lo que los fenómenos
poéticos manifiestan en la primera recepción de quien abre un libro
de poesía. No planteamos como debe ser, sino que estimamos que la obra
debe dejarse leer como acontece y se nos presenta, con las tinieblas o la transparencia
del fenómeno mismo que se manifiesta ante nuestros ojos. Es la actitud
respetuosa con la cual abro este valioso libro de Juan Espinoza Ale, llamado:
Falso testimonio ( Santiago: Beuvedráis Editores, 2005, 67 Pp.)
¿Cómo no recibirla de mejor modo que el de la pedantería
de los sabelotodo, si así comienza a relacionarse con el lector esta serie
de versos que van desnudando una confesión con esta calidad?
"Ahora hermano que has entrado aquí
te contaré
todo lo que desde el comienzo he pretendido
a partir de este momento vas a
ser mi confesor, y tu visita
el perdón de mis pecados."
(Espinoza, Falso testimonio, 15)
Es una voz serena la que habla, el contacto es próximo gracias a una forma
de escritura libre de las adjetivaciones y orientada hacia una luz que va dejando
una estela de la que es posible asirse en medio de este tranquilo naufragio existencial.
Escritura del desarraigo y de un distanciamiento no geográfico del mundo
habitual, sino del lente que busca mirar con claridad los orígenes y el
sentido:
"Aquí,
muy lejos de mi patria
Vuelvo al parto y explico todo con cuidado
Con
la templanza que la agonía me permite"
(Espinoza,
Falso…, 16) ........... .... .. .. .. .. ..
Oscilando
en las experiencias del mundo, el poeta expresa su dolor extremo y mantiene el
misterio de su intriga, de lo que emerge de un pasado fantasmal, del cual hace
una especie de remomaración.
El poeta nuevo reconoce su instalación en medio de tradiciones dadas, indudablemente,
rodeando su oficio en comisión de servicio entre tinieblas, desdeñoso
del facilismo para escarbar lo profundo con aletas de de escualo. Poesía
de la lucidez alucinante, de la devoción y el desprecio hacia lo manido,
haciéndose cargo de la condición humana, reconociendo sus raíces
y su vocación hacia el error, los errores, los horrores del andar caminando
por la vida, tan sólo alimentado por la palabra y por los chispazos que,
a veces, vienen a la conciencia, y pasan, y pasan tantas cosas por las vías
de este deambular huérfano por el planeta: Espinoza tiene claridad con
relación a los desórdenes del alma, a los desenfados del que se
rebela y no tiene con quién desahogar la bronca. La conciencia de un lenguaje
que, a ratos, crece y se sumerge, después, en la noche, las noches, las
noches del frío, diente contra diente, mientras otra humanidad pasa, otros
seres se extravían en los vericuetos citadinos: una percepción vaga
y precisa, nutrida de las antítesis y de las propuestas lerdas, sin contagio
ni esmeril con que cuidarlas; y dice:
"Porque
me cuesta creer, pero creo
en ese tipo clavado a su andamio, en su herida
real
o imaginaria"
(Espinoza, Falso…, 31)
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Poesía
escrita como fogonazos de ciego, iluminando discontinuos, el perfil de lo gris,
de lo que no encuentra asidero, pero que tiene vagas certezas de lo que se deja
ver entre márgenes diluidos, entre la incertidumbre y las ocasionales visiones
que despierta ante ojos abiertos a la fuerza, el espectáculo sin gloria
del mundo y de sus actantes, los diversos rangos de vida, de imágenes rescatadas
a las pesadillas y a las primeras luces del día que despierta en el orbe,
para seguir machacando su substancia, sus limitaciones, sus pesares de mano en
mano van las antorchas, así es la realidad vista por un poeta:
"Pero todo es muy difuso:
El ángel podría
ser un demonio
Los áboles podrían ser serpientes."
(Espinoza,
Falso…, 32) ............. ... .. ... . .. ..
Esta dubitación hace compleja la enunciación del hablante, se está
entregado al imperio de lo que se transforma; de lo que se oculta; de lo que distrae
y seduce con malas o buenas artes. Entre lo que es la realidad fictiva de los
poemas y esta voz que escribe se manifiesta cierto distanciamiento, un escepticismo
entre lo que es convencional y dado en este ámbito con relación
a la mirada oblicua del enunciador. Lo anterior aparece libre de cinismo, porque
allí esta la voz del poeta, instalándose en esa zona crucial, allí:
"en ese
punto exacto entre La Humillación y tu humillación, ahí
estoy poniendo el dedo, ahí soy testigo
de las pequeñas cosas
que te provocan un placer malsano"
(Espizona,
Falso…, 37) ............. ... .. ... . .. ..
Y
desde ese "allí" se sitúa la búsqueda de este poeta
que viene a incorporarse a la secreta cofradía de los poetas del universo.
Que siga profundizando en el acontecer de esta diáspora y que conozcamos
sus frutos, sus obras, por medio éstas, podremos ver que estamos él
y nosotros menos solos en el mundo "ancho y ajeno". Larga vida para
él en la poesía, su refugio y su campo de operaciones espirituales
ironizadas y preclaras.
Juan Espinoza Ale, nació en Los
Ángeles, región del Bio Bio 1977,
del libro "Falso Testimonio", Beuvedráis Editores 2005.
Julio
Piñones, profesor de Teoría y Estética Literarias en la Universidad
de La Serena. Ha publicado "Andadura", "Poemares", "Pecados
cordiales", "Bellas y orates". El año 2004 recibió
la Medalla de Honor Presidencial Pablo Neruda.