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Entrevista a escritor Jaime Pinos


Por David Bustos
Letras de Chile.cl


“La estrategia de Criminal es convertirse en un libro inmoral si por ello se entiende, como decía Oscar Wilde, un libro que explica al mundo su propia vergüenza”

Entrevistamos a Jaime Pinos (1970) autor de la novela “Los Bigotes de Mustafá” (1997), y uno de los editores de la editorial Calabaza del Diablo; el motivo, su primer libro de poesía “Criminal” (Calabaza del Diablo, 2003). Pero antes de ir con la conversación reproduciremos el primer poema que inaugura este libro, una joya afilada que nos sitúa de inmediato en un desmantelamiento lírico, abriéndose a la furia escatológica de los resentimientos.

Roberto Martínez, El Tila, es el sujeto o medio de este poemario, que entronca la serie de registros que a puntan a demostrar el desastre político-social del que todos somos parte. Una sociedad con una de las tazas más altas de consumo de antidepresivos en el mundo y con una de las peores distribuciones del ingreso de Sudamérica. El estado mental de un país que Jaime Pinos desentraña por medio del Tila su más escalofriante síntoma. No con poca maestría, el autor organiza los discursos (mediáticos, médicos, policiales, etc) que se intercalan con el objeto de tejer e iluminar lo representado, “una gangrena que ha ganado todo el cuerpo, un cáncer que ya no puede extirparse, una piedra imposible de extraer”, dice el autor en el poema “Informe Psiquiátrico”.

Jaime Pinos digámoslo, ha saltado a la vereda de al frente, de la novela a la poesía y ha entrado con pie firme; para muestra, este botón:

Discurso del acecho

Soy el que acecha.
El que anda por ahí,
merodeando,
agazapado entre las sombras,
oculto en lo más profundo de la noche.

Ansioso por iniciar las ceremonias de la cacería,
la profanación de todo lo que, para ellos , es sagrado.
La ley.
La propiedad.
El dinero.
La decencia.
El buen nombre de las buenas familias.

Para evadirse de mí,
ellos han acumulado
rejas, alarmas, dispositivos,
guardias a contrata y policía regular,
armas, celdas de castigo, picanas eléctricas.
Mucha propaganda incitando
........................ el odio de clase y la paranoia.
Pero no les servirá de nada.
A mí,
el Gran Violador,
el que vino a perturbar el sueño, nunca más tranquilo,
..................................... de las niñas inocentes,
el monstruo,
no podrán detenerme.

Aunque el cerco se cierre
y llegue a su final este doble juego en el que soy
........................................ el cazador y la presa,
ellos no podrán eludirme.

Yo soy el que acecha.
Yo soy su miedo.

 

Jaime, voy a iniciar este diálogo con la etapa de composición de Criminal ¿Cuál fue la estrategia textual para escribir este libro?
Anterior a cualquier estrategia fue la conmoción ante una historia de vida y de muerte como la de Roberto Martínez y su poder metafórico respecto a la sociedad en que vivimos. El texto fue iniciado el día siguiente de su suicidio y respondió a los imperativos de cierta comprensión de la escritura, bien resumida en estos versos de Lihn: La realidad es el único libro que nos hace sufrir/ La realidad es la única película que nos quita el sueño. En cuanto al tono, la opción por un verso preciso y despojado es parte de un esfuerzo por presentar esta trama sangrienta sin estilizaciones de ninguna especie. En términos epistémicos, el punto de vista es comprender antes que juzgar. Finalmente, podría decirse que la estrategia de Criminal es convertirse en un libro inmoral si por ello se entiende, como decía Oscar Wilde, un libro que explica al mundo su propia vergüenza.

El poema que inaugura Criminal es algo así como un arte poética del crimen ¿Cuáles son las analogías sociales que se desmontan a partir de este texto?
En cuanto al personaje, Criminal es el retrato de El Tila pero también de muchos otros que vendrán y cuya historia no necesariamente alcanzará notoriedad pública. Los hijos de la miseria y de la violencia que, frente al apartheid social que les impone este país, difícilmente tendrán otra alternativa que ser carne de más miseria y más violencia. En ese contexto, la delincuencia y el crimen constituyen para muchos de ellos no sólo parte del paisaje cotidiano, sino una forma de desafío y de revancha. En cuanto a la época, el texto intenta establecer la descripción de una sociedad que funciona en base a la dramática segregación de sus habitantes en guetos de clase. Una sociedad cuyo miedo es el negocio millonario de consorcios mediáticos e intereses políticos más o menos ocultos, comprometidos con la instalación de un estado de vigilancia permanente sobre los ciudadanos. Pronto se impondrá, como en la gigantesca colonia penal que es EEUU, la privatización de las cárceles. Con ello el círculo de la ocupación policíaca de la vida estará cerrado. En su libro Ningún lugar sagrado acabo de leer un relato espeluznante del guatemalteco Rodrigo Rey Rosa al respecto.

¿Cómo interactúan la multiplicidad de registros en esta escritura?
Me interesa explorar el cruce de géneros y registros más allá de cualquier definición convencional. A su manera este libro puede ser leído como un poema largo, una novela corta o un relato documental. Este carácter híbrido del texto fue registrado por la crítica. Patricia Espinosa habló de conjunto poético narrativo, Alejandro Zambra de raro volumen de poemas. Me interesa explorar todo tipo de desplazamientos, ocupar toda clase de recursos. Creo que hay una saludable tendencia entre los poetas jóvenes a despercudirse de prejuicios e intentar la integración de elementos no sólo textuales, sino plásticos y escénicos como la performance. En mi opinión, esta dimensión es fundamental para dinamizar la propia definición de lo poético y dar cuenta de realidades nuevas. Y cumplir con lo que Juarroz define como la tarea de la poesía: Sacar la palabra del lugar de la palabra/ponerla en el lugar de lo que no habla.

¿Cuál es el predominio estético tras el entrecruzamiento discursivo de Criminal? ¿Y cómo se organizan los elementos de representación ideológica de este sujeto?
En cuanto a lo estético, la filiación de Criminal sería la de aquella escritura que se comprende a sí misma, como resumen estos versos de Gianuzzi: Continuidad de una misma combustión/que mueve, mezcla y enlaza/crimen, poesía y hambre. No hay que escarbar demasiado en la historia real de la literatura, chilena o universal, para darse cuenta de que muchos de sus grandes libros fueron escritos en medio de esa encrucijada. Respecto a las representaciones ideológicas, el libro intenta iluminar los mecanismos con que opera la construcción social de la realidad. O, más precisamente, la lógica interna del poder hecho Espectáculo. La gigantesca maquinaria mediática que, cumpliendo su tarea de establecer para las masas lo que es o no verdadero o existente (y nada existe fuera del Espectáculo) lo mismo se alimenta del héroe deportivo, la estrella de la farándula o el criminal de la crónica roja.

A la hora de llevar a Criminal a la estantería, ¿cerca de qué libros habría que ponerlo?
Voy a acotarme a la literatura chilena porque de lo contrario la lista podría ser demasiado larga. Algunos libros: La aparición de la virgen y El Paseo Ahumada de Lihn, Hijo de ladrón de Manuel Rojas, Eloy de Carlos Droguett. Otros autores: Cuevas, Millán, Berenguer, Díaz Eterovic en el ámbito de la novela negra. Entre los poetas más cercanos en edad, la llamada generación del 87: Sergio Parra y Víctor Hugo Díaz. En fin, ahora que lo pienso, creo que esta lista también sería demasiado larga.

¿Qué opinas de la representación del sujeto ideológico que utiliza Bruno Vidal en su poesía? ¿Y de qué poéticas actuales te sientes más lejano?
En mi opinión, hoy por hoy, Vidal es uno de los poetas más interesantes que hay en Chile. Su poesía, definida por él mismo en Libro de Guardia como una de las obras más singulares de la poesía chilena de los últimos decenios, ha sido recepcionada en algunos círculos con una mezcla de histeria y desatención. Histeria ante un personaje que urde la peor de las provocaciones: la encarnación del mal. Desatención frente a una poesía cuya estrategia no pasa por el lugar gastado de la denuncia sino por comprender el Autoritarismo Chileno desde el lugar más difícil, desde adentro: tarea gigantesca esa de desmontarles el significante. En cuanto a las poéticas lejanas, la verdad es que prefiero concentrarme en aquellas que realmente me interesan, ya sea por afinidad o por diferencia. De cualquier forma, trato de mantenerme leyendo libre de sectarismos o prejuicios.

Como uno de los editores del sello editorial de Calabaza del Diablo ¿Qué piensas del trabajo de las editoriales actuales? Pienso en Quimantú, El Temple, Al Margen, Quid, por ejemplo. ¿Y cuál es la fórmula ideal (si es que la hay) de los sistemas de producción pequeños para que no pierdan su vitalidad y puedan seguir multiplicándose?
Conozco el buen trabajo de esas editoriales que considero parte de una escena independiente cuya existencia es vital para nuestra literatura. Un espacio que, aún en la precariedad que impone a cualquier proyecto de este tipo la selva neoliberal, preserva a la literatura de diluirse en la trivialidad, de desaparecer ahogada en el tráfico frío de las mercancías. Es ese espacio el que puede y debe asumir el riesgo de dar expresión a la literatura chilena, si es que algo así existe o existió alguna vez, de abrir camino a sus búsquedas, de conquistar o inventar a sus lectores. No lo harán las filiales nacionales de los grandes consorcios de la edición, más preocupados de las ventas que de la calidad de los textos. Lamentablemente, más allá del trabajo, la persistencia y cierto espíritu guerrillero, no hay fórmulas que aseguren la supervivencia. Por el contrario, habría que ir juntando convicción y ganas: vienen tiempos difíciles, decía Jorge Herralde en una entrevista reciente, previniendo a los editores jóvenes.

Por último, ¿cuáles son los proyectos para este año del sello editorial y tus proyectos personales en términos literarios?
Hay varios proyectos. Entre los libros que aparecerán próximamente: poesía de José María Memet y de un poeta de Puerto Natales, muy bueno, llamado Hugo Vera. En narrativa viene una novela de Marcelo Mellado. En cuanto a los proyectos personales, trabajo en un libro de poesía sobre Santiago. Se llama 80 días y es parte de un proyecto más grande que involucra la fotografía de Alexis Díaz y una versión de los textos en vivo junto al piano del jazzista Carlos Silva.

 

 


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Entrevista a escritor Jaime Pinos,
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