Que se puede decir de Jorge Teillier que ya no se haya dicho, quizás
citar algunos poemas inéditos o algún libro recopilatorio
que esté en boga por ahí.
Nada
de eso me salvará de caer en la crítica clásica,
de que me estoy sumando al carro de la victoria con este tremendo
poeta y que me quiero asegurar votos de aceptación para con
mis pares. Quizás tengan razón, pues en verdad nada
nuevo voy a decir, nada nuevo voy a encontrar en su biografía
y su bibliografía.
Lo cierto es que digo ciudadano de un estanque porque lo considero
no subido a una nube, como el lo estimaba, si no, que lo considero
un habitante del la morada irreal , su morada irreal , como la del
poeta Basho, para quien fue indispensable abstraerse de la realidad
para continuar en el delicado asunto de escribir.
Teillier es en cierta medida, en si mismo su morada irreal, el construye
y desarma como un rompecabezas los hilos de su red, la cadena de tantos
conocidos como decía el chico Cárdenas. Construye lugares
y los desarma de un plumazo, cualidad de ser el rey midas de la poesia
chilena, he incluso en sus peores momentos fue un poeta genial.
Decayendo en sus íntimos libros, no por talento si no que por
ofuscación al mundo, escribe dos títulos que merecen
ser revisados en su estado de temple más que en su contexto
escritural.
Libros como "el en mudo corazón del bosque" entregan
tres o cuatro poemas buenos, lo que significa , maestría.
No diré fechas ni datos anecdóticos pues ya los saben.
Tampoco hablaré de su condición de alcohólico,
y asiduo a los bares. Diré simplemente que pasó por
esta región, por la cordillera de la quinta región uno
de los mejores poetas de Chile, y no lo vimos. No nos dimos cuenta,
¡qué ignorancia la nuestra!, o que fortuna para él
no toparse con nosotros, aprendices de un oficio duro y que él
enfrentó con las agallas de un boxeador profesional en el cuadrilátero,
sin despeinarse siquiera.
Creo en su intención de hacerlo así. Daré la
única anécdota de el en este artículo y creo
que es inédita. La diré pues es de muy cercana voz :
una muchacha que atendía el bar preferido de Teillier en Cabildo,
una cantina, atendió por más de diez años a Teillier
todas las mañanas. Éste lo único que hacía
era beber dos cañas y leer el diario sin decir ninguna palabra,
gustaba hablar por teléfono, y pedía cambio de monedas
para hacerlo, la muchacha jamás supo quién era ni como
se llamaba, sólo tenía la imagen de alguien que llega
, con su rostro traspasado por el vino, posaba su cuerpo en la barra
y luego se marchaba. Después de un tiempo lejos de ese lugar,
se encontró con la noticia de su muerte en el Mercurio y en
la televisión: "Murió gran poeta chileno; Jorge
Teillier" y sus ojos se llenaron de asombro al ver al tipo de
la barra que durante diez años pedía lo mismo, sin siquiera
nombrar o auto citarse poeta. Ese ejemplo me lleva a decir ; no digas
nada más , calla , prefiere la mudez ante tan gran poeta. Sabio
como los gatos trepando los tejados de la noche , tranquilo como el
estanque que de seguro está contemplando junto pescador y las
grullas.
Si alguna vez
Si alguna vez
mi voz deja de escucharse
piensen que el bosque
hablará por mí
con su lenguaje de raíces.