"NADIE
HA MUERTO AÚN EN ESTA CASA"
ENTREVISTA A
JORGE TEILLIER
Por
Lorenzo Peirano
Publicada
en Artes y Letras de El Mercurio. 1º de febrero de 1998.
- Hablemos del poema "Nadie ha Muerto aún en esta
Casa". Usted una vez me dijo que hay una premonición en
este poema.
- Claro, era mi casa de Lautaro, pero nadie murió y todos murieron.
- Se acabó la casa.
- Claro.
- Al poco tiempo vino el golpe…
- No vino el golpe…
- Sigamos.
- Sigamos que es una casa de Lautaro, que es la casa construida por
mi padre. Nadie murió, pero todos están muertos, porque
ya nadie existe. Esa casa… yo la fui a ver y no había nadie,
todos habían desaparecido. Pero eso lo supe antes del llamado
pronunciamiento.
- Ocurrió antes.
- El poema, sí.
- Por eso es como una premonición.
- Sí.
- Después vino el golpe.
- Pronunciamiento digamos; para ser elegantes, para ser siúticos
(toca madera).
- Este poema no fue incluido en la antología del "Fondo
de Cultura Económica". Curioso, ¿no? Debió
haber estado.
- Según su opinión. Según la mía…no, pero
es bueno.
- Descifrémoslo.
- Un nogal. ¿Qué significa un nogal? Lo más antiguo,
el cuidador. Las rosas, las viñas, había un parrón,
todo. "Ninguna mano busca una mano ausente" (lee el poema);
quiere decir que nadie busca a nadie. "El fuego (aún)
no añora a quien cuidó encenderlo". Todos se van
a ir; la casa se va a quedar sin fuego. "La noche no ha cobrado
sus poderes". Todavía no ha llegado la noche. "Nadie
ha muerto, pero todos han muerto"… por supuesto. Todos vamos
a desaparecer. No es la muerte real, la muerte que todos tenemos que
asumir, sino la muerte de una casa donde estaban sus habitantes. Murieron
los habitantes, se acabó. Pero al final todo es optimista:
los pasos van a ser los habituales; vamos a volver. "El fuego
enseña a los niños su lenguaje/ el rocío se divierte
columpiándose en las rosas./ Nadie ha muerto aún en
esta casa". Después se borra todo, como se borran las
casas. Pero fui a ver mi casa de Lautaro hace unos pocos meses. No
había ningún habitante. Nosotros habíamos desaparecido;
no quiere decir que estuviéramos muertos, excepto mi querido
hermano Iván que está muerto, por supuesto.
- Y también está muerta su madre.
- Mi madre, sí. Pero la casa no esta muerta, está
igual; está esperando. La casa me espera.
- En su poesía siempre hay casas.
- Un hombre sin casa no es un hombre.
- Pero, ¿es una casa o son muchas casas las que hay?
- Una.
- La casa de Lautaro.
- Digamos, la natal. La casa que los padres…
- La casa de la infancia…
- La casa que te dejaron los padres. No se puede renunciar a ella.
(Entrevista realizada el 25 de febrero de 1995,
en Santiago)