Una
Cruza
..........Tengo un animal curioso,
mitad gatito, mitad cordero. Es una herencia de mi padre. En mi poder
se ha desarrollado del todo; antes era más cordero que gato. Ahora es
mitad y mitad. Del gato tiene la cabeza y las uñas, del cordero el
tamaño y la forma; de ambos los ojos, que son huraños y chispeantes,
la piel suave y ajustada al cuerpo, los movimientos a la par
saltarines y furtivos. Echado al sol, en el hueco de la ventana, se
hace un ovillo y ronronea; en el campo corre como loco y nadie lo
alcanza. Dispara de los gatos y quiere atacar a los corderos. En las
noches de luna su paseo favorito es la canaleta del tejado. No sabe
maullar y abomina de los ratones. Horas y horas pasa en acecho ante el
gallinero, pero jamás ha cometido un asesinato.
..........Lo alimento a leche; es lo
que le sienta mejor. A grandes tragos sorbe la leche entre sus dientes
de animal de presa. Naturalmente es un gran espectáculo para los
niños. La hora de visita es los domingos por la mañana. Me siento con
el animal en las rodillas y me rodean todos los niños de la
vecindad.
..........Se plantean entonces las
más extraordinarias preguntas, que no puede contestar ningún ser
humano: Por qué hay un animal así, por qué soy yo su poseedor y no
otro, si antes ha habido un animal semejante y qué sucederá después de
su muerte, si no se siente solo, por qué no tiene hijos, cómo se
llama, etcétera. No me tomo el trabajo de contestar: me limito a
exhibir mi propiedad, sin mayores explicaciones. A veces las criaturas
traen gatos; una vez llegaron a traer dos corderos. Contra sus
esperanzas no se produjeron escenas de reconocimiento. Los animales se
miraron con mansedumbre desde sus ojos animales, y se aceptaron
mutuamente como un hecho divino. En mis rodillas el animal ignora el
temor y el impulso de perseguir. Acurrucado contra mí es como se
siente mejor. Se apega a la familia que lo ha criado. Esa fidelidad no
es extraordinaria: es el recto instinto de un animal, que aunque tiene
en la tierra innumerables lazos políticos, no tiene uno solo
consanguíneo, y para quien es sagrado el apoyo que ha encontrado en
nosotros.
..........A veces tengo que reírme
cuando resuella a mi alrededor, se me enreda entre las pierna y no
quiere apartarse de mí. Como si no le bastara ser gato y cordero
quiere también ser perro. Una vez -eso le acontece a cualquiera- yo no
veía modo de salir de dificultades económicas, yo estaba por acabar
con todo. Con esta idea me hamacaba en el sillón de mi cuarto, con el
animal en las rodillas; se me ocurrió bajar los ojos y ví lágrimas que
goteaban en sus grandes bigotes. ¿Eran suyas o mías? ¿Tiene este gato
de alma de cordero el orgullo de un hombre? No he heredado mucho de mi
padre, pero vale la pena cuidar este legado.
----------Tiene la inquietud de los
dos, la del gato y la del cordero, aunque son muy distintas. Por eso
le queda chico el pellejo. A veces salta al sillón, apoya las patas
delanteras contra mi hombro y me acerca el hocico al oído. Es como si
me hablara, y de hecho vuelve la cabeza y me mira deferente para
observar el efecto de su comunicación. Para complacerlo hago como si
lo hubiera entendido y muevo la cabeza. Salta entonces al suelo y
brinca alrededor.
..........Tal vez la cuchilla del
carnicero fuera la redención para este animal, pero él es una herencia
y debo negársela. Por eso deberá esperar hasta que se le acabe el
aliento, aunque a veces me mira con razonables ojos humanos, que me
instigan al acto razonable.