PERSECUCIÓN
Los hechiceros me persiguen en la madrugada,
entonando sus
maldiciones
con sus mastines y navajas de huesos.
El más
corpulento tiene una espada de vértebras de lagarto
el más
pequeño lleva un diente de narval
disimulado en un morral de
cuero.
Las piruetas que hago en esta majadera huida
no me
sirven de nada
tampoco las medallas, ni mis amuletos
Suspiro
entonces no se si de cansancio o de miedo
mientras me escurro
como un insecto entre las escaleras
de este sucio puerto.
Aquí
bajo el farol de mi casa
un adefesio gordo toca un corno a
reventar sus pulmones
para marcar con meados donde me
encierro
Se me enfría la sangre y se paraliza el esqueleto
Los
hechiceros no cejan
conocen mi tranco y la torpeza de mis
movimientos
No valen ni los zapateos ni los fandangos
en esta
estúpida escapada
Aquí estoy pues señores, dispuesto a todo.
PAJARERIAS
Saben por qué no quiero a las pájaras
porque
tienen las plumas muy coloridas
porque son como felinas cuando
entierran sus garras
y rugen como tigres en la madrugada
Yo
quise a una de esas avecillas
y el amor se fue con las olas en el
acantilado
fue vulgar su pasión
indefinida en su tacto contra
mis costillas
una luna menguante en mi oscura noche.
Cierro
los ojos cansados a estas horas de la vida
y las imágenes siguen
siendo burdas
una fotografía borrosa de bajo el sol de
primavera
Creen que soy mezquino todavía
No, sólo un hombre
con sus pantalones raídos
el pelo ceniciento hasta las
orejas
y la cola larga entre las piernas.
HECHICEROS
Los desagradables me importunan a toda
hora,
eructan sobre mi maldita apariencia
con sus tufos de
alcohol barato e infernales viandas
Las puertas del cielo se que
las tengo cerradas
(me lo confió una gitana)
para qué las
quiero si no me significan ninguna dispensa
volver a ser el mismo
canino con el rabo asoleado
Me lamento entonces por tener lo que
no tengo
todo esto es un problema cerebral
y dicen que tengo
poco seso
mientras me caigo por no mirar las escaleras
Los
amargos me disgustan en todo momento,
expelen sus malos olores en
mi nariz de aborigen
sus pestilencias de borracheras viejas, sus
dañinos guisados
Se me desalienta el alma y se interrumpe el
ritmo cardíaco
Aquí estoy pues miserables pillos
preparado
para la guerra
LA MUJER QUE ESPERO
Abro los brazos de par en par porque estoy confundido
pero no
eres tú la mujer que espero
siempre estoy en la misma parte de la
historia
a punto de caerme cuesta abajo
Esta ciudad me importa
una soberana mierda
y aún así la quiero con demencia
Será que
padezco de esquizofrenia
y me siento como un maldito
forastero
Creo aún así que vale una vida inútil cargada de
cicatrices
quizás el error fue no haber sido un buen padre
por
haber sido un mal hijo
La oscuridad de la noche se ensucia, se
engrasa
y renuncia a su memoria
sin embargo abro los brazos de
par en par
pero no eres tú la mujer que espero.
UNOS ANGELES
ESPERAN
Al otro lado de la pared unos alumbrados me esperan
la tarde
es cenicienta; hace mucho tiempo que llamean
son un pandilla de
ángeles que perdieron su ruta
un grupo de malhechores que
expulsaron del paraíso
Una botella de Tarapacá suena al caer al
piso
¡Qué tortura! ¿Qué hacen esos estúpidos
querubines?
Afuera, en las calles de este infierno unos
iluminados esperan
la noche está oscura; es bastante el tiempo
que ya brillan
han perdido verdaderamente su camino
Sus alas
están rotas y sucias,
No miran nadie, están solo a la expectativa
Un vaso de cerveza se estrella contra el pavimento
¡Qué
barbaridad! ¿A qué se dedican esos malditos serafines?
ESTA
MAÑANA
Las gotas de sudor se amontonan en mi piel
como un
tropel de parásitos cristalinos
No soy el que sueña esta
pesadilla
sino el hombre que se despedazó en
el asfalto, al
llegar la madrugada.
Me despierto y ya no soy el mismo y se
oscurece
me vuelvo a dormir esperando que ocurra
algo
diferente y no sucede
Las gotas de sudor se amontonan en mi
piel
como un tropel de parásitos cristalinos
y reparo una vez
más que no soy el mismo
y aún así soy igual al delirante que
murió
al chocar su cuerpo contra el pavimento
está mañana.