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Lily y el conejo dorado: nuevas propuestas literarias para la construcción de
relaciones sexo-genéricas más favorables

Por
Margarita Bustos Castillo (*)



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Utilizando el estilo directo, la voz narrativa de la novela Lily y el conejo dorado,  comienza a sumergir a los lectores en su trama por medio de la voz de un conejo que puede hablar desde el primer párrafo. Éste nos comunica lo que siente y piensa, también su necesidad inmediata: agua, tiene sed.  Como lectores no nos cuestionamos ¿Por qué puede hablar, pensar y sentir cómo humano? El mundo narrado no transcurre en una realidad alterna a la nuestra, tampoco corresponde a un tipo de mundo maravilloso con su propia lógica (como ocurre con novelas infantiles-juveniles, tales como: “Momo”, “La historia interminable”, etc.) La historia transcurre en una ciudad como la mayoría de las urbes actuales: con plazas, autos, heladerías, zoológicos y barrios:

El conejo había llegado hace algunas semanas a la ciudad y daba vueltas sin saber qué hacer; se sentía muy solo y apesadumbrado. Pero sobre todo tenía sed, mucha sed (…)”

En el tercer párrafo se nos revela el por qué Conejo es o está dorado. ¿Por qué este conejo de zoológico se volvió dorado?

“A medida que pasaban las horas y como el sol quemaba tan fuerte, Conejo empezó a ponerse amarillo. Su bello pelaje blanco fue tiñéndose lentamente de un intenso dorado, tan dorado que su pelo lucía como radiantes espigas del monte”.

“Hablaban de los rayos ultravioleta y sus graves consecuencias para todo tipo de piel.”

A medida que transcurre la novela conocemos a la co-protagonista: Lily, una niña/joven que ayudará a Conejo y junto al cual construirá una mágica amistad. Les invito a descubrir por qué será mágica.

Su autora inserta la magia en esta novela, pero no a través de escobas voladoras, brujas o hechizos;  más bien nos presenta la magia ancestral de las energías del universo en conexión con los seres vivos (árboles, plantas y animales, fuerzas del viento y la luna). Diferenciando los trucos de un mago, de la magia que podemos descubrir a través del arte y la poesía, por medio de la amistad y los ojos/miradas como espejo del alma (me encantaría detenerme a analizar/comentar la relevancia de este punto en la novela; sin embargo, no les aburriré ni tampoco me volveré un spoiler. ¡Mejor lo descubren ustedes mismos al leerlo!)

En los aspectos que sí me detendré será en la importancia de los cuentos, novelas, relatos para conectarnos con el poder de la imaginación y de las palabras. Así como en el aporte que realiza “Lily y el conejo dorado” a la oportunidad de brindar a nuestros lectores niños/as, jóvenes:  imaginarios y representaciones de identidades masculinas y femeninas de los personajes con características de categorías sexo-genéricas, fuera de los estereotipos sexistas y clásicos de la literatura. Más sanas y complementarias en las acciones, decisiones y comportamientos de los personajes, con los cuales por supuesto todo lector, y en especial quienes comienzan a conocer el universo de la lectura en sus primeros años se identifica por admiración, reproducción o antagonismo.

¿Cómo son las representaciones de los personajes masculinos y femeninos en las novelas infantiles? ¿Qué mensajes predominan en relación a la conformación de identidades sexo-genéricas de los personajes y la(s) posible(es) identificación(es) de los lectores (niños, jóvenes). ¿Qué tipo de libertades, anhelos y responsabilidades se les otorga a los personajes (de un género y otro) en la novela?

Los imaginarios comenzamos a heredarlos de la sociedad en la que nos encontramos insertos, le transmitimos, creamos y también podemos (de)construirlos a partir de los nuevos discursos o representaciones.

Si para ello nos remitimos a los protagonistas de esta novela, desde sus primeras páginas observamos a una niña/joven (Lily) segura en sus acciones, estilo para preguntar/conversar, etc. Mientras que el personaje masculino (Conejo) se muestra asustado transitando por una ciudad que le resulta desconocida. Asumiendo y verbalizando sus temores (un personaje masculino sin temor a mostrar que tiene miedo) hasta que comenzará a tomar decisiones y por ende se tornará más seguro de sí mismo.

Desde los primeros años de vida el lenguaje comienza a modelar las identidades sexo-genéricas, incluso desde antes de nacer. En relación a la definición de género y cómo genera discriminación y/o relaciones desiguales entre hombres y mujeres, la teórica feminista Marta Lamas señala que: El género es  el conjunto de creencias, prescripciones y atribuciones que se construyen socialmente tomando a la diferencia sexual como base. Esta construcción social funciona como una especie de "filtro" cultural con el cual se interpreta al mundo, y también como una especie de armadura con la que se constriñen las decisiones y oportunidades de las personas dependiendo de si tienen cuerpo de mujer o cuerpo de hombre. Todas las sociedades clasifican qué es “lo propio” de las mujeres y “lo propio” de los hombres,  y desde esas ideas culturales se establecen  las obligaciones sociales de cada sexo, con una serie de prohibiciones simbólicas (…)

Todos los seres humanos nos vemos enfrentados a un hecho idéntico en todas las sociedades: la diferencia sexual. Cada cultura realiza su propia simbolización de la diferencia entre los sexos, y engendra múltiples versiones de la dicotomía hombre/mujer. Lo característico de los seres humanos es el habla, que implica una función simbolizadora, y que es fundamental para volvernos sujetos y seres sociales. El habla posee una estructura que está fuera del control y de la conciencia del hablante individual, quien, sin embargo, hace uso de esta estructura presente en su mente. El lenguaje es un elemento fundante de la matriz cultural, o sea, de la estructura madre de significaciones en virtud de la cual nuestras experiencias se vuelven inteligibles. Con una estructura psíquica que incluye al inconsciente y mediante el lenguaje, que es universal aunque tome formas diferentes, los seres humanos simbolizamos la diferencia sexual. Esta simbolización hoy en día se denomina género.[1]

En el caso particular de la Literatura infantil y juvenil a través de los siglos contribuyó a perpetuar los mandatos de sexo-género: convenciéndonos a los lectores y oyentes (narración oral) que es el rey, el príncipe, el héroe quien actúa valientemente, quien vive aventuras y rescata a una princesa, dama en apuros u otro personaje femenino: frágil, temeroso, en espera de ser salvado o protegida (ver cuentos recopilados por los Hermanos Grimm y Charles Perrault). Perpetuando jerarquías y desigualdades naturalizadas a través del comportamiento de las sociedad patriarcal, que consciente o inconscientemente reproducimos y mantenemos a través de la educación y vínculos relacionales entre hombres y mujeres en los diferentes contextos (familiares, educativos, laborales, etc.).

Si nos remitimos a la novela de Lila Calderón, nos encontraremos con dos protagonistas: una niña amable, que trabaja junto a un mago, ama el arte de crear vitrales, se comporta con bastante confianza y autodeterminación…y rescata a Conejo; pero que también producto de las dificultades que enfrentará en la novela junto a su amigo: tendrá miedo, dudará y aceptará la ayuda de otros, por ejemplo de la señora taxista.

También el personaje masculino de Conejo dorado, se muestra asustado y aproblemado por no contar con dinero después de escapar del zoológico. Luego de ser rescatado e invitado a vivir a casa de Lily, comenzará a trabajar, descubriendo en el proceso que tiene talentos y habilidades para aprender a confiar en sí mismo. Permanentemente se le describe como sensible, “escribe poemas para Lily, hacia quien se siente tremendamente agradecido y atraído”.

“(…) mientras Lily apretaba la jaula contra su pecho porque los perros se alzaban en dos patas como para atacarla (…) Entonces, una fuerza incomprensible que parecía surgir desde la fuente de la memoria, se instaló en sus ojos. Comenzó a mirar a los monstruosos perros sin saber qué hacer, qué imagen o deseo transmitirles para confundir y resistir su ataque”.

“- Yo te guío- prometió conejo. Abriendo al máximo sus ojos rojos para iluminar el camino, que se hizo largo, que era imposible calcularlo en su extensión.”

A mediados de la década del ’70, tímidamente comienzan a ser las niñas protagonistas de los cuentos y algunas editoriales, publican manuales para un tratamiento no discriminatorio de los sexos, como por ejemplo los libros: A favor de las niñas,  de Adela Turin (1976), Rosalinde tiene ideas en la cabeza de Christine Nostlinger (1984), el Libro de los cerdos de Anthony Brown, entre otros. Buscaban desestabilizar los estereotipos de sexo-género en la literatura infantil, contribuyendo a generar en los lectores imaginarios y relaciones vinculantes más saludables y libres.

Actualmente, colecciones editoriales como: Antiprincesas se unen a las publicaciones antes mencionadas. Frente a nosotros tenemos una novela infantil-juvenil que por medio de la amistad entre Lily y el Conejo dorado nos acercará a la magia que habita en cada uno de nosotros, al poder de la amistad, la valoración de la vida en nuestro planeta acorralado por la contaminación, a la representación de personajes que viven relaciones sexo-genéricas que (de)construyen y/o modifican las desigualdades y estereotipos en torno a lo femenino y lo masculino; posibilitando el acercamiento de los lectores a imaginarios y prácticas con mayor libertad, igualdad de derechos para pensar, sentir y accionar entre niños/as, futuros adultos/as.

En un mundo lleno de prisas e intereses en lo material, en una realidad en donde la palabra ha perdido su significación y valor, leer e imaginar historias nos remite a otra dimensión. Nos compromete con otros objetivos y nos convierte en seres “peligrosos” que pueden influir a otros/as a través de sus palabras, historias, lecturas, imaginarios.

Cuando los pequeños lectores/as descubren que leer les conecta con su mundo interior, silencios para viajar, sentir y anhelar: se les revelará el puente mágico para adentrarse sin límites en las posibilidades de un relato…ahora será junto a Lily y el conejo dorado de Lila Calderón.

 

 



Lila Calderón durante la presentación del libro

 

Nota:

[1] Lamas, Marta  El género es cultura (Ponencia)Euroamericano, Campus de Cooperación cultural.
http://www.oei.es/historico/euroamericano/ponencias_derechos_genero.php

 

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(*) Margarita Bustos Castillo. Escritora, Profesora de Castellano y Comunicación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Egresada del Magíster en Género y Estudios Culturales de la Universidad de Chile. Algunos de sus poemas han sido publicados en las Revistas: “La Mancha”, “Cinosargo”, “Mal de ojo” y “Valpoesía”. Ha participado en encuentros literarios nacionales e internacionales en Perú, Argentina y Uruguay. Redactora para la revista La Otra Pluma. Gestora cultural, organizadora del Encuentro Poético Musical: Colusión Poética. Co-directora del Ciclo de Literatura de mujeres: “Versadas” que se realizó en la Biblioteca de Santiago entre los años 2015-2017, donde se reunieron poetas consagradas y emergentes de diversas regiones de Chile. Creadora del proyecto: La ciudad de las mujeres (lecturas poéticas itinerantes). Ha sido traducida parcialmente al Rumano. Ha publicado los libros: “Maldigo el paraíso de tu abandono” (Editorial Puerto Alegre, Valparaíso 2011), “Eros en la Lengua” (Punto de Luz Ediciones, Rancagua 2015) y  “Existencial(es)” (Marciano Ediciones, Santiago, 2017).




 

 

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