LEMEBEL ..... "OREJA & RABO" |
por Eduardo Guerrero del
Río
..........
........... En los últimos años,
dentro del concierto de una literatura chilena más bien de capa caída,
sin duda, el nombre de Pedro Lemebel resalta por constituirse en uno de
los escritores con una propuesta de escritura diferente. Eso siempre se
agradece. En todo caso, sus inicios en el ámbito artístico están
vinculados con las llamadas "instalaciones", ya que en 1987 -junto con
Francisco Casas- crea el colectivo "Las Yeguas del Apocalípsis",
desarrollando a partir de ese entonces un trabajo plástico, visual y
teatral.
........... Entonces, la
publicación de sus crónicas a mediados de la década de los noventa
("La esquina es mi corazón", "Loco afán", "De perlas y
cicatrices"), sorprende, por un lado. Gratamente. Utiliza un
lenguaje directo, punzante a veces, sin pelos en la lengua. Con mucha
poesía. De alguna manera, esto mismo volvemos a encontrar en su primera
novela, "Tengo miedo torero" (Santiago, Seix Barral, 2001, 217
páginas), aunque con diferentes directrices. Ni más ni menos lo que se
novela es el atentado a Augusto Pinochet en 1986.
........... En función de lo anterior, hay que
mencionar que son dos los ejes que se entrecruzan a lo largo de la
narración: en primer lugar, una historia de amor homosexual y, en
segundo lugar, la historia que protagonizan el propio Pinochet con su
esposa. Así, con un narrador en tercera persona que se constituye en una
especie de testigo de los acontecimientos, van fluyendo con un
envolvente ritmo ambos sucesos. De más está decir que éstos no se
encuentran desvinculados uno de otro; al contrario, Carlos es un activo
frentista y participa en la emboscada. A su vez, este mismo personaje es
el que ilusiona falsamente a la llamada "Loca del Frente",
transformándola en una "Penélope doméstica".
........... Así, con los boleros con su "lírica
cebollera" y las noticias de Radio Cooperativa como telón de fondo,
Lemebel va creando la atmósfera propicia para adentrarse en ambas
historias. Lo individual y lo colectivo. Lo amoroso y lo político. Todo
esto narrado con un lenguaje provocativo, sin concesiones. Pero que
capta la atención del lector de principio a fin. Además, junto a los
protagonistas de la novela, van apareciendo circunstancialmente otros
secundarios que adornan la fauna criolla; entre ellos, la Lupe, la
Fabiola, la Rana, "sus únicas hermanas colas". Esta última, incluso, fue
quien le dio a la Loca del Frente "las armas para ganarse la vida
bordando servilletas, manteles y sábanas". Por otra parte, hay un cierto
tono caricaturesco, carnavalesco. Como si se tratara, en definitiva, de
una gran fiesta. Además, como ya se aludió, lo poético -tanto en el
contenido como en la forma- es un elemento significativo. Imágenes y
descripciones dan cuenta de ello; a manera de ejemplo, "la ciudad corría
en la ventana como una serpentina de murallas descoloridas por la
lluvia".
........... En suma, "Tengo
miedo torero" es uno de los títulos de mayor solvencia literaria de
este primer semestre de nuestra literatura. Más allá de la circunstancia
política que enmarca el relato, lo interesante de constatar es la
soltura lingüística del texto y cierta irreverencia que es, más bien, un
motivo de vida.
en revista Cultura Urbana, agosto 2001