Pedro Lemebel: El Cronista de
los Márgenes
Por Andrea
Jeftanovic
Escritor y artista
visual chileno. Miembro del colectivo de arte "Las Yeguas de la
Apocalipsis" que desarrolla un extenso y transgresor trabajo plástico en
video, instalación y performance durante el gobierno militar. Su trabajo
literario destaca principalmente por su peculiar incursión en el género
de la crónica. Una crónica que transita en los márgenes del orden
neoliberal y del universo homosexual. Autor de "La Esquina es mi
Corazón" (crónica urbana), "Loco Afán: Crónicas de Sidario"
(próximamente publicada por Anagrama), "De perlas y Cicatrices"(crónicas
radiales). Actualmente está realizando una investigación sobre la
historia homosexual de Chile con el apoyo de la Fundación Guggenheim.
Siempre me
ha llamado la atención que convives en dos mundos opuestos, o al menos
distantes especialmente en una sociedad como la chilena. Por un lado,
perteneces a cierta élite intelectual vanguardista, y por otro,
perteneces al mundo marginal, proletario. ¿Cómo conviven esos dos mundos
en ti? Finalmente, desde que lugar escribes?
Eso depende justamente del
lugar de donde escribes. En mi caso, es desde una territorialidad
movediza, también trasfuga; de alguna manera lo que hacen mis textos es
piratear contenidos que tienen una raigambre más popular para hacerlos
transitar en otros medios donde el libro es un producto sofisticado. Así
por ejemplo mis crónicas antes de ser publicadas en libros, son
difundidas en revistas o en diarios. Era lo que antes hacía en Página
Abierta que era un medio con una llegada bastante masiva. Lo mismo hago
en la radio, de alguna forma "panfleteo" estos contenidos a través de la
oralidad para que no tengan esa difusión tan sectaria, tan propia de la
llamada Crítica Cultural o de los ámbitos académicos. En mí hay una
intención conciente de hacer transitar mis textos por lugares donde el
pensamiento no es sólo para paladares difíciles, finos.
Tú puedes estar un día en tu programa de radio y a la vez en un
seminario de Derridá. ¿Cómo transitas de un lado a otro?
Tiene que ver
con mis propias estrategias de escritura y culturales. Cuando me
enfrenté por primera vez a estos textos que podríamos llamar "difíciles"
como Lacan, Foucalt, para mí eran chino, japonés. Pero había algo ahí,
un rumor que me interesó. Y había un interés no sólo por entenderlos
sino por identificar su proposición de mundo. En esos textos había un
sonido desafiante para mí. Y así me di el trabajo de entenderlos y de
practicar esas escrituras pero desangrándolas hacia otros territorios
ajenos a los de la crítica cultural.
Cómo fue el encuentro con esos textos y autores. Cómo llegaron a
tus manos Perlongher, Foucalt.
Yo tenía un bagaje sino
académico sí perceptivo, a través de contenidos que son praxis de las
minorías como la desterriotalización, el estar siempre en el deambular
peligroso. Ese discurso está en la praxis y se corporiza en esos
tránsitos afilados en la urbe, en la sobrevivencia. Yo ya tenía cierta
convivencia con esa estrategia discursiva. Más aun en una sociedad como
la chilena tan homofóbica, tan hipócrita donde había una forma de mirar
transversalizada. De ver la política con sospecha sobre los discurso
oficiales, del poder desde una situación homosexuada, proletarizada que
me ponían en un lugar "otro" para conseguir esas estrategias de
dominación. Estos materiales me llegaron a través de revistas, cuando
esos libros eran escasos. Específicamente a través de la revista Página
Abierta donde confluía lo académico con lo popular. También tiene que
ver con la oralidad, con lo que te cuentan, con desarrollar una
atención, esos nombres me llegaron más de oídas que por lecturas. De
conferencias, conversaciones, a "lo copuchento". Yo tenía ecos
pulsionales que estaban encerrados en esas voces.
¿Cuáles de esas voces te resulta más empática, te genera más
sentidos?
Antes
de entrar en la crónica tuve mucha relación con la poesía, con los
poetas. Uno de los detonantes afectivos, emotivos más importantes para
mí fue Nestor Perlongher. Con él encontré complejidades políticas, un
lenguaje completo y complejo pero rico en fisuras. Creo que tuve un
enamoramiento con él. Yo tuve con él primero un enganche como poeta más
que con su trabajo crítico, específicamente con Cadáveres que es un
poema grandioso, grandioso. Después vinieron sus textos teóricos.
En relación a tus lenguajes de expresión,¿ cómo conviven los
distintos lenguajes que has manejado?. Primero está tu proyecto con las
Yeguas de la Apocalipsis que se inserta en una línea estética, corporal;
luego está tu trabajo narrativo con los libros de crónicas, y ahora
incursionas en la oralidad con el programa Cancionero en la radio
Tierra.
Conviven absolutamente. Por ejemplo, el trabajo de las Yeguas de
la Apocalipsis tenía mucho que ver con la escritura, con la inscripción
de un tema no tocado en el país como era la homosexualidad en ese
tiempo, en los albores de la democracia. Fue una inscripción de ese
tema, y todo nuestro trabajo tenía que ver con la escritura ya sea con
los nombres de las personas, o con cierta conceptualización. Además
teníamos una relación muy fuerte con los textos de poetas y escritoras,
como Carmen Berenguer y Diamela Eltit. Las Yeguas ... fue en cierta
forma un ejercicio para llegar a la escritura, para hacer de esa
exposición corporal un registro que estuviera abierto a lo escritural.
Lo que ahora hago tiene más que ver con lo auditivo que con lo visual,
está en relación a lo oral. El susurro escritural es más sugerente y más
femenino, en ese sentido los discursos emancipatorios tienen que ver con
mis alianzas, y con mis interlocutores que en su mayoría son
mujeres.
Ahora que hablas de interlocutoras mujeres, me llama la atención
la proximidad y alianza que se establece entre la minoría mujer y la
minoría homosexual. De hecho ahora estamos en La Morada, que es por
definición la casa de la mujer y tú trabajas acá, tienes un programa en
su radio. ¿Cuál es la filiación específica que existe entre estos dos
grupos?
Tendrá
que ver con Edipo, con Edipín.......(risas). Hay una cosa que tiene que
ver con lo que sostiene Gilles Deleuze que todo devenir minoritario pasa
por un devenir mujer evidentemente, pasa por ahí, se complicita en esa
matriz. Precisamente por la relación con el poder, toda minoría gay,
sexual, étnica pasa por el devenir mujer. Y más allá de eso, esto puede
sonar como eslogan, y es que todo lo que yo he aprendido lo he aprendido
de ese lugar - la mujer- en términos de confrontación a lo dominante, a
lo fálico. Y de alguna manera eso ha sido mi vida, una oblicuidad a lo
dominante. Esto que me parecía tan maravilloso, estos discursos
transgresores de decir todo cara de palo, ya habían sido practicados por
mujeres. Ya existía una Kristeva..., fue fuerte darme cuenta que estos
materiales de una tremenda espontaneidad pulsional ya tenían un
fundamento.
¿Esta filiación del mundo gay al mundo de la mujer, hace que el
movimiento homosexual sea menos autónomo en sus políticas y
definiciones?
Primero el mundo homosexual es un universo enorme lleno de
matices. Yo te podría hablar desde el mariconaje guerrero que yo
practico nada más. No todas las homosexualidades tiene que ver con este
discurso. Existe una homosexualidad gay, blanca, apolínea que se adosa
al poder por conveniencia. En ese sentido hay minorías dentro de las
minorías, lugares que son triplemente segregados como lo es el
travestismo. No el trasvestismo del show que ocupa su lugar en el circo
de las comunicaciones, sino que el trasvestismo prostibular. El que se
juega en la calle, el que se juega al filo de la calle, ese es segregado
dentro del mundo gay, o también son segregados los homosexuales más
evidentes en este mundo masculino. Aquí en Chile por ejemplo, donde yo
vivo que es una población, lo gay se entiende como una rara ecología,
"qué es eso", un cierto arribismo de comerse la palabrita y sustituirla
por otras, de encubrir las otras categorías que han recreado tanto la
homofobia como el folklore homosexual. Son palabras de agresión a lo
homosexual, como el coliza o tereso, que al usarlas yo la descargo de
esa energía brutal.
Y en esa amplitud,¿ cuál es la homosexualidad que más te interesa
a ti como proyecto crítico cultural?
"La loca" y el gay apolíneo
son categorías distintas pero no contrapuestas, en todo gay hay una loca
que se desviste frente al espejo, privadamente. Pero también en ese
fetichismo de la femme exagerada también hay un enganche con la madre,
un lugar emotivo. Pero más allá de eso, y es lo que me interesa a mí, me
interesa lo homosexual como una construcción cultural, como una otra
forma de pensarse. Una otra forma de imaginar el mundo, no sólo desde la
teoría homosexual sino que desde todos los lugares agredidos y dejados
de lado por esta maquinaria neoliberal y globalizante. Yo sigo apostando
por esos lugares mínimos, a pérdida. Me interesan las homosexualidades
como una construcción cultural como una forma de permitirse la duda, la
pregunta; quebrar el falogocentrismo que uno tiene instalado en la
cabeza. Es como la costrucción cultural de un otro, tal vez en ese otro
están incluidos otros colores, otras posibilidades insospechadas de las
minorías. En ese sentido, creo que la cuestión homosexual, esta criatura
perversa que puso en escena la ciencia, tiene un lugar ganado. Hay una
legalización pero desde el punto de vista del poder. Por ejemplo, en
Chile cambió la ley que condenaba la sodomía, el articulo 35, pero más
allá de eso hay una homofobia ambiental en la subjetividad colectiva de
los chilenos. Entonces el camino legal y el de mentalidad van por
carriles distintos, tiene que pasar por la inserción de la cuestión
homosexual en lo social, no como privilegio, ni como algo políticamente
correcto sino que como un devenir más en este abanico múltiple y
poliformo de la sexualidad en evolución y constante cambio. Tal vez, la
homosexualidad pudiera ser una parada en esta evolución y ser una
sexualidad por venir, por hacerse.
Puedo visualizar como la homosexualidad dialoga con el "centro",
pero no me queda claro de qué forma los minorías/"otros" dialogan con
las minorías/"otros. Estas distintas homosexualidades - como
construcciones identitarias y culturales de las que tú hablas-¿ dialogan
entre sí?
Yo no
privilegio el sexo, el falo a falo, eso me da lo mismo, eso ocurre en
las cárceles, en el servicio militar donde los hombres practican la
homosexualidad y después salen. Ellos no son homosexuales, es algo
circunstancial. Creo que a futuro la homosexualidad va a ser una
práctica entre los hombres, en cuanto a ese tecnicolor, ese tornasol que
tiene en sus alas simbólicas el pensarse loca desaparezca, para caer en
esa concepción neofacista del macho a macho. Ahí habría un triunfo de la
homosexualidad capitalista. En mi caso hay ciertos diálogo con
homosexuales, más con mujeres pero más que nada tengo ecos en lo
popular. Si te fijas el humor chileno se articula principamente en torno
a la burla del más pobre, de los lugares más deficitarios, más
huérfanos: la mujer, el gay, el asalariado, el índigena. Hay una
complicidad con ese mundo que se arma desde mis textos, y quizás con mis
contenidos pero de manera intuitiva, que responde a esta carta
naufragada que yo mando a las masas. Y en eso la radio ha sido
importantísimo. Además no todas mis crónicas son sobre la
homosexualidad, pero hay algo ahí que no necesita decir su nombre para
que no esté contaminado con esa otra forma de sueño, de utopías de
mundo. En la radio ocurre que hay una voz que es mi voz, hay una cosa
interesante porque la voz está cargada de simbolismos, pero la voz no
sólo como sonidos sino que como depositaria de simbolismos que están
cargados de desilusiones amorosas. Ahí se produce una irrigación hacia
quienes creen que hay una salida sin retorno que nos plantea el
2000.
Tu ojo es muy certero para retratar distintos mundos, élites,
clases populares, minorías, poderosos.¿ Cómo es la técnica del Pedro
Lemebel como cronista para registrar esas distintas realidades?
Me baso en la
polarización de temas, un resentimiento latente tiene que ver con cierto
blanqueo que ha habido en Chile. Hay términos vedados como proletariado,
burguesía; nadie es pobre en Chile. La ropa americana tendió a
homogeneizar la facha. Frente al blanqueo de los temas
confrontacionales, yo rescato la confrontación, la indignidad de
asumirse como asalariado. Frente a todo ese populismo chileno, el
objetivo de mi último libro, De Perlas y Cicatrices, fue reflotar esa
confrontación social política desde el género. Porque "la loca" no es
real, es más bien una metáfora sobre la homosexualidad y la femeneidad.
Por eso nos hicimos llamar Yeguas.., como un gesto de enorme cariño
hacia esa femeneidad castigada desde el encanto tercer
mundista.
En De Perlas y Cicatrices también hay una deconstrucción de heroés
nacionales, especialmente de ciertos "mitos nacionales" que se han
instalado en el imaginario mediático
Eso es conciente porque aquí
la transición a la democracia dejo la televisión intacta, con su misma
cara fascista. El mismo animador que animaba los cumpleaños de Pinochet
siguió animando la cueca concertacionista. Por ejemplo, siguieron los
mismos problemas de humor que eran proclives a la Dictadura sin tomar en
cuenta el poder de los medios de comunicación. Entonces, es muy lógico
que estos momentos estemos a punto de tener un gobierno de derecha. Las
mismas caras que comulgaron con el régimen de Pinochet siguieron
vigentes, aplaudidas y avaladas por la Democracia. Hay una memoria que
lo tiene registrado pero que lo encubre con cierta amnesia carnavalesca
que se produjo con el cambio de sistema, que hizo que todo eso pasara a
un segundo plano. Aquí no hubo un Nunca Más ni un Nuremberg, aquí todos
se hicieron los lesos, los que no veían ni escuchaban. Chile es eso. La
televisión se quedó ahí bombardeando contra la democracia. Ahora tenemos
los costos de haber dejado la TV chilena intacta. Por ejemplo, aquí la
televisión nunca mostró Missing cuando en TV cable la dan siempre. La
Democracia le ha pedido permiso a la TV, ha velado por sus mismo tabúes.
Por ejemplo, todavía hay un desconocimiento del proyecto cultural de la
Unidad Popular, en la televisión el nombre Salvador Allende está
vedado.
Cuéntame acerca de tu actual proyecto de escribir la historia
homosexual de Chile. La historia de Chile y la historia homosexual de
Chile son historias paralelas, oblicuas, transversales
Este proyecto se llama
"Crónicas de un Pecado" y está financiado por la Fundación Guggeheim. No
es una reconstrucción de la historia homosexual chilena, más bien son
apuntes, son trazos donde la homosexualidad se ha cruzado con la
historia nacional. Todo este material está recopilado de sentencias
judiciales, que es el único lugar donde quedó estampado el hecho.
Entonces, desde ahí extraigo los datos, llámese nombres, fechas, datos,
la anécdota pura. Yo reconstruyo la escena, hago la crónica con esos
elementos. Este proyecto partiría desde la Conquista en un encuentro que
tuvieron los conquistadores con un indígena ataviado por plumas,
serpientes y especiales vestimentas y que era un chamán homosexual. A
los conquistadores les llamó la atención esta representación de lo
varonil, y quedó registrado como raro. Esta rareza emplumada pasó a ser
adjetivada como feminoide. Este encuentro está en el libro de Levi
Strauss, Tristes Trópicos. A mí me basta con saber la anécdota para
reconstruir el personaje y después entra la ficción, que me permite
tomar distancia de los hechos y que es una herramienta necesaria por la
imposibilidad de haber sido testigo. Hay otro caso en el barco Hernando
de Magallanes que quedó registrada en las cartas al rey. Hay un
altercado entre Magallanes con otro capitán por un chico atractivo que
era el paje de uno de ellos; al final el chico se tira al mar. También,
está el caso de la Esmeralda donde los únicos dos hombres que se
salvaron fue una pareja homosexual que estaba por ahí en lo suyo. Ellos
quedaron registrados en el examen anal que hizo un médico para el juicio
de este caso. Esta es la historia oculta de Chile, que abarca también la
matanza de homosexuales durante el gobierno de Ibañez. De ese hecho no
hay nada escrito, pero todo el mundo lo sabe a modo de memoria oral.
Sólo existe una libreta negra de la policía de Ibañez con los nombres de
las víctimas. Después hago una metáfora de ese barco, de esa libreta.
Esta historia no es lineal, es a través de documentos, objetos. Mi idea
es hacer con este material un libro de crónicas y una novela. La novela
se va a llamar "Tengo Miedo Torero" y se basa en el atentado a Pinochet
el año 1996. En esta novela corta hago el enlace entre antes del 73 y la
historia actual. No sé si va a ser una novela, sería un experimento
porque nunca he escrito una novela, o quizás termine siendo un cuento
largo.
Tú escribes una peculiar forma de crónica, y que en tu caso es una
fusión de hechos y ficción, ¿Como se articula tu proyecto en este
género?
Yo antes
escribía cuentos, pero no sé, encuentro un poco tramposa la ficción.
Llegó un momento el cuento no se ajustaba a mis necesidades de realidad,
de denuncia, de biografía y la crónica me vino como anillo al dedo.
Ahora estoy un poco de vuelta pero no a la ficción porque hay una pasada
biográfica de esos sucesos que ya ocurrieron. En lo mío siempre hay un
anclaje en la realidad. Por ejemplo, en el atentado a Pinochet por parte
del Frente Manuel Rodríguez hay una pasada biográfica y amorosa. Pensé
que a mi obra le hacía falta una potente historia de amor, y de esa
forma cruzo el zizaguear de la loca con la historia de la dictadura.
Cruzo amor y metralletas.
Hablemos de otro proyecto tuyo, la reedición de Loco Afán
(Crónicas de Sidario) por Editorial Anagrama. Qué respondes tú al temor
que puede existir entre tus lectores de que tu inserción en una mega
editorial pueda desarmar la visión crítica y minoritaria de Pedro
Lemebel.
No tengo muy claras las consecuencias de todo esto, puede ser
porque siempre he publicado en editoriales pequeñas. Ahora evidentemente
estoy conciente que estoy en un lugar peligroso, en qué momento esta
perspectiva denunciante, batallante va a ser desencontrada o va a
encontrar una fórmula cómoda y conservadora. Es un momento difícil para
mí, y tengo que pensarlo muy bien, cómo entro, cómo cruzo fronteras y
logro salir sin ser detectado.Yo creo que la estrategia contrabandista
sigue, permanecer con cierta dignidad en estos juegos y transacciones de
mi producción literaria. Es difícil pero a la vez me puede ofrecer un
pasar tranquilo al publicar en estas grandes casas editoriales. Por qué
no, por qué debo quedarme en la marginalidad y podrirme ahí. Pareciera
que el sistema te deja en ese rincón. Por eso quiero cruzar fronteras
culturales, de género. Incluso la crónica que escribo es un cruzar de
fronteras, del periodismo, la canción, el panfleto. De alguna forma me
he entrenado en escabullir los mecanismos del poder.
¿Cómo ves la recepción de tu obra, específicamente en Loco Afán,
que tiene fuerte raigambre local, jerga chilena en un contexto
global?
Creo que
específicamente ese libro pudo interesar porque cruzar temas como el
sida y la homosexualidad, pero el sida desde los cuerpos vivos, no desde
la medicina y el virus. La medicina tan preocupada por las estrategias
de permeación del SIDA, la super estrella. Yo trabajo la enfermedad
desde los cuerpos, con un gesto de desacato a la mirada cristiana que
hay sobre la enfermedad a través de una mirada sarcástica del tercer
mundo que no tiene otra opción que reírse para no asumir nunca el
tatuaje del dolor. También, me interesa que mi texto entre a dialogar
con otros textos similares, como los de Copi en España y otros. Entraría
en una suerte de agregar otra postura en relación a la homosexualidad.
Me interesa ponerlo en conversación con otros.
revista LUCERO, Universidad de California ,Berkeley, año
2000.