Pedro Lemebel

..Entrevista..
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Escritor y artista visual: Pedro Lemebel:

"Es necesario liberar algunas perversiones"

........Quien formara parte del mítico colectivo de arte Las Yeguas del Apocalipsis, presenta la segunda edición de su libro de crónicas La Esquina Es mi Corazón. Entre la escritura y la radio, intenta "mostrar la otra cara de una sociedad aparentemente festiva".


Por Andrés Gómez B.


........Ya no usa los trajes, los tacos altos ni las pelucas como antes, cuando integraba el dúo artístico Yeguas del Apocalipsis. Pedro Lemebel, junto a Francisco Casas, realizó bajo ese nombre atrevidas perfomances y videos, protestas culturales y políticas famosas en los 80. De esas actuaciones quedan algunos registros, como las fotografías que tiene en su oficina de Radio Tierra, donde de lunes a viernes, a las 14. 00 y 20. 00, transmite sus crónicas, en su programa Cancionero. Crónicas como las que conforman La Esquina Es mi Corazón, libro reeditado por Cuarto Propio.

....... En sus textos aparecen la población periférica, los baños turcos del barrio, las fondas del Parque ÓHiggins, la galería del estadio de fútbol, el regimiento, el circo pobre. Un Santiago popular, habitado por "lumpen", "maricas", raperos de esquina, empleadas, etc. Una topología que Lemebel recoge con su folclor, su lenguaje y una ironía aguda. "Hago alianzas con las minorías -dice-, con quienes están en desventaja con el poder, como los jóvenes, los homosexuales, las mujeres, los pobres. Son lugares quebrados, tránsfugas, que se están reconstruyendo permanentemente para sobrevivir en un sistema agobiante".

Represiones y deseos

.......Le gusta el nombre de "escritor cuchillo" que le asignó un crítico. "Mi escritura es una pluma cuando tengo que hablar de las minorías y filosa y punzante cuando ataco los lugares de poder".

-Sin embargo, para referirte a tus personajes usas nombres como "loca", "coliza" o "indio", ¿por qué?

-Me han preguntado por qué muestro solamente el lugar estereotipado de la homosexualidad o del pobre. Pero no hago el chiste del pobre piojoso, que hace el humorista de la tevé. ¿Acaso no hay un estereotipo del burgués, del gay gringo, de polerita blanca, con arito, musculoso? ¿Por qué mis estereotipos van a tener menos validez? Si estamos en una sociedad que trafica caricaturas, ¿por qué no puedo metaforizar estas caricaturas y alumbrarlas de imaginación?

-¿No temes ofender a esos débiles?

-Nunca hablo por ellos. Tomo prestada una voz, hago una ventriloquía con esos personajes. Pero también soy yo: soy pobre, homosexual, tengo un devenir mujer y lo dejo transitar en mi escritura. Le doy el espacio que le niega la sociedad, sobre todo a los personajes más estigmatizados de la homosexualidad, como los travestis.

-Pero tu lenguaje es peyorativo. . .

-El pueblo chileno es peyorativo. La dictadura nos cortó la risa, nos puso una risa plástica, hipócrita.

-Tus personajes se mueven por el deseo, ¿qué rol le asignas?

-En una ciudad alambrada de prejuicios, acartonada, vigilada, el deseo burla la vigilancia. Anida en lugares de penumbra, como parques, algunos cines, los baños turcos. El deseo es necesario para que respire la ciudad. Hay que soltar algunas perversiones y obscenidades, para sobrevivir. Llenos de cámaras, de micrófonos, de policías a caballo y en moto, aun así se permean deseos subterráneos, que la ciudad necesita y merece para resistir el estrés paranoico del neoliberalismo.

Esperando el regreso

Junto a Francisco Casas, montó a caballo por las calles santiaguinas, desnudo; irrumpió en un acto de artistas por Aylwin, vestido de travesti; se presentó a un congreso del PC con plumas de vedette, en los días del régimen militar.

-¿Qué ha pasado con Las Yeguas del Apocalipsis después de llegada la democracia?

-Parece que nos quedamos en esa frontera. Nos paralizó esta bienvenida democracia. Nos detuvo en una instancia de reflexión, de pensar si tenía el mismo efecto seguir realizando nuestro rito en la escena del arte. Así estuvimos mucho tiempo, hasta que este año nos invitaron a la Bienal de Arte de La Habana, donde hicimos una performance sobre la memoria. Incluso actuamos para los pacientes del sidario.

-¿Seguirán trabajando el escándalo?

-El escándalo está masificado. El desacato cultural ahora lo hacen evento comerciable. Eso no me interesa, no es político.

-¿Encontrarán Las Yeguas un espacio en este nuevo escenario?

-En este instante estoy dedicado a la escritura y Pancho al video. En algún momento nos juntaremos para reactivar el imaginario de Las Yeguas del Apocalipsis. Porque Las Yeguas no fueron Francisco Casas y Pedro Lemebel, sino un imaginario. La gente creía que éramos miles. Decían allá vienen Las Yeguas del Apocalipsis, a esconderse¹. Hay una retrospectiva pendiente de nuestro trabajo, que a lo mejor la haremos el próximo año, que es el Año de los Derechos Humanos. Ahora, no había pensado que la presentación de este libro es el día del fútbol. Algo haré con eso, entre el fútbol y el 11 de septiembre, que se tocan: el olvido superficial del partido y la otra llaga del golpe.

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