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"Fui
diosa fui reina"
Vida y obra de Bárbara Délano
Lilian
Fernández Hall
Estocolmo, 27 de enero
de 2007
El
sábado 28 de octubre del año pasado se presentó, en el marco
de la Feria Internacional del Libro de Santiago de Chile, el libro póstumo
Cuadernos de Bárbara, de la poeta chilena Bárbara Délano.
Es una edición de homenaje que coincide con el décimo aniversario
de la trágica muerte de su autora en un accidente aéreo, el 2 de
octubre de 1996, y que contiene además de material anteriormente publicado,
una serie de textos hasta hoy inéditos. La publicación de este volumen
es necesaria y bienvenida, tanto para quienes conocen y admiran la poesía
de Bárbara Délano como para quienes hasta ahora no han tenido acceso
a sus escasamente difundidos libros de poesía.
La vida relativamente
breve de Bárbara Délano tuvo características muy especiales.
La historia deslumbrante y trágica de su vida y su accidente fatal, despiertan
un interés y una fascinación tal en el lector que su obra poética
queda injustamente relegada a un segundo plano. La figura de Bárbara es
ciertamente un recuerdo imborrable para todos aquellos que tuvimos la oportunidad
de conocerla. Personalmente, la visité en México, en su hermoso
departamento de la Colonia Condesa, en el extremo donde comienza el Bosque de
Chapultepec. Llegué allí a saludarla enviada por su padre, el escritor
Poli Délano, quien por ese entonces estaba recién retornado a Chile
luego de un exilio de casi diez años en México. Recuerdo a Bárbara
como una mujer joven con un carisma excepcional: inteligente, abierta, generosa,
bella. De una gran integridad y una enorme capacidad de trabajo. Esta misma impresión
de Bárbara puede leerse en un sinfín de comentarios y anotaciones
sobre su vida y su obra, entre otros en el entrañable texto del escritor
Pedro Lemebel (1).
"La
edad de los mangos"
Bárbara Délano Azócar
nació en Santiago de Chile el 17 de octubre de 1961, hija de María
Luisa Azócar, psicóloga y poeta, y de Poli Délano, escritor,
autor de más de veinte libros y figura destacada de la vida literaria chilena.
Nieta además del escritor, periodista y diplomático Luis Enrique
Délano, a quien le unió un profundo afecto. Fue a su abuelo a quien
Bárbara le dedicó su primer poema, a los ocho años. Éste
sería publicado en el periódico "La Última Hora",
dando testimonio de su temprana afición a la poesía.
Bárbara
creció en el barrio de Valencia, en Ñuñoa, pero pasó
largas temporadas, sobre todo los veranos, en la casa familiar en el balneario
de Cartagena, compartiendo con su hermana Viviana aventuras y descubrimientos
de todo tipo, como lo recuerda en su poema "Verano" ("El agua es
un terciopelo/ que lame nuestras piernas/ con suaves olas de cristal" p.156
(2)). Durante su infancia
viajó mucho, acompañando a sus padres por diversos países
de Europa y de África, así como distintas regiones de México.
Allí termina sus estudios secundarios y se decide a retornar a su país
natal para iniciar la Licenciatura en Letras Hispanoamericanas en la Universidad
de Chile. Desde muy joven, Bárbara dedicó todo su tiempo a sus dos
pasiones: la literatura y la política. Tempranamente ingresó en
la Federación Juvenil Comunista y mostró un compromiso político
muy intenso. Con el paso de los años, Bárbara se distanció
de las ortodoxias y aunque se mantuvo fiel sus ideales, siempre estuvo alejada
de cualquier dogmatismo e intolerancia.
En 1982 vuelve a México,
donde cursa la carrera de Sociología en la Universidad Autónoma
de México (UNAM), en la cual se tituló cinco años después,
obteniendo la medalla Gabino Barreda para estudiantes sobresalientes. Para esa
época, colabora en la revista La Brújula en el bosillo y
en "Plural", suplemento del diario "El Excelsior", dirigido
por el poeta argentino Jorge Boccanera. En 1988 regresa a Chile y entra a trabajar
en el Centro de Estudios de la Mujer. Publica el libro de investigación
Asedio sexual en el trabajo, junto con Rosalba Tadaro. Paralelamente, continúa
con su trabajo literario, y recibe la beca del primer taller de poesía
de la Fundación Pablo Neruda. Durante muchos años oscila entre Chile
y México, donde finalmente se asentaría en 1992, cuando empieza
a trabajar en la Procuraduría Agraria como directora del área de
Comunicación Social. En 1995 inicia una maestría en Ediciones en
la Universidad de Guadalajara.
A principios de octubre de 1996, decide
dar una sorpresa a sus padres y viajar a Santiago. Hace una escala en Lima, para
visitar a algunos amigos queridos. Se encuentra con el poeta peruano Antonio Cisneros,
viejo amigo de la familia, y, junto con algunas personas más (entre ellas
Carolina Teiller, hija del poeta chileno Jorge Teiller) visitan la cevichería
Canta Rana en El Barranco. Allí, alguien le cuenta que hacía dos
siglos, el escritor Herman Melville había grabado su nombre en uno de los
mesones de madera de un bar de El Callao. Bárbara no puede resistir la
tentación y, con un cuchillo, graba también el suyo en una mesa
del Canta Rana. Al día siguiente, el poeta Cisneros la despide en el aeropuerto
de Lima. Allí, Bárbara aborda el fatídico Boeing 757-200
de Aero Perú, que se estrellaría en el Océano Pacífico
a poco de salir de Lima, dejando un saldo de 70 víctimas. El cuerpo de
Bárbara nunca se recuperó.
En el recuerdo de todos los que
la conocieron, queda la imagen de Bárbara detenida en esa edad magnífica
de su último viaje. Como ella misma lo diría:
Tengo
la edad de los mangos
amontonados en las escaleras
con sus jugosas texturas
amarillas
(...)
Tengo mañanas amontonadas en hileras luminosas
despertares
húmedos y nocturnos
por cáñamos rojizos
(...)
Tengo
la edad que se hace con la piedra y el barro
la edad del eclipse
de sueños
como grandes limoneros
como el olor dulzón pesado de la marihuana (p.
125)
"Las
líneas están trazadas"
Por
haber nacido en una familia de artistas, escritores e intelectuales, Bárbara
Délano estuvo desde temprano en contacto con la literatura y las artes.
Su abuelo Luis Enrique, escritor, periodista, embajador, pero también "pintor
de domingo", como él mismo solía llamarse, la retrató
junto a su hermana Viviana en un muro de su casa de Cartagena. A Bárbara
se la veía, cuenta su padre, nadando en el fondo del mar, rodeada de pulpos,
peces y estrellas de mar. Tenía una copa de vino en su mano, con la cual
brindaba por su abuelo. Como un extraño designio para quien acabaría
también, como reina en el recuerdo de todos, en el fondo del océano
(3).
Para el año 1976, la joven Bárbara, de apenas
15 años, entra en contacto con los entonces prácticamente desconocidos
poetas Roberto Bolaño y Mario Santiago, quienes por esa época estaban
formando el grupo de poetas infrarrealistas, a cuyas reuniones Bárbara
comenzó a concurrir (4). Bolaño,
también chileno afincado entonces en México, se había acercado
a Poli Délano, a quien admiraba pero a quien no podía dejar de provocar
constantemente. Bolaño ya había publicado dos libros de poesía
y por ese entonces era reportero de la revista "Plural".
Como poeta,
Bárbara surge en la antología Poesía en el camino
(1977), una compilación hecha por la Unión de Escritores Jóvenes,
en la que figuraban poetas entonces nuevos. Entre ellos aparecen, además
de Bárbara: Armando Rubio, Erick Pohlhammer, Antonio Gil y otros. Posteriormente,
publicó México-Santiago (1979), edición artesanal
realizada en conjunto con el pintor mexicano Marcos Limenes. Le sigue El rumor
de la niebla (1984), edición bilingüe, editada en Canadá.
Bárbara Délano es incluida también en una serie de antologías:
Entre la lluvia y el arco iris (1983), antología de poesía
joven compilada por Soledad Bianchi; Antología de la nueva poesía
chilena (1985), edición de Juan Villegas; Veinticinco años
de poesía chilena (1975-1990), realizada por Teresa Calderón,
Lila Calderón y Tomás Harris, y la Antología del poema
breve en Chile (1998), selección de Floridor Pérez. Luego de
su trágica muerte, se encontró entre sus papeles el manuscrito del
libro Playas de fuego, que sería luego publicado por su madre, María
Luisa Azócar, con la ayuda de Teresa Calderón y María Luz
Moraga.
"La
más fiera de su calaña"
Llegamos
finalmente al 2006, décimo aniversario de la muerte de Bárbara,
año en el cual la Editorial Galinost publica el volumen Cuadernos de
Bárbara. Con esta edición, Galinost lleva a cabo la singular
tarea de contar entre sus escritores a tres generaciones de una misma familia:
tanto Luis Enrique como Poli, y ahora Bárbara, figuran en sus catálogos.
La edición estuvo planeada y cuidada por los padres de Bárbara -sobre
todo por su madre, María Luisa, que revisó y supervisó el
material de su hija-. Según declaraciones de Poli Délano (5),
inicialmente se había planeado que contuviera también cartas y comentarios
sobre la obra de Bárbara, realizados por críticos o amigos de la
joven.
Lamentablemente no acompaña el volumen ninguna
introducción (sí un bello, pero poco clarificador, prólogo
del maestro Gonzalo Rojas) que aclare el criterio con el que se trabajó
la obra de Bárbara. ¿Es el poemario que abre el volumen, titulado
Baño de mujeres, material inédito, o forma parte de México-
Santiago? ¿Por qué la diferencia en la tipografía de
los poemas (algunos en cursiva, otros en mayúsculas)? ¿Por qué
no están fechados todos los poemarios? Esto sería interesante para
quienes no han tenido acceso a todos los libros anteriores de la poeta santiaguina.
La
colección que inicia el libro se denomina Baño de mujeres
y es un poemario muy sólido, de tono rabioso y provocativo. El yo poético
se pluraliza y se convierte en un "nosotras", representativo de la mujer
latinoamericana, desde siempre objeto de abusos ("expuestas las cavidades
al crimen", p. 23), injurias, deseos ajenos y falta de respeto: "culpable
nacida de costilla para servir" (p. 19). Estos poemas transmiten una ira
contenida, un deseo de reivindicación y hasta de revancha ("todos
los días el día de mi venganza" p.19). El uso de las mayúsculas
en los poemas pareciera representar la intensidad de la voz poética: poesía
del grito más que del susurro. Este poemario es un ejemplo cabal del intenso
pathos que la mujer, profesional y poeta Bárbara Délano usó
como combustible para su vida y su obra. Poesía violenta, sin concesiones,
deliberadamente chocante en ocasiones, casi desesperada:
QUEMADA
RAJADA HIRSUTA
LLENADA DE SEMENES SIN MADRE NI PADRE
CORRIDA DE MANO HASTIADA
FETIDA
ME LAVO EL HUMO DE LOS CIGARROS AJENOS (p.19)
El
tono de Baño de mujeres está lejos de la poesía posterior
de Bárbara, de tono más íntimo y melancólico. Probablemente
es una obra de juventud, que refleja la frustración de ser mujer en Latinoamérica
y ser parte de "nosotras las que fuimos violadas" (p. 23). La condición
femenina se define por su condición de desamparo:
MÍRANOS
SEÑOR TODA LA DESNUDEZ
TODO EL DESAMPARO LA INCREDULIDAD (p.24)
LAS
DESCREÍDAS SOMOS EN ESTE PARAJE
LAS BURLADAS
ESCARNIO HICIERON DE
NUESTROS CUERPOS
Y DE NUESTROS SUEÑOS TAMBIÉN (p. 26)
Si
bien al parecer son éstos los textos de una poeta joven, muestran una madurez
sorprendente en la elección del tono y la atmósfera, que se ajustan
perfectamente al tema tratado.
La colección que le sigue se denomina
El rumor de la niebla y está fechada en 1984. Incluye tres secciones,
todas de diferentes registros. Da la impresión de ser una búsqueda
de la voz poética. No tiene una unidad de tono como el volumen anterior,
pero muestra, a su favor, una mayor variedad de temas y niveles. Ya en El rumor
de la niebla encontramos una característica de la poesía de
Bárbara que se hará más y más presente y cada vez
más desconcertante: una poesía profética, cargada de vaticinios
y presagios. El tono es aquí más personal e íntimo: la rabia
se ha transformado en melancolía y tristeza. La rabia por el destino colectivo
de la mujer que la poeta expresaba en Baño de mujeres, se convierte
ahora en una especie de desilusión por el destino estrictamente personal:
Ya
no espero nada
Todo ha pasado por un caleidoscopio antiguo
en una terrible
secuencia que se desmenuza
La lluvia el dolor
lo mismo (p. 44)
La sección
"Lucubraciones sobre un álbum de familia" es la parte más
enigmática y más atrayente. Figuras y situaciones singulares que
parecen salidas del universo de los sueños:
Yo
soy el hombre con cabeza de toro
y patas de toro
Tengo los ojos amarillos
como
todos los que estuvimos el día de
muertos
Desde entonces duermo recostado
sobre
las juncias (p. 51)
En "Vidrio
púrpura", en la tercera sección denominada "El Viaje",
aparece el interés de Bárbara por los espacios exóticos,
que reaparecerán más adelante en su poesía, y que le darán,
en determinadas oportunidades, un carácter más narrativo, aunque
la de Bárbara fue, en gran medida, una poesía de reflexión,
profundidad e intenso lirismo.
"Rabiosa
espuma platinada"
Así llegamos a Playas de fuego,
el primer libro póstumo de Bárbara Délano. Textos que dan
un vistazo hacia el pasado e inauguran esa atmósfera de tristeza que se
encontrará en muchos de los poemas de esta colección y de las siguientes.
En Playas de fuego retornan varios espacios míticos que la autora
que había utilizado anteriormente: el jardín, el patio, la casa,
la nieve:
Entonces
sólo tendremos el recuerdo de la tarde
en que nos amamos bajo la nieve
en un Jardín que
existe para siempre (p. 92)
Porque
ése era el Jardín nevado
el pedazo de tierra para dormir bajo
las fragantes nubes
sin buscar nada sin desear nada (p.77)
Estábamos
sentados en el Jardín
Caía nieve sobre los duraznos desnudos
(p. 91)
Estos espacios están
ligados a un tiempo pasado, imposible de recobrar, y dan origen a una atmósfera
de melancolía y a un tono de desencanto que predominará en la posterior
poesía de Bárbara Délano.
El poema de la página
99, que comienza "Y cayó y tuvimos que marchar..." es un texto
de gran calidad, que pinta el sentimiento de vacío y soledad que la "generación
perdida" de chilenos, como la llama la autora, experimenta luego de tantos
años de represión, redadas militares, desaparecidos y miedos. La
dictadura arrasó con todo, desaparecieron todos los puntos de referencia:
el hogar, la familia, el futuro:
Nos
habían dejado sin casa.... sin sueños
sin
escuela y nuestros padres se fueron
y los vecinos se arrinconaron en sus cocinas
y
cuando llegaron a preguntarles dieron nombres
y entonces fueron a nuestras
casas
Muchas veces entraron con sus mascarillas
se sentaron en la sala a hacer preguntas
revisaron la alacena y los cajones
dejaron
todo desparramado
Dijeron que era rutina
La
rutina duró años
Y tuvimos que
cambiar de nombre
dar claves telefónicas a los amigos
juntarnos en
las esquinas oscuras
(...)
Éramos
cuatro gatos y queríamos vivir
La generación
perdida nos llamaron
y fuimos carne de cañón (p. 99)
El
desencanto y el sentimiento de derrota estará presente en varios poemas
de la autora, que a través de su elaboración poética los
transforma en algo positivo; una melancolía que, si bien es ausencia de
entusiasmo, es quizás lo más parecido a la armonía o a un
cierto equilibrio interior:
Al
principio creíamos que alguien nos oiría
que alguien vendría
a buscarnos
Sólo nos buscó la
muerte
la enfermedad .... el éxodo
A
veces íbamos al mar y comíamos almejas
en algún boliche
barato del puerto
Dejábamos que el sol pegara sobre nuestras piernas
y
al salir escribíamos sobre las paredes
frases heroicas que he olvidado
para
después correr y perdernos en las callejuelas
para volver a sentirnos
tristes
porque es la tristeza la que salva
la rotunda melancolía
de no saber
de no tener destino (p. 100)
Es
también en Playas de fuego que el tema de la profecía aparece
cada vez más claramente delineado. En las siguientes líneas parece
Bárbara describir lo que años después será su propio
destino trágico:
Entonces
ví el avión atravesando el cielo
la nieve blanca se extendía
abajo
y el sol era más grande que nunca
como en los dibujos de los
niños lo vi
Tómame la mano pecosa ....
dije
para que no sintiéramos
Pero
sentíamos de todas maneras
el carraspear de las bobinas y las alas
las
magníficas alas .... también se caían
y
se estrellaban contra el suelo
Tómame
la mano le dije a mi hermana
basta ya de esta chingadera
(...)
Ya
no recuerdo .... me desmayé
Veía
como bajo el agua
(...)
ahí mismo quedó su cremallera reventada
contra
las ventanas del avión
las ventanas del avión que dejaban
pasar el azul del cielo (p. 97-98)
Durante
la presentación del libro de Bárbara en Santiago de Chile, el poeta
peruano Antonio Cisneros, que fue quien la despidió antes de su último
viaje, marcó claramente una línea en la poesía de Bárbara
Délano, en la cual puede rastrearse una especie de premonición o
de presagio, una suerte de imagen inconciente que Bárbara tenía
y expresaba en su poesía. Esta es la imagen de un final abrupto, de catástrofe
aérea. Varios poemas retoman este tema.
Sigue luego La otra orilla,
textos póstumos nunca publicados hasta el momento. De nuevo aparecen los
textos escritos en mayúsculas. Parece ser una breve serie de fragmentos,
sin título. Quizás serían ideas, gérmenes de poemas
que, probablemente, crecerían. Lamentablemente no los acompañana
ningún texto aclaratorio de los compiladores, que hubiera facilitado la
ubicación de los textos en el contexto de la obra de la autora.
El texto que más llama la atención se ubica bajo el tema de la profecía
del que Antonio Cisneros hablaba:
ENTONCES
OÍ LA AVALANCHA DE PECES ENCENDIDOS
RABIOSA ESPUMA PLATINADA
CIEGOS
DE FUEGO .... LLUVIA ....
ALGAS
UNA VOZ ESPESA
LOS MIEMBROS ACOMETIDOS POR LA FURIA
FLOTABAN LOS
PECES
EL PETRÓLEO (p.111)
Fui
diosa fui reina
Y llegamos así a la última parte del
volumen, denominada curiosamente Fragmentos. Es también material
inédito, pero el título confunde, ya que son textos mucho más
completos que los presentados en La otra orilla. Varios de los temas anteriores
de Bárbara se desarrollan en estos excelentes poemas, entre ellos el de
la infancia perdida, (simbolizada anteriormente en el cuerpo sin vida de una niña:
"sólo veo en el patio jugando a una niña muerta", p. 82).
Aquí retoma Bárbara también el tema de los espacios simbólicos,
como el patio y la casa abandonada:
El
patio está sucio
las hojas se han ido amontonando
......
.. .. ... sobre el cadáver de mi perro
......
.. .. ... sobre el cadáver de mi infancia
El
patio está solo
...... .. .. ... No sé
de dónde vino tanta muerte
tanto dolor agolpado en los rincones
(...)
La
casa está llena de fantasmas
(...)
...... ..
.. ... No sé de quién son estas cosas
......
.. .. ... no distingo entre la muerte y la distancia
Tengo
la respiración agitada
hay un ruido de pájaros afuera
......
.. .. ... cerca de los bambúes
...... ..
.. ... lápidas
...... .. .. ...
en el patio cementerio
Todo yace
.. .. oscuro .. .. ido (p. 123)
La
casa funciona aquí, como tradicionalmente lo ha hecho en la literatura,
como símbolo tanto de uno mismo como del país. Luego del golpe de
estado en Chile, y la persecución que le siguió (que Bárbara
sufrió muy cerca), las casas en su poesía están siempre deshabitadas,
vacías, semiderruídas:
A
veces no comprendo bien lo que pasó
alguien se fue
se escuchó
un grito en la noche
todo ardía en un Santiago oscuro
Desde
entonces nunca volví a esa casa
nunca volvimos
Dicen
que las plantas se secaron
.... .. .. ...que está
vacía
que allí no vive nadie
Hubo
quienes no volvieron más
que se los llevó la noche
....
.. .. ...dicen
Chile no anduvo de rodillas
se arrastró con
los tobillos
entonces aprendimos a bordar bajo el sordo estruendo
Silencio
.... .. .. ...(p.
144)
Sin embargo, a pesar de esta
carga de vacío y pérdida que la casa simboliza en los poemas de
Bárbara, está siempre presente el tema del regreso. Regresar a casa
es regresar a ese espacio mítico de la memoria: la casa del jardín
de los damascos, el patio donde colgaban los recuerdos, los sueños, las
obsesiones de la poeta. Algunas de las mejores y más maduras poesías
de Bárbara Délano se encuentran en esta sección. La influencia
vallejiana se deja ver en esas atmósferas de tristeza y melancolía,
de tardes de lluvia viendo un paisaje desolador por la ventana. Bárbara
es autora de una poesía altamente lírica, rica en imágenes
sugerentes, con una capacidad única para crear atmósferas, sensaciones,
paisajes del alma:
una
lengua de corriente me lamió la espalda
(...)
.... .. .. ...acaso el silencio
sepa donde
habita esa
voz que no se quiebra
que nutre nuestros cuerpos
....
.. .. ...como miel
.... .. .. ...acaso
la muerte lo sepa (146)
La
colección denominada Fragmentos carece de unidad estructural, no
son un corpus acabado, puesto que la autora probablemente continuaría el
trabajo. Como piezas sueltas son, sin embargo, de un valor único, y nos
dejan entrever la calidad poética de la autora. Sobresale en el conjunto,
el poema "Humberstone", donde la poeta relata las impresiones de una
visita a las oficinas salitreras del mismo nombre
(6). El paisaje semidesierto de Humberstone es, de alguna manera, ese paisaje
desolado de la poesía madura de Bárbara. El recuerdo de un tiempo
que pasó. Sin embargo, allí encuentra la poeta la paz, la armonía,
o una especie de nirvana en la ausencia de deseo:
Yo
pensaba que nada vale la pena
Sólo caminar por Humberstone
en las
tardes felices
y sentarse en la butaca del teatro vacío
sin esperar
función alguna
Sin desear nada.
(...)
Recuerdo
y pienso
que no vale la pena vivir
sin ir a Humberstone
sin que un amigo
invisible te acompañe
y te tiendas sobre el polvo
....
.. .. ...a dejar morir la tarde (p. 154)
Bárbara
Délano tenía una capacidad excepcional para expresar sugestiones
y emociones. La atmósfera de Humberstone coincide exactamente con el estado
de ánimo de la poeta.
Otros dos poemas se destacan en esta colección
de "Fragmentos": uno es el poema "Verano", dedicado a su hermana
Viviana, y el otro es "Margarita la Tiburonera", dedicado a su abuelo
("a Luis Enrique Délano, capitán de altura"). Este es
también el poema que cierra Cuadernos de Bárbara. "Margarita
la Tiburonera" se sitúa entre los textos de la autora que tocan el
tema de las historias de navíos, puertos lejanos y capitanes extraordinarios.
En él está presente también el tema de la profecía,
una especie de vaticinio de los que será su suerte futura, el naufragio
y la aventura de vivir.
La
oscuridad del agua me penetró
sólo los peces relumbraban en la
oscuridad (p. 167)
La
brújula señalaba el Destino y
el peligro crecía en medio
de la noche
¿Zarparemos?
(...)
Oh mar encendido
Olas llameantes
y tantos deseos de no morir
Oigo tu voz susurrándole a los dioses
(...)
¿Dónde
está la otra orilla?
¡Oh dulce capitán!
¡No llegaremos
nunca a puerto!
Bajo la noche respiramos como niños
Esta
aventura es incomparable (p. 169)
La
publicación de Cuadernos de Bárbara es una muestra de valentía
y de madurez de parte de la Editorial Galinost. La obra algo dispersa y difícil
de conseguir de Bárbara Délano se hace accesible a través
de esta edición muy cuidada y de gran valor como objeto estético.
Una edición necesaria para que la labor de esta joven poeta chilena perdure
y se difunda cada vez más.
El paso por la vida de Bárbara
Délano fue corto e intenso. Queda un nombre grabado en una mesa en Lima
(acompañado ahora por un retrato de la bella poeta) y la memoria de mucha
gente que conoció a Bárbara. Pero quizás la mejor imagen
de esta joven mujer quede escrita por ella misma. Dice:
He
danzado al pie de los ídolos
He bebido
y comido todos los frutos de la tierra
He subido
montes nevados y pisado las arenas ardientes
Una
mañana me asomé desde lo más alto de las Torres Gemelas
y
sentí satisfacción
He sido pobre
y rica
ataviada por finas coronas de hierbas
Odié
y amé en la lujuria y el reposo
En los
festines fui bataclana
y en la soledad me recogía
Conocí
campos y ciudades preparé platillos deliciosos
y
disfruté el sencillo pan que me ofrecieron
(...)
Fui
diosa fui reina
No en vano somos nada mis amigos
muertos y yo
Por ellos me he tendido aquí
para
abrazarlos amorosamente
como lame el mar a lo lejos la orilla (p.
79-81)
Notas:
(1)
en: http://www.puntofinal.cl/990528/artetxt.html
(2) Délano, Bárbara. Cuadernos de Bárbara. Santiago de Chile,
Galinost, 2006. En las citas posteriores, se apuntará solamente el número
de página, que refiere directamente a esta edición.
(3) Ver entrevista de Mario Rodríguez Ordenes a Poli Délano: "Quiero
seguir escribiendo con la pasión de siempre", en: http://www.vertice2000.cl/rincon/rincon-005.php
(4) Francisco Véjar, en: "La
fugaz estrella de Bárbara". Revista de Libros de El Mercurio, sábado
3 de enero de 2004
(en: http://www.letras.mysite.com/bd141004.htm
)
También: Alejandra Costamanga, en: "La flojera y la memoria.
Entrevista a Poli Délano" en Letras de Chile:
http://www.letrasdechile.cl/modules.php?name=News&file=article&...
(5) Entrevista de Mario Rodríguez
Ordenes a Poli Délano, op. cit.
(6) Estas oficinas fueron establecidas en 1872 por la Peruvian Nitrate Company, con
el nombre de La Palma. Pasó luego por diferentes dueños hasta que
fue adquirida por la Compañía salitrera de Tarapacá y Antofagasta
(COSATAN), siendo sometida a una reestructuración en el año 1934,
y rebautizada con su actual nombre, en homenaje a Santiago Humberstone, el "padre
del salitre" (http://www.albumdesierto.cl/humber.htm ). Ese año se construyó el campamento y posteriormente la Iglesia,
el mercado, el hotel, el teatro, el hospital, la escuela, la psicina y las casas
para los jefes, empleados y obreros. Las oficinas salitreras de Humberstone cerraron
definitivamente sus puertas en febrero de 1960. El 17 de enero del 2002, Humberstone,
junto a la oficina salitrera Santa Laura, fue adquirida por la Corporación
del Museo del Salitre, entidad que pretende instituir en ambos lugares un museo
abierto, destinado al recuerdo y la preservación de los vestigios del pasado
salitrero del país. En el año 2005, Humberstone fue declarado Patrimonio
de la Humanidad por la UNESCO.