que una primera pérdida de sangre
vengada
a dientes y uñas o, para una muchacha
dulces como una primera efusión
de su sangre.
Y así empezó a girar la vieja
rueda -símbolo de la vida-
la rueda que se atasca
como si no
volara, entre una y otra generación, en un abrir de ojos brillantes y un
cerrar de ojos opacos
con un imperceptible sonido
musgoso.
Centrándose en su eje, a imitación de los niños
que
rodábamos de dos en dos, con las orejas rojas
-símbolos del pudor que
saborea su ofensa-
rabiosamente tiernos,
la rueda dio unas vueltas
en falso como en una edad anterior a la invención de la rueda
en el
sentido de las manecillas del reloj y en su
contrasentido.
Por un momento reinó la confusión en el tiempo. Y yo mordí
largamente en el cuello a mi prima Isabel,
en un abrir y cerrar del
ojo del que todo lo ve,
como en una edad anterior al pecado
pues
simulábamos luchar en la creencia de que esto hacíamos; creencia rayana
en la fe como el juego en la verdad
y los hechos se aventuraban
apenas a
.....................................................................desmentirnos
....................................................................
con las orejas rojas.
Dejamos de girar por el suelo, mi primo Angel vencedor de
Paulina, mi hermana; yo de Isabel, envueltas ambas ninfas en un capullo
de frazadas que las hacía estornudar
-olor a naftalina en la pelusa
del fruto-.
Esas eran nuestras armas victoriosas y
las suyas
vencidas confundiendose unas con otras
.........................................a modo de
nidos como celdas,
.........................................de celdas
como abrazos, de abrazos como grillos en los pies y en las
manos.
Dejamos de girar con una rara sensación de vergüenza, sin
conseguir formularnos otro reproche
que el de haber postulado a un
éxito tan fácil.
La rueda daba ya unas vueltas perfectas,
....................................como en la
época de su aparición en el mito,
....................................como en su edad
de madera recién carpintereada
con un ruido de canto de gorriones
medievales; El tiempo volaba en la buena dirección. Se lo podía oír
avanzar hacia nosotros
mucho más rápido que el reloj del
comedor
.....................................cuyo tic-tac
se enardecía por romper tanto silencio.
El tiempo volaba como para arrollarnos con un ruido de aguas
espumosas más rápidas en la proximidad de la rueda
del molino, con
alas de gorriones
-símbolos del salvaje orden libre-
con todo él
por único objeto desbordante
..............................................................y
la vida
-símbolo de la rueda-
se adelantaba a pasar
tempestuosamente haciendo girar la rueda a velocidad acelerada, como en
una molienda de tiempo,
..............................................................................................tempestuosa.
Yo solté a mi cautiva y caí de rodillas, como si hubiera
envejecido de golpe, presa de dulce, de empalagoso pánico como si
hubiera conocido, más allá del amor en la flor de su edad, la
crueldad
del corazón en el fruto del amor, la corrupción del fruto y
luego... el carozo
................sangriento,
..............................afiebrado
................................................y
seco.
¿Qué será de los niños que fuimos?
................................ Alguien se
precipitó a encender la luz, más rápido que el pensamiento de las
personas mayores.
Se nos buscaba ya en el interior de la
casa,
....................................en las
inmediaciones del molino: la pieza oscura como el claro de un
bosque.
Pero siempre hubo tiempo para ganárselo a los sempiternos
cazadores de niños. Cuando ellos entraron al comedor, allí estábamos los
ángeles sentados a la mesa
ojeando nuestras revistas
ilustradas
-los hombres a un extremo, las mujeres al otro-
en un
orden perfecto, anterior a la sangre.
En el contrasentido de las manecillas del reloj se desatascó la
rueda antes de girar y ni siquiera nosotros pudimos
encontrarnos a la
vuelta del vértigo,
.................................................cuando
entramos en el tiempo
como en aguas mansas, serenamente
veloces;
en ellas nos dispersamos para siempre, al
..................................................igual
que los restos de un mismo
..................................................................................naufragio.
Pero una parte de mí no ha girado a compás
de la rueda, a
favor de la corriente.
Nada es bastante real para un fantasma. Soy en parte ese niño que
cae de rodillas
dulcemente abrumado de imposibles presagios
y no
he cumplido aún toda mi edad
ni llegaré a cumplirla como él
........................................de una sola
vez y para siempre.
(
de La pieza Oscura, 1963 )
imagen: pintura de Patricia Israel. artista
chilena.
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proyecto patrimonio; Poesía:
Enrique Lihn
letras.s5.com; mail : oso301@hotmail.com