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Enrique
Lihn:
A PARTIR DE
MANHATTAN
por Carla Grandi
"Edgar me hago tu eco yo también prefiero -en mi perversidad-
lo distante y equívoco a lo obvio y lo fácil...
(Poe, de A partir de Manhattan)
.......... Lo distante -que no
es lo tanto- y lo equívoco, no como formas de escapismo, sino como
índices de una actitud problemática y de una reflexión crítica,
constituyen el objeto poético del conjunto de poemas que integran
A partir de Manhattan, de Enrique Lihn. .......... En la ambición, lograda, de reproducir
el ritmo interno del pensamiento, objetos, seres y circunstancias,
asumen el ritmo del pensamiento mismo en una feliz fusión de símbolo y
realidad. Y su poesía es una toma de conciencia y una actitud cultural
de tipo crítico y así cada poema nos entrega la desilusión del que
observa un orden de cosas que repugna. .......... La angustia y la protesta por tal orden
se transforman en pequeñas crónicas poéticas, retratos líricos de una
decaída sociedad de consumo occidental. Breves cuadros descriptivos de
humillación y de miseria, en los que la lengua poética está al servicio
de una desoladora visión del mundo, instrumento expresivo que mediante
analogía, violencia y sordidez de imágenes y lenguaje conviene a la
comunicación de tan triste materia poética. Como una manera intencional
de enfrentar el estilo, el lenguaje y la imagen extremada son su mayor
licencia poética. .......... Son
impresionistas su lenguaje de sensaciones, la tendencia a la
estilización de los seres que presenta, su evidente vocación pictórica,
y el detalle, en la imagen, que expande la impresión de la totalidad. Su
técnica descansa en imágenes insólitas, en asociaciones extravagantes, y
a menudo desaparece la copulación, para dejar paso a la yuxtaposición de
imágenes, manifestación lingüística de un mundo angustiado donde las
válvulas de escape parecen forzadas para siempre. A partir de
Manhattan no es una fantasía romántica. El poeta se empeña en un
trabajo insidioso: Movido por una pasión casi científica observa un
mundo sin vestigios de humanidad ideal, y su atención se detiene,
minuciosa, en seres y objetos a menudo repelentes, hasta retratarlos con
una especie de estupor frío, enfrentándolos como figuras ajenas y al
mismo tiempo conocidas, fotografías de esa miseria humana que nunca deja
de sorprender.
Dios escupió y el hombre se hizo El hombre eyaculó y el
esqueleto cartilaginoso de una mujer llamada Isabel
Rawsthorne apareció en una calle del soho charcos de sangre
membranosa transparentándose en lechos
clínicos
Isabel Rawsthorne, esqueleto cartilaginoso de las calles
del soho una cara como un vómito como una plasta que el
ordeñador sanguinolento de lo real pisotea con sus patas de
vaca
(Isabel
Rawsthorne)
Es una cara conocida llena de costurones con lívidas
cicatrices bajo unos centavos de polvo, y que emerge de todas las
grietas de la Ciudad, en este barrio más antiguo que el Barrio de
Los Alquimistas como la cara sin cuerpo del caracol ofreciéndose en
los dos sexos de su cuello andrógeno blandamente fálica y untado de
baba vaginal
el busto de un boxeador que muestra las tetas en el marco
de un socavón
(El
Vaciadero)
.......... Las analogías
revelan un mundo regido por las leyes de un progreso mecanicista.
Normativo, de cánones severos. Mundo ambiguamente simple, de destinos
decididos, de rumbos preestablecidos por la técnica, en el que millones
de seres, sin saber dónde van, ni para qué, aceptan con sumisión la
disciplina del subway, arrastrados por la necesidad incomprensible de la
velocidad del tren, reos de un delito no cometido, presos sin rebeldía
de un imposible penal mecánico, seres manifiestos sólo por el brillo de
los avisos de publicidad. Apáticos, inmutables y como la miseria,
carentes. .......... En tanto el universo
humano se minimiza, el ámbito se dimensiona excesivo, dentro del tópico
de la Ciudad tentacular que atomiza y de la civilización que destruye
(Una canción para Texas, Verso para ilustrar unas fotografías de San
Antonio de Atitlán). .......... El
espacio adquiere sentido, y es un fin en sí por cuanto meta del
progreso. La Ciudad crece, las carreteras se hacen, el subway corre a
gran velocidad. Y el tiempo, coherente consigo mismo, deviene. Sólo para
el hombre nada acontece. O mejor, la voluntad del hombre en nada cambia
el acontecer, lo rige un azar impenetrable, no cuestionado, que no lo
conduce sustancialmente a ninguna parte, porque ....................................................
La vida es, mientras dura infranqueable ......... Los hombres sin voluntad, carentes de la
posibilidad de decidir, arrebatados por una necesidad inescrutable,
insertos en la civilización como enfermedad histórica, ignorantes del
instrumento de la cura, indiferentes a la vida, son conducidos a la
muerte como fin deseable...éxtasis de lo que por fin se pudre para
siempre. .......... El hombre como
ente gregario, cuyo bienestar se expresa en actos de amor hacia sus
semejantes no tiene cabida en este mundo, por el contrario, toda entrega
es negada por la conformidad intrínsecamente cínica de la sociedad: la
amistad es sólo una idea platónica y la memoria sólo es carnal.
Lo humano, el individuo, es un detalle, en el cual la memoria rara vez
se detiene y cuando se muestra es en su aspecto más
destructivo. .......... No debe
extrañarnos: el hombre es sólo un escupo de Dios y la mujer, el
esqueleto cartilaginoso, producto de la eyaculación aleatoria del
hombre. .......... El hombre, acabado
desde el inicio, incorporado a la meta del progreso, destinado a la
necesidad industrial del consumo, adorador del fetiche publicitario, en
permanente proceso de destrucción, termina por no ser más que un
escombro. .......... La única realidad
creadora parece ser la palabra, pero también es ella azarosa, y en
definitiva, castradora: Nunca salí del horroroso
Chile.
en La Bicicleta, marzo-abril
1980.
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