Gonzalo Málaga, 
y la metáfora de los perseguidos en M.F (Los multifuckers) y otros cuentos. 
          Por 
 Leoncio Luque Ccota 

Gonzalo Málaga Ortega
“La escritura 
es ensayo y error; es escritura de lo que se siente o se piensa o se cree que se piensa 
o siente y es, al mismo tiempo, la corrección de lo que se escribe.”
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 Gonzalo Málaga.
         
        Gonzalo Málaga Ortega (Puno – Perú, 1967) nos sorprendió, cuando publicó M.F 
(Los multifucker) y otros cuentos, 2005, bajo el sello editorial e inaugural  de Campo de Gules,
 con una pulcra edición, un libro de cuentos de excelente factura que me ha tocado leer con 
detenimiento  y la vez, compartir estos relatos con amigos de ruta y discípulos míos, que han
 celebrado con fruición las historias de este libro de cuentos, como atraído por los 
personajes, que se desplazan por la memoria solitaria. colectivo y urbana, que nos depara 
las tramas de este libro que recomiendo leer.
Pero más allá de la edición y sus menesteres, como los reconocimientos hacia el autor
 del libro; ahora me toca, realizar algunas preguntas guardados celosamente a  este escritor,
 que nos halaga que haya patentado una vena narrativa inusual en nuestro medio, 
con características de independencia del realismo tradicional que “propone una manera
 de contar  en la que la palabra en sí misma abre mundos.”  y  “conforman una trama, 
un misterio que el lector tiene que presentir.” como dice, Carlos Calderón Fajardo,
 en el prólogo;  y, como Gonzalo mismo señala en esta entrevista, lo que busca su 
narrativa es  un: “contrapunto entre la narrativa urbano fantástica y lo real; y 
también la construcción de universos coherentes a partir de situaciones en inicialmente
 absurdas.”
Sin más preámbulos, ni aderezos, aquí algunas preguntas y  respuestas de Gonzalo, que 
nos aclara el porqué de su camino narrativo en la literatura peruana y la relación que 
guarda con ella, a pesar de las limitaciones editoriales que existe en el contexto 
donde leer en esta sociedad y la demanda de libros, no es una prioridad, ni alimento
 de primera necesidad.
1.Yo te conocí poeta y muchos te conocen como poeta, tengo un 
poemario tuyo titulado “Repertorio” que  sigo esperando sea publicado, pero realmente 
¿Cuándo empezó este camino de escribir cuentos? ¿Cómo has realizado tu aprendizaje 
de narrativa?
Pienso que para escribir narrativa se requiere de la preexistencia de una intuición 
o consciencia especial acerca del tiempo, de cómo él lo afecta todo; cómo une y divide 
a los seres y a los acontecimientos. Personalmente, creo que un narrador es producto de 
una mezcla afortunada de cuatro cualidades imprescindibles: la capacidad de observación,
 la memoria, la empatía y la imaginación. Cómo se presenta todo esto, qué elementos 
priman en uno u otro narrador, eso es lo que hace que alguien sea único. En mi caso,
 la lectura de diferentes tipos de textos y la observación de fotografías de autor
 han hecho que para mí sea importante el buscar una manera personal de ver las cosas.
 Creo que eso es lo que uno busca en los textos literarios. Sigo escribiendo poesía,
 no creo que deje de hacerlo alguna vez, pero también estoy seguro de que el impulso 
por narrar ha estado allí desde siempre. 
2.¿Cuál crees tú, que ha sido la motivación que te ha llevado a la literatura? ¿No
 hay en esto de la literatura, el deseo de automarginarse.?
No. Más bien el deseo de entender y de que me entiendan. La búsqueda de maneras de decir
 las cosas que quiero decir, pero de una manera determinada. Y para eso uno necesita 
de la gente, uno necesita estar en contacto con las personas, con todo tipo de personas.
 La escritura es ensayo y error; es escritura de lo que se siente o se piensa o se cree 
que se piensa o siente y es, al mismo tiempo, la corrección de lo que se escribe. 
Acá no cabe la automarginación.
3.En tus cuentos, hay una especie de ritual de la soledad,  de espera y de automarginación. 
Es únicamente un ritual metafórico o tiene  algún trasfondo, significado simbólico como 
parece tener: La maga y   Aromas y vientos en especial.
Casi siempre escribo narrativa en la computadora, y no trabajando un único texto a 
la vez. Recuerdo que antes de armar el libro tenía alrededor de noventa historias, 
algunas completamente terminadas, otras a mitad de trabajo, otras más que recién 
empezaba. Unas eran cortas, de diez o doce líneas; otras de hasta veinte páginas. 
Lo que hice fue buscar aquellas que yo sentía que podían o debían ir juntas. Escogí
 cinco entre las cuarenta que tenía terminadas, y luego otras ocho entre las que 
estaban a mitad de trabajo; y decidí armar un libro que diera una idea de tránsito
 desde lo fantástico a lo real, desde los microcuentos hasta los cuentos largos.
 Quise que este libro hiciera las veces de puerta hacia las tres líneas que veo en mi
 narrativa, por lo menos a mediano plazo: el microrrelato, la narrativa urbano fantástica 
y la construcción de universos coherentes a partir de situaciones aparentemente absurdas.
 La maga está pensado como el primero de tres cuentos, cada uno más largo que el 
anterior, espaciados en diez y veinte años, una trilogía que espero publicar en forma 
de libro, pero que todavía no está terminada. Aromas y vientos, al igual que
 Tres semanas, tres días, es el primer capítulo de una novela, de la que tengo las 
ideas avanzadas, y que no creo que empiece a escribir en corto plazo. Por otra parte,
 lo simbólico es inevitable, es lo que hace que una historia se sienta universal y se 
haga inolvidable. 
4.Cuando leo tus cuentos hay una sensación de frustración que aparece reflejarse 
siempre al final de cada cuento, como cuando de pronto el personaje se queda sólo ¿Por qué? 
 Parece que todo hubiera sido sólo un sueño.
Trato de que los finales sean cerrados, pero que al mismo tiempo parezcan abiertos. Que
 cada lector se pregunte “y qué pasará luego”. En lo personal, creo que la soledad es
 necesaria para avanzar, para poder aceptar a los demás. Se necesita del vacío para sentir
 la existencia de algo. Pero más que de soledad yo hablaría de búsqueda y de transformación.
 A veces no es que las situaciones hayan cambiado, sino que uno recién las descubre en 
lo que son. Muchas veces lo que cambia es la mirada que le ponemos a algo.
5.¿Acaso hay un espíritu de pesimismo como resultado de una insatisfacción, que no es
 únicamente  un elemento de soledad que se nos pega a los escritores, sino también social? 
¿Qué de  cierto puede haber en esta pregunta?
La vida y la insatisfacción van de la mano; la satisfacción no puede ser sino efímera,
 de lo contrario nos mata, eso ya lo saben los niños cuando se aburren de un juguete; eso 
lo sabemos los adultos, que tenemos que reinventarnos cada cierto tiempo. Si te dijera que 
 hay un espíritu de pesimismo en los personajes de los M.F., en realidad te estaría 
diciendo lo contrario. Creo que más que pesimismo, en algunos de los personajes, en las
 historias de algunos de los personajes, hay una suerte de fatalismo; son seres que se 
encuentran ante situaciones y personas que los han estado esperando, y deben decidir
 qué hacer entonces. A veces esas situaciones son tan duras como hallarte ante tu asesino 
o tan absurdas como verte ante una palabra que ha salido de un diccionario y ha tomado 
forma humana y no quiere dejarte tranquilo; entonces, ¿qué haces?
6.¿Qué significa el título M.F. (Los multifuckers)  y otros cuentos, como tu primera obra 
publicada?
Una puerta. Me interesó, desde el inicio, la posibilidad de resemantizar una palabra 
nada amable y de jugar con la idea de que muchas veces las cosas importantes son ocultadas
 para que no las encuentre cualquiera. Por otra parte, el significado literal de M.F.
 está en las palabras finales del cuento del mismo nombre, “…nosotros, M.F., Marchantes 
de Fibonacci”. El disparador del cuento se dio durante una reunión que tuve con un grupo 
de amigos dos meses antes de tener alguna idea de la trama. Estabamos en la playa, conversando
 de música y de equipos de grabación de sonido, y alguien empezó a hablar de multitrackers,
 alguien más oyó mal y dijo “¿multifuckers?” Después de las aclaraciones y las risas, uno 
de los presentes me preguntó por qué no escribía algo sobre los multifuckers. A todos 
les pareció una buena idea y prometí hacerlo. Entonces lo que fue en su inicio una conversa
 entre vasos de ron e historias truculentas se convirtió en ese cuento, que tiene que ver
 más con el intercambio elitista de los bienes culturales y el conocimiento. Así, el título 
es un guiño para quienes disfrutan leyendo textos a varios niveles, y es a la vez mi 
pequeño homenaje a Borges, Kandisnki, Tchaikovski, Fibonacci, Carroll y Mondrian; y a
 mis amigos de aquella conversa en Punta Negra, Mariano, Juan Luis, Rodrigo, Pablo, Juan
 y Adhemir.
7.¿Por qué tus personajes son siempre observados y perseguidos?
Porque la vida es así. No hay nada que esté quieto; todo está en movimiento. Todos buscamos
 algo, aunque no sepamos qué es eso que buscamos. Buscar es observar, y cuando observas sabes
 que puede haber alguien que en ese momento esté haciendo lo mismo. Uno no sabe si lo que 
observa es lo que cree que observa, uno no sabe si lo que busca no es en realidad algo
de lo que debería estar huyendo.
8.¿Cómo te sitúas en relación a lo que escribes? Muchos escriben sobre temas populares,
 haciendo escarnio de lo popular? Pero tú temática es distinta.
Escribo sobre lo que me es importante. Sobre cómo me sitúo en relación al otro. Sobre quién
 es ese otro, qué siente. Me pregunto qué pasaría si ese otro fuera yo; cuáles son los 
abismos que nos separan, qué tan grandes son y dónde empiezan esas distancias. Si allí 
entra lo popular, bien; y si no, también.
9.¿Me gustaría saber cual es la función que tú le atribuyes a la literatura como 
compromiso, con la humanidad y la sociedad en su conjunto?
He ido entendiendo que al pretender hacer Literatura nos autoimponemos la responsabilidad
 enorme de administrar algo que en realidad no nos pertenece. Tratamos de apropiarnos de
 algo que es patrimonio de todos. Empezamos a movernos entre la humildad, la ambición 
y la soberbia, porque queremos que el lenguaje que usamos sea algo individual, propio, 
aunque sabemos que no sirve de nada si no hay con quién compartirlo. Buscamos el goce de 
una apropiación efímera, porque cada vez que mostramos lo que hacemos, eso deja de 
ser solamente nuestro. Pienso que es bueno que sea así, porque es por eso que no podemos
 dejar de escribir. Creo en un compromiso que trasciende al tiempo, que tiene que ver
 con las personas que nos legaron el idioma que usamos y con las que vendrán. Se trata 
de mantener el idioma vivo, de enriquecerlo, de exigirlo; pero dejando abiertas puertas
 y ventanas para que cualquiera que venga luego pueda participar de las experiencias de 
los que estamos ahora y de los que ya se han ido. En pocas palabras: escribir lo mejor 
que se pueda, buscar una forma personal de escritura, dejar una muestra de nuestra particular
 manera de ver el mundo y el tiempo en que nos ha tocado vivir; no conformarnos con lo que 
ya está hecho; unirnos a una búsqueda inacabable.
10.Tus personajes siempre se debaten en graves problemas existenciales. ¿Has tenido 
alguna influencia  del existencialismo?
Supongo que eso es valido para algunos de ellos. Debe haber algo de eso en mí, poco o
 mucho, no lo sé, porque es inevitable que el autor deje algo suyo en los personajes, y 
que también algo de ellos quede en uno después de la escritura. Uno no puede ser impermeable 
a lo que escribe.
11.¿De que manera influye el haber participado en el colectivo Noble Katerba, en tu narrativa 
o poética? ¿Si es que lo ha  habido?
Noble Katerba fue clave en un momento importante de mi vida. Tenía 21 años y el encontrar
 a gente con las mismas búsquedas en la literatura, con otros antecedentes y  lecturas, 
con maneras de escribir diferentes, hizo que por un lado empezara a reconocer lo que 
podía haber de distinto en lo que hacía y que por otra parte observara también las formas
 de trabajar del resto en la agrupación. Siempre va a ser importante contar con lectores
 interesados e interesantes. Es como con la comida, degustar sabores distintos sensibiliza
 el paladar; es como cocinar para gourmets, para gente más exigente que el promedio. 
Todos trabajábamos con los mismos ingredientes, pero los mezclábamos de diferente manera.
 Los poetas y las poetas de Noble Katerba fueron, para mí, las personas precisas en el
 momento preciso.
12.¿Cuáles son los autores que más han influido en tu camino literario?
Todos. Hasta aquellos que han escrito textos que al final no me han gustado (quizá esos
 influyen más, porque te muestran qué es lo que no debes hacer, cómo es como no debes 
escribir). Leo de todo, no solo literatura; es más, la mayoría de mis lecturas son de 
otros temas. Me agrada mucho leer los diarios de escritores, lo mismo que sus epistolarios.
 Si tengo que mencionar a un autor a quien deba reconocer como el mayor o más grande, 
no dudo en mencionar a Kafka, que para mi es El Escritor, con mayúsculas. Pero uno debe 
leer a todos los que pueda, sería iluso pretender escribir bien y no leer a los grandes. 
Por eso es tan importante el acceso a las buenas bibliotecas, el contacto con amigos que 
sean lectores bien informados. La poesía también importa mucho, porque te hace ser más
 consciente del ritmo y te permite emplearlo mejor al momento de narrar algo.
 
13.A nivel de  realidad concreta ahora. ¿Cuál  es el tema que te ha parecido esencial 
para servir de núcleo a la estructura de tus relatos?
Como te dije en otra de las preguntas: la relación con el otro; creo que eso se ve 
con claridad en cuentos como Las llaves, que era el título alterno del libro.
14.¿Hay una influencia de Cortázar o Borges  en la elaboración de tus cuentos?
Es inevitable ser influido por las personas y las obras que respetamos; al leer, 
uno aprende a reconocer los caminos elegidos por los escritores que nos antecedieron,
 y si prestamos atención podemos ver aquellas puertas que ellos no abrieron, y quizá esas
 puertas sin abrir sean las que debamos elegir para encontrar nuestro propio camino.
 Escribir siempre va a ser elegir.
15.¿Cómo ha sido recibido tu primer libro de cuentos por la crítica “oficial”?
Creo en el respeto a la libertad de elegir lo que se lee y lo que se comenta. Si por
 “crítica oficial” te refieres a las reseñas en los diarios, te diré que cuando se
 han dado han sido bienvenidas, pero no es algo que me haya quitado el sueño.
 Sí me importa, en cambio la recepción que pueda haber tenido el libro en otros escritores,
 y esta ha sido, en general, muy positiva. Recibir comentarios favorables incluso 
de escritores a quienes no conocía es algo muy especial. Lo mismo que enterarte que
 haya estudiantes de literatura que hayan tomado el libro para un trabajo de crítica 
en su universidad. Todo lo anterior sin quitar mérito a la labor de quienes escriben
 en las páginas culturales de los diarios, pues creo que lo que hacen es importante
 en cuanto genera lectoría en el corto plazo. Pero, a final de cuentas, cada libro
 se mueve a su propio ritmo, tiene un tiempo distinto; la crítica académica usualmente
 necesita de cierta distancia temporal, y los libros van encontrando a sus lectores 
por el camino natural de las recomendaciones de lectura que se hacen personas que 
comparten los mismos gustos.
16.¿Qué es lo más  importante para ti, cuando te sientas a escribir?
Escribir. Al hacerlo me olvido de lo demás y realizo el tipo de trabajo que deba hacer
 en ese momento; sea corregir, sea avanzar la historia, sea colocar comentarios sobre
 situaciones que en ese momento no puedo resolver. Lo importante es tener dónde o con
 qué escribir, por lo demás, ni el ruido ni la compañía de otra gente es obstáculo 
para anotar las ideas a utilizar. Pero para la corrección, para desarrollar esas 
ideas sí necesito estar solo, sumergirme en la realidad de la escritura.
17.¿Piensas como alguna vez se ha dicho que cada escrito tiene su lector ideal?
No es algo en lo que piense mientras escribo, pero hay mucho de cierto en eso. 
e gusta conversar y disfruto particularmente escuchando a otros, a gente interesante, 
inteligente; creo que ese es el tipo de personas para el que escribo; hombres, mujeres,
 niños, gente a la que me gustaría escuchar, personas con las que podría pasarme horas 
hablando de cualquier cosa.
18.¿Qué significa escribir en el Perú? ¿Te siente a gusto? ¿Cuáles son las condiciones
 y las posibilidades de vida de un escritor en el Perú?
No creo que sea válida una generalización. Nunca ha habido un tipo único de escritor.
 Las motivaciones para escribir y la forma en que uno adapta su vida a la escritura varían
 en cada persona. Personalmente, he aprendido a vivir aquí, y sigo haciéndolo. Pero pienso 
que si me fuera a otro lugar igual me adaptaría. Lo bueno de estar aquí es que hay muchísimo
 sobre qué escribir. El Perú es un país de enormes contrastes. Lo malo es que no hay 
tantos lectores como uno quisiera; casi no hay bibliotecas que merezcan ser llamadas así,
 y lo que lee la mayoría de la gente -los diarios- abundan en textos que muestran mucho 
descuido. Necesitamos, aunque  en algún momento nos pueda fastidiar, de más gente que sea
 quisquillosa al momento de hacer notar errores gramaticales y ortográficos, nadie está 
libre de cometerlos; necesitamos que los peruanos reconozcan y aprecien los textos bien 
construidos, que no acepten menos que aquello a lo que tienen derecho.
19.¿Quiero que tú seas el crítico de tu obra. ¿Podrías señalarme lo que tú consideras 
como logro más significativo de tu narrativa?
Eso deben decirlo los lectores. Pero para no evadir la pregunta, creo que logro un
 contrapunto entre la narrativa urbano fantástica y lo real; y también la construcción
 de universos coherentes a partir de situaciones en inicialmente absurdas.
 
20.Ante de la última pregunta me gustaría saber ¿Qué opinas de la industria editorial 
en el Perú, ya que empezaste por ese camino de  editar? Tal vez sea desalentador hablar 
 de eso, pero tú como escritor, podrías tal vez sugerir.
Pienso que nuestra industria editorial, si puede llamarse así, va a seguir siendo raquítica 
mientras la sociedad no valore la lectura y no enfrente problemas como el de la falta de 
bibliotecas públicas donde la gente pueda encontrar textos que le sean interesantes, 
desde donde pueda llevar, en préstamo, libros que devuelva luego de haberlos leído.
 Esto es importante, porque las personas acostumbradas a leer libros van a querer comprar
 libros. Tenemos que producir cambios de mentalidad que hagan que los peruanos que 
actualmente aceptan libros piratas, muchas veces incompletos, dejen de hacerlo; que 
se hagan más exigentes, que solo acepten libros bien impresos e impecablemente editados.
 Las bibliotecas públicas harán crecer el mercado, y con un mercado mayor aparecerán 
los agentes literarios; los escritores podrán dedicarse de mejor manera a lo suyo, que es 
el escribir. A pesar de todo creo que las cosas están mejorando. Las editoriales pequeñas 
están mostrando que sí hay lectores interesados en novedades, en nuevos escritores; esas
 mismas editoriales también han obligado a que las ya establecidas mejoren la presentación
 de sus productos. Creo que las cosas pueden mejorar y van a hacerlo.
 
21.Para concluir ¿podrías darme tu opinión sobre las perspectivas que se te ofrecen 
actualmente en la narrativa peruana y sobre las posibilidades de  publicaciones que 
tiene hoy un escritor peruano?
Vivimos un momento muy favorable, en el que varios autores peruanos están siendo 
reconocidos internacionalmente. Confío en la calidad de lo que hago, sé que si algo es
 bueno, si está bien escrito y es distinto a lo que se ve normalmente, siempre habrá alguien
 que lo encuentre y que lo muestre a los demás. Actualmente estoy avanzando una novela,
 que espero terminar a mediados de año. Necesitamos un mercado más grande, así 
que mientras el mercado interno crece debemos mirar hacia fuera. Hay que seguir 
escribiendo, hay que tratar de hacerlo cada vez mejor. Y en el entretanto siempre
 queda la Internet como punto cero, a partir del cual se puede empezar a mostrar
 lo que se hace.
22.¿Algo más que quisieras agregar?
No. Simplemente agradecerte por la entrevista.