ADICTA
Para
qué preguntar
si conoces el recorrido de mis arterias
único
vínculo desproporcionado
de mis ojos llenos en lágrimas
y
tus pisadas
ahogadas en mi sangre
latidos de emociones invertebradas
esquizofrénicas
vacilantes
adictas
a tu torso desnudo
a esas piernas flemáticas
a tu barba de occidente.
Para
qué preguntar
por el engranaje de tus visceras
veneno de mis arranques
y celos a locomotora
un doblez
en mis dedos maquinistas.
Para
qué preguntar
si ya me has tragado de un sorbo.
DENUNCIA
Me
acuso
hereje de presunción e ignorancia
extirpada en una década
de discursos.
Me acuso
de hipnosis trágica
en el íntertanto
de
ser o no la Venus
en mis historias pretéritas
por coger mis potencias
y
callarlas
junto a los verbos que se fueron
a través de mis terrazas
sin ojos.
Me acuso
en el soborno de mis desgarros
caprichosos
en
mis crisis invertidas
como si el homicidio de mis dependencias
fuera la
excusa
para poner mi cuello
bajo el filo de tu guillotina.
DESAMOR
La soledad se desarticula
en el rostro de una cama
sin compañero
se precipita el sexo individual
y la imaginación en línea
como si el ratón del PC
personalizara fugas
dignas para la
CÍA.
Soledad que muere en las redes
entramando mi vida
en una dualidad
con vocación fatal.
Sin embargo
soy vientre
oculto
dueña del estigma del fruto prohibido
el original de una copia
genética
lunas llenas
lunas menguantes
a veces
parezco tan
subordinada
al objeto sin sujeto
aún así
soy melodía
uterina
bajo regímen de exilio
desafortunada sin culpa
de tener
corazón.
FACHADA
Todo se cae
cae el
cabello
los glúteos
los pechos
padres
amigos
hermanos
esposos.
Se
despide la confianza
de las dependencias psíquicas
mientras
uno
se esfuma hacia sí
bajo el fusil
de la recriminación
que
termina por tornarse ambigua.
Las blasfemias
se esparcen por la historia
hasta
abrirse en instintos
que se tornan
torpes mecanismos de sobre vivencia
pariendo
lo que nunca hemos sido
porque lo único que no cae y sube
(cual dicho
popular)
son las encías
con sus raíces expuestas
entre
la angustia y el pánico
para terminar siendo aquello que tanto hemos
temido...
Ignorantes de ruta.
SOBREVIVIENTE
Me
entrego a mí
eso basta.
No estiro la mano enervada
en busca
del hielo
que nunca presencié.
Las cañerías del
piso
entumecieron los años
bajo nuestras pisadas
las puertas
se trancaron
y el vestido de lunares
estrenado cada primavera
agotó
su lucidez.
Me llamaron sobreviviente
en el artificio de la indiferencia
bosquejé
el intento
en el sótano de mis canas.
Me busco
entre volcanes
servidos a mi mesa
tal vez
porque soy momento por inferir
precaria
de ira
viuda negra del ayer
recogida en mis deserciones
como un acto
subversivo
de 360°.