A mis padres Miguel y Nani
A Pepe, Belén, Rocío y Benjamin
ANNIE
Te recuerdo Annie
la ciudad no espera
el holocausto retiró su corona de espinas
y la genética rió de nosotras
como si la sombra de ayer nos atara
Soy testigo Annie
de la célula madre
aferrada a una inocencia mitómana
Y creímos pertenecer
a expresiones divinas
al cordón umbilical
de un antiguo trayecto
una vigilia de herencias trasnochadas
ocultas historias que cerraron inconclusas
Y tú y yo Annie
fuimos el experimento del pasado
un libro de historia envejeció
con tu pelo esparcido al oriente
mientras seis puntas de fuego
se clavarn en tu vida.
NEGRO
Si te contara
que en más de alguna ocasión
he encontrado en tus sentidos abiertos una saga de vida
y de ella
he bebido sólo en pequeños sorbos el fruto de
la existencia...
porque te conozco
pensarías que pretendo hacer de ti el adonis de mis
poesías
mis más atesorados pensamientos
Si también te dijera
que aquellos portales que se abren frente al amor
es por donde las almas antiguas asoman y nos observan
y para mí
existen desde el flujo místico de tu mirada...
porque te conozco
cerrarías de inmediato el pliegue que cubre tus ojos
para negociar jugando hasta la última de tus pestañas
Y si te mostrara
como los tuyos y los míos que nunca se han visto
convergen precipitados
hasta alcanzar la complicidad de nuestros vértices
en amenas charlas
cuando nuestros cuerpos se distancian...
porque te conozco
acariciarías el parto de tus logros
huérfanos de madre
porque no los asumes compartidos
Y si te contara
aquello que callo y no cuento
mientras mi alma contiene todo lo tuyo y todo lo mío
para que no se pierda y se fugue por un hoyo negro...
porque te conozco
reirías de todos mis silencios
y yo
te abrigaría con el mundo en que convivimos
y aún desconoces.
EJERCICIOS ESPIRITUALES
Escribo para recordarte
lo que tu memoria autorizó a extraviar
aquella tarde de enero
¿Te acuerdas de tu hora de reposo
y tu masturbación frustrada
esa que siguió a la misa
que celebraste a mediodía
en el pequeño oratorio de la casa de ejercicios?
Y después de levantarte
¿recuerdas que saliste
sin tu disfraz de celibato
porque lo colgaste en la puerta de tu pieza
y te fuiste todo desparramado
en busca de un cigarrillo...?
Sí
con un cigarrillo y una confesión nos encontramos
en mi puerta
y mi habitación de ejercicios espirituales
se hizo trizas
junto al régimen de silencio
Entonces
tus brazos fuertes
me obligaron hacia tus labios secos
eucarísticos
¿Y a quién le mientes
hombre que vistes de apóstol?
Escribo para recordarte
que una hostia y un copón en el altar
eran para tí
la sangre y el cuerpo de mujer
¿Querías comulgarme no?
pero no sobre una mesa
sino arriba de una cama
y aunque ya había dejado de ser virgen
por suerte no nací con vocación de cordero.
OJOS DESVIADOS
De niño recogió miradas
y emociones sensuales
cosechó revistas y programas pornos
ojos desviados
pechos aglutinados de juventud
piernas cruzadas
Arriba de unas rodillas de Apolo
aprendió a ser fruto prohibido
y más tarde ofrenda con olor a manzana
De niño espío labios de mujer
los pintó de sueños
delineó la propiedad en sus contornos
entre rayones fucsias
y pasiones a media luz
Desnudó al desnudo femenino
y se desnudó a sí mismo
descubriendo diferencias
de unos pubis depilados
y cinturas ajustadas
Pintó sus ojos con la noche
se vistió de muchacha
equivocando cada amanecer
la distancia que esconde por la calle
entre la barba depilada y su voz suave.
OCCIPITAL
Tertulia de abismos
convergen entre accidentados juicios
y el presente desahuciado
elabora argumentos
en arritmia de propósitos esquivos
Caen los recuerdos de casa empapelada
se agita el violoncelo
hasta estremecer el viento
desvaría el lóbulo cerebral derecho
y una lámpara preñada se prende en enero.
PRÓFUGO
Si ayer rozaste mis labios
fue para recordarme
que la culpa de mi boca
no fue relegada al olvido
Viniste hacia mí
retardando los pasos
escondiendo el cuerpo
y tu voz
sedetuvo
como si yo fuera el veneno
que licuó tu sangre
enganchó tu marcha
cerrando las puertas
de tus caricias que nunca fueron
Ayer rozaste mis labios
no entendí tu silencio
tenías miedo de mis pupilas
que mi cuerpo te abrazara
y envuelto en mi vientre
te desprendieras del universo
que no era tuyo ni mío
Pero ayer rozaste mis labios
y nos reconocimos en un beso
que nunca fue nuestro.
OCCIPITAL
Luz María
Moreno Nuñez
Mago Editores, 2004
La poesía construída por mujeres, siempre
ha tenido un atractivo especial para cualquier lector que se precie
de tal; pareciese que la voz que se airea desde dentro de
los textos tuviera
una tersura, un color semejante al amanecer (ese espacio mágico
donde la luz, las cosas, la vida, se transforman en un ejercicio
estático). Y más especial aún, cuando se trata
de sumergirse en la voz otra de su autora como Luz María
Moreno, que se inserta con propiedad en la tremenda línea
que las Poetas Chilenas han dibujado desde los ochentas hacia acá,
dentro de la potentísima tradición poética
de nuestro país.
Variedad de temáticas marcan el tránsito
de la lectura en este libro que, en síntesis, nos hablan
de un asumir la vida desde las más amplias perspectivas;
poesía visceral, pero cotidiana al mismo tiempo, elaborada
a partir de fragmentos e imágenes, donde la realidad se transmuta
en un espejo más de la memoria; poesía intimista que
busca el desesperado eco de las distancias; poesía que dialoga
de manera inquisitiva y ecunémica, invitando al lector a
la realización-interpretación de su propio material
experiencial a partir de lo que estos textos sugieren.
Luz María Moreno Núñez
nació en 1963 en Santiago de Chile. Estudió la carrera
de educación parvularia y se especializó en trastornos
de aprendizaje.
Comenzó a escribir desde muy
pequeña y su trabajo lo concretizó en un primer recorrido
por la prosa con su libro Elementales de Atardecer, publicado en
abril del 2003. Actualmente participa en la redacción de
la revista El Ermitaño. Ahora nos ofrece una nueva mirada
a traves de la poesía con su libro Occipital.