Por cierto que la labor de presentar un libro es una suerte de propuesta
a propósito de lo que el texto trata, en términos de
contenido, es un aventurarse acerca de una interpretación,
dentro de la amplia gama
de diversas interpretaciones que pueda tener, en este caso especial,
un libro de poemas.
Pero adentrándonos más en la realidad de los discursos,
nos encontramos con un texto construido por una autora, vale decir,
un discurso que se encuentra al borde de lo que vendría a ser
la hegemonía, lo habitual en este tipo de situaciones, un libro
de poesía cuyo autor fuera un hombre. Y de pronto hacemos alusión
a lo propuesto por Martín Lienhardt, en relación a que
debe atenderse también al discurso del "otro" -en
este caso, es una "otra"-, para de esta manera, completar
la significación y realizar un ejercicio interpretativo de
la realidad que compartimos, pero desde la diversidad y la igualdad.
Es aquí donde comenzamos el comentario de la autora que nos
concita, pues Luz María Moreno no elude su condición
femenina para elaborar su cuerpo textual, primera condición,
sino que habla con propiedad desde variadas perspectivas y temáticas,
precisamente haciendo uso de una particular óptica, que viene
a su vez a completar el ejercicio semiótico de la exégesis,
una suerte de estructura de mundo que busca denunciar, o más
bien, evidenciar aquello que parece habérsenos olvidado de
tanto correr detrás de lo que no va dejando el siempre apresurado
reloj.
De esta manera podemos entender el empecinamiento de la autora de
insistir en temas variados, pero cotidianos al mismo tiempo, segunda
condición, vale decir que el ejercicio transversal -temáticamente
hablando, o una "isotopía", si se quiere- está
estructurado en torno a la esfera de lo cotidiano, donde elementos
como una puerta puedan tener posibilidades reales de ser lo mismo
y lo distinto a la vez (leer poema "Al Oriente", pág.14).
Caso aparte nos merecen textos como "Ejercicios Espirituales",
"Rotación Orbital", "Araucarias", "Ojos
Desviados", "Diapositivas" o "Tacos de Aguja",
donde la autora se permite el ejercicio de la reflexión en
torno a cuestiones trascendentes y actuales, evidenciando también
que es una habitante más de este planeta, con toda la amplia
gama de posibilidades de problemáticas que nos acometen a todos.
Otro de los ejes temáticos es el amor, que aparece ya desde
la experiencia de una pareja, o desde lo que se puede interpretar
como una infidelidad, aunque ésta sea realizada con la propia
pareja, es decir, el amor es también un juego de máscaras
en el que se ven envueltos los mismos protagonistas, pero encarnados
en diversos personajes, en roles distintos donde el esfuerzo es lograr
la ejecución acabada de la pieza teatral en la que ambos participan
(leer poema "Sombras", pág. 65).
Desde lo estilístico podemos mencionar la brevedad de los trazos,
palabras de uso coloquial, sin rebuscamientos, o ejercicios experimentales
de neo-barroquismos trasnochados, no, los distintos recursos retóricos
escogidos acusan una materialidad accesible, una intención,
una apuesta por el diálogo con el lector, sin los habituales
temores en torno al fenómeno de lo poético, dando lugar
a una eventual trasgresión, porque quizás sea ésa
la mayor apuesta de "Occipital" -este "lóbulo
cerebral derecho"-, la de querer encararle a la poesía
como algo ecuménico, algo que nos pertenece a todos y a nadie
al mismo tiempo, algo donde no se necesita una estructura referencial
específica desde donde establecer "la" interpretación
posible, como si para leer poesía tuviéramos que equiparnos
con un software que nos habilitase para sentir.
Y en relación a esto último menciono lo personal de
cada texto, leemos una poesía intimista en el entendido que
refleja una realidad personal, donde todo se transmuta en un espejo
más de la memoria, que es en definitiva el sitio desde donde
escribimos y también leemos (léase Rainer María
Rilke, "Cartas a un Joven Poeta", libro clásico,
pero que nunca se hace innecesario mencionar), porque la invitación
de "Occipital" es, a que a través de esta lectura,
tengamos la opción concreta de re-crearnos nuestro propio texto,
en un ejercicio de apropiación, un proyecto de re-humanización,
donde el volver a palpar y a soñar, se convierten en cuestiones
fundamentales, en verdaderos pilares o columnas de una existencialidad
a la que urgen gestos como el que nos reúne en esta ocasión.
En conclusión, la invitación es a que cada lector -en
el caso particular, cada oyente-, pueda, a través de su propio
material vivencial, ejercitar la realización-interpretación
de lo que estos textos poéticos, les sugieran.
No me queda más que agradecer a todos los amigos que nos acompañan
en esta importante ocasión, e interpelo a la autora a leernos,
presentarnos de su propia voz, estos, los suyos, los nuestros, poemas.
Gracias.
Hugo Quintana
Noviembre del 2004, Santiago, Chile.
* * *
OCCIPITAL
de Luz María Moreno.
Por
Mauricio Barrientos
Conocí a Luz María hace ya un tiempo, tal vez tres años,
o más, nos conocimos en los Talleres de Creación Literaria,
en la Sociedad de Escritores de Chile. Talleres que yo impartía,
y del cual guardo hermosos recuerdos como también sugerentes
jornadas de trabajo.
Estuvimos al menos un año ininterrumpido trabajando textos
de prosa y poesía, de los más diversos y diferentes
autores, con el objetivo y el desafío de construir, para la
semana siguiente, una composición literaria y un texto de Crítica.
Borges, Cortázar, Neruda, Lihn, Vallejo, la tradición
lírica chilena (Huidobro, Gómez Correa, Arenas, Parra,
Anguita, por citar algunos), y autores
de la literatura universal, como Baudelaire, Verlaine, Eliot, Pound,
Valery, Bretón, Aragón...; Occipital es el resultado
de esa experiencia, evidentemente, puliendo y seleccionando los textos,
como también los géneros.
Los géneros, porque Luz María ya editó su primer
trabajo de prosa, titulado, sensiblemente, ELEMENTALES DE ATARDECER,
libro que tuve el privilegio de presentarlo, además de trabajar
en la unidad de proyecto de obra, instancia que fue muy de taller
y práctica.
Ahora está Occipital, libro de poesía que trabajamos
el verano del 2003, y que sin duda, fue mucho más complejo
porque se trataba de un libro de poesía.
La poesía, inicialmente, trabaja en el balbuceo y la incertidumbre.
Intenta darle significado a las cosas, pero como no encuentra, ello
se transforma en búsqueda, búsqueda cognoscitiva, a
ratos sensorial, afectiva, imprecisa, misteriosa, búsqueda
a la intemperie de algo que no sabemos, búsqueda del tú.
Una circunstancia claro de ello es la búsqueda que hay en el
texto Occipital, que inaugura el proyecto de Obra, y que sugiere:
Tertulia de abismos
convergen entre accidentados juicios
y el presente desahuciado
elabora argumentos
en arritmia de propósitos esquivos
caen los recuerdos de casa empapelada
se agita el violonchelo
hasta estremecer el viento
desvaría el lóbulo cerebral derecho
y una lámpara preñada se prende en enero.
Luz María Moreno está constantemente en
acitud de búsqueda, se deja llevar, está consciente,
respeta el entorno, mira a su alrededor como si alguna vez pudera
salir de un reflejo, del relámpago de la palabra y el ímpetu.
Yo los invito a leer y a comprar el libro. Gracias.
Mauricio Barrientos
Santiago de Chile, Octubre del año 2004.