Y dijo al varón vestido de lino,
que
estaba sobre las aguas del río:
¿Cuándo
será el fin de estas maravillas?
DANIEL, 12:6
in memoriam Walter G.
Weyland
Han excavado de
repente en el dolor y no es posible,
la semilla ha crecido hasta la
tarde
de cuanto era en el mundo.
¿Con qué fulgurante esplendor fue abierta la
entrada
al templo cuyo pórtico
entreviste?
Angel con espada de azucenas,
álzate del vértigo y ayuda al que tiembla con su voz en
esta puerta.
No llores sobre esta red inconclusa, sustentada en
humo
por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un
tiempo.
¿A qué cauce de cenizas arrojarás la herida de este
hombre?
¿Qué cortejo increíble ocultará la
pérdida?
Se sustituyen las máscaras de piedra, de desechar y de
oro,
de cansada carne escuchando el
llamado.
En la memoria del día duelen tanto los viajes al
prodigio.
Ya no arrastres tu piel en la lenta fiesta del
espejo.
El vallado se deshace y evidencias la desbordada,
brillante
fortaleza de tu revelación.
La Rueda huye hacia otro
llanto.
Una fotografía es un vidrio gastado como un
muelle.
Debajo del sol (de un sol de
escalofrío)
nos comen las langostas, trabajan
sanguinarias
el despavorido corazón de los
vivientes.
¿Cómo reconocerme en el antes si mañana
despierto?
Ya no más.
Que no se les conceda vida a esas
escorias.
¿Y quién terminará con su mal sobre esta
superficie?
Oye las palabras del que queda.
Aunque el desierto se callara con gotas de
sangre,
él cantaría.
New York, mayo de
1995
ARS
POETICA
Quemarme con las
criaturas de la arena
/de
sangre de su manto.
El viajero vuela sobre el bosque.
Habíamos despertado las puertas
nocturas.
La Habana, 2-I-2002
LA
DANZA
Paréceme una
cueva donde guardar los hilos
que estallarían el aceite y la
saliva
extendidos como sudarios por el júbilo
negro.
Me río en la albura de esta
profanación:
¿Son manicomios los que ríen
por mi perdida sangre, por tu perdida
/osamenta,
por el tejido de llagas?
Entre ellos va cayendo una
mansión.
El germen vela a la hija más
fría
de Xangó con su perro entre los
pastizales.
¿Ante qué liquen era el
milagro
de tu muerte hundida por un tigre que
vuela?
La sed pregunta por la herida,
discurre en percepciones de
rocas
de un planeta exhalado para el
amor,
para otros altares.
No hay víctimas sin red,
ni lajas sepulcrales sin
declives.
El soplo desnudo es un caballo.
Paréceme trepar como gramilla
lejana,
tal vez humo.
Trinidad (Cuba), 15-I-2002
(FUNDACION
INTERDISCIPLINARIA DE ESTUDIOS PARA EL DESARROLLO)
Manuel
Lozano Presidente