AQUEL ROBERT
BROWNING SALIENDO DE LA HIERBA
Viento que has
gastado el sol con tu secreta lámpara, apenas
el asco por el
mundo
y ni siquiera el albor como un insuperable ramo de prodigios
que desde la pesadilla no llega.
Vengo a ti cuando soy
nadie.
¿Cómo estará tu canción resplandeciente entre carbones
fríos?
No se destruiría el espanto con esta posesión.
El
viviente reclama agua arrastrándose en un cuarto de hotel
lleno de
libros y de sombra caníbal, mis testigos.
Es insostenible tu amor
reclinado para siempre entre los muertos,
el curvado rostro
derritiéndose en su hoguera,
agravado quizás en la pasión sin
sosiego de los días.
Has vuelto a arrojar sombra donde hubo
tinieblas,
a quemarme el corazón con esta sangre.
¿Qué carne,
vieja criada de las telarañas, riendo a solas?
No hay terrazas para
ver la tempestad.
No hay pleamares, furiosas danzas de
escarnio.
No hay impaciencia de fruto en este infierno.
So is
the murder managed, sin conceived
to the full: and why not crowned
with triumph too?
Why must the sin, conceived thus, bring forth
death?
Vengo a ti cuando soy nadie.
Señor inacabado en el
hambre, acógeme.
ADVOCACION
SOBRE LA FIGURA DE JANO
¿Qué ficción espúrea llega a esta casa?
Enciende lo
inconcluso.
Es la voz de un crimen que se pasea
entre los
aserraderos verdugos de mi profanación.
Bajaré al subsuelo.
Huesos atrapados donde no estuve,
cautelosa gangrena de los
mártires,
levemente cubrirían un mantel de cenizas.
Pero las
cáscaras de la memoria iluminan el jardín.
Semejan una morada que
no corrigen mis pasos
expuestos a la depredación de la dicha,
cueva laberinto entre la muerte y su sentencia.
Hablé contra la
acacia de las apariciones.
Manchas de aceite trae mi
atavío.
¿Qué retorno ha de ser un inicio?
¿Dónde la teurgia del
fuego?
¿Cuántas piedras tapian desde siglos tu salida,
Orestes
o Lázaro, Medea o Apolonio a sobresaltos
cumpliendo el luto
ardiente del destino,
espiando por las rendijas cada cuerpo
en
el fondo del plato?
Contigo las palabras se bautizan con
humo.
Son dos puertas y un cetro los guardianes,
pero no debes
entrar.
Ha llegado el solsticio.
Principia la fiesta.
Que el
herrero sea envuelto en relámpagos.
New York-Buenos
Aires, septiembre de 2000
*
Prohibida la reproducción sin autorización previa del autor. Derechos
reservados.