Desde antiguo persiste la polémica literaria, plástica
y arquitectónica, pero ante todo científica, sobre cuál
es la distancia que media entre un objeto y el sujeto que lo examina.
Tal examen provoca que el hablar bien o mal de algo o de alguien,
una actividad al parecer
tan natural en la cotidianidad de los seres humanos, se vuelva un
hecho sorprendente cuando lo hace un libro de doscientas cincuenta
y tantas páginas, con la demora necesaria que impone el escribir,
recopilar, editar, diseñar, imprimir, publicar.
Un libro expresamente polémico responde a una voluntad colectiva
por hacer patente y elaborado un malestar, que es el sedimento escrito,
tamizado, de una rabia. En el caso de El Bacalao, la antigua controversia
sobre la exactitud del objeto de este malestar se plantea como una
-si es aceptable el término- contrapolémica hacia los
textos recopilados por Leonardo Sanhueza, partiendo por la más
inflamadas y evidentes diatribas antinerudianas de Huidobro, La Mandrágora,
de Rockha e incluyendo los análisis textuales de la lírica
de Pablo Neruda. ¿Qué es lo que nos molesta de Neruda?
Según Sanhueza, "este libro recoge textos antinerudianos
en dos sentidos: textos contra Neruda propiamente tales, y textos
que muestran diversas facetas de un Antineruda desconocido o históricamente
soslayado". La imaginación del compilador enfrenta a Neruda
con Antineruda, un doppelganger con nombre propio y todo, que surge
tenebroso desde el olvido. El anunciado doble sentido de la polémica,
en suma, se reduce a uno solo, que es contribuir con fuentes históricas
no consideradas a la reelaboración de una figura de capital
importancia para las políticas culturales y turísticas
chilenas de los últimos quince años.
La forma que tiene Sanhueza de intervenir en el marketing cultural
de una nación es interesante: un personaje literario, Antineruda
-más conocido en otro tiempo como Bacalao- debe ocupar el podio
junto con Neruda, el mito literario-político que el mismo Neftalí
Reyes forjó con tanta perseverancia como malas artes. Y ese
Antineruda ejerce una fascinación chismosa, pero fascinación
al fin; quede esto consignado para los publicistas del gobierno. Se
hace manifiesto que el compilador quiso polemizar contra el autor
Neruda y no contra sus poemas, la construcción lírica
manipuladora, las metáforas propagandistas, la agenda educativa
del sentimentalismo. Brillando por la propiedad, honestidad y pertinencia
de su análisis, en medio de las escandalosas denuncias y ridiculeces
de De Rockha, Real de Azúa, Rama, Rodríguez Monegal,
Paz y Larrea, permanece el lúcido ensayo La palabra muerta
de Pablo Neruda, de Ricardo Paseyro, incluido también en este
volumen.
EL BACALAO
Compilación: Leonardo Sanhueza
Ediciones B. Santiago, 2004. 251 páginas.