"Hija de perra"
de Malú Urriola
Desde el
abismo
Por Faride Zerán
A la diestra y siniestra del tedio, la perra y callejera que es se
lame sus heridas del lomo.
La ciudad, tan santiaguina, tan gris, tan down, se cierne sobre sus huesos de hija de perra aprisionando aún más sus partes
vencidas y abandonadas al ejercicio implacable de la derrota.
La voz se arrastra en un monólogo denso, dramático,
que despegado del cuerpo va narrando a ritmo de catarata o de caballo
desbocado el abandono, la náusea, la nada.
Es Malú, al borde del abismo enfrentada al desmembramiento
de su cuerpo.
Ha renunciado al habla para poder escucharse mientras sus oídos,
sus ojos, su cerebro libran todas las batallas.
La atmósfera agobia, la existencia se ha estrellado en mil
pedazos y el dolor ha tomado el precario espacio desde el cual se
asoma la lucidez. Porque es en este espacio acosado donde se juega
a fondo la autora de "Piedras rodantes" y "Dame
tu sucio amor".
Porque desde el fondo del túnel se asoma el trazado intenso
en el cual se plasman con sangre las leyes irreductibles que componen
su universo literario y, más aún, su escritura.
La escritura, aquella que impide que conozca el fondo del abismo,
es lo único que se salva y la salva en este viaje existencial
en el cual ha empeñado cada una de sus partes, cada detalle
de su cuerpo. Todo, menos el brazo, ese brazo derecho que aprieta
su vientre y hunde su mano en la garganta para que las palabras salgan.
"Cuando me pierdo -escribe Malú Urriola- es este
brazo quien me encuentra, cuando me desespero es este brazo quien
me calma, este brazo es mi memoria, este brazo es quien me saca a
flote, quien jala de mi, quien me aturde para arrastrarme hasta la
orilla..."
La autora nos convoca a asomarnos a su universo poético para
asistir a un sólido homenaje en el cual además se dan
cita el hastío de una generación que creció entre
milicos, la sordidez de una ciudad de mentira que nada ofrece, y la
banalidad de una literatura que posa ante los flashes.
"La fábula de la literatura me tiene sin cuidado",
advierte la hija de perra. "Que vendan sus culos por un poco
de fama, por una noche de flashes que no llega, son apenas la memoria,
el vestigio, el eco de una muerte pueblerina, basta verlos beber para
que te partan el alma, saben que son los perros de un circo pobre,
en medio de esta ciudad que no limita con ninguna cordillera, con
ninguna mole, con ningún mar, porque esta ciudad limita con
la estupidez en sus cuatros costados...", sentencia la autora.
Todo huele a mierda a la diestra y siniestra de este fin de siglo
que exorciza Malú Urriola en la furiosa cadencia de la palabra
con riesgo que se arrastra jadeante hasta la orilla del abismo. Pero
la hija de perra no cae, no sucumbe, no vuela por los aires porque
la muy bocona va agarrada de su talento, de la lucidez de sus cinco
sentidos, y del oficio de ejercer como escritora desde chiquita y
a contra corriente...
"Hija de perra", de editorial Cuarto Propio, es
un texto que se juega en la certeza de que no hay mejor trazado que
una vida propia, y, para que sea propia cada cierto tiempo debe derrumbarse.
Sin embargo, desde esos escombros que ambiguamente nos invitan a
su ceremonia mortuoria, surgen los destellos de una fiesta de apareamiento.
Y es que desde la primera a la última línea de este
magnífico texto de sesenta páginas, la muy hija de perra
no ha dejado de fornicar con la literatura.
Revista Rocinante, febrero de 1999.
"HIJA DE PERRA"
Malú Urriola
Editorial Cuarto Propio
60 páginas