IMAGENES DE INFANCIA Y
ADOLESCENCIA
Manuel Rojas
Editorial Zig Zag, 1983.
por Floridor
Pérez
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A diez años de
su muerte el gran novelista revive en estas imágenes de infancia y
adolescencia , humana y literariamente ejemplares, por la entereza moral
de una vida labrada a golpes de infortunio y una obra pulida con
maestría de artesano: cuidando que la costura mostrase puntadas iguales
y siguiera una línea recta... "Cierto es que él o dice a propósito de
sus trabajos de aprendiz en el taller de un talabartero, pero lo mismo
podría recomendarse hoy en uno de los muchos "talleres literarios"
existentes. Después de todo, un par de zapatos o un cuento, una montura
o una novela, deben ser capaces de agradar y de transportar al
hombre.
..... Es
verdaderamente aleccionador seguir a Manuel Rojas en este trabajo de
perfeccionamiento de una obra publicada con éxito hace casi treinta
años, trabajo al que dedicó los últimos días de su provechosa vida, He
aquí algunas muestras de esa "artesanía" intelectual: en una visión
infantil de las bolitas de cristal,la frase: "nunca sustraje ni
pedí ninguna; me limitaba a jugar con ellas," se transformó en
"nunca robé ni pedí ninguna; sólo jugaba con ellas...". En
el recuerdo de algunos personajes populares, la expresión: "estaban
siempre en las cantinas, sucios, greñudos, harapientos," queda
en: "siempre estaban en las cantinas, sucios, chascudos,
harapientos"...
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Como se ve en estos ejemplos, no es lo que suele llamarse un "barniz"
literario (o literatoso). Por el contrario, la maestría consiste
justamente en descubrir el "brillo" de ciertas palabras, molesto para el
ojo del lector actual. Ya lo había dicho Huidobro; el adjetivo, cuando
no da vida, mata. Un caso de resurección de la frase por el adjetivo se
observa en ste cambio: el "aspecto hercúleo" de un antiguo profesor, se
torna, en la edición reciente, "aspecto atlético."
..... Los
recuerdos de su época adolescente, que justifican el cambio de título,
comienzan con una breve evaluación de su infancia: "A pesar de todo fue
buena, aprendí muchas cosas..." Y el lector -que ha "sufrido" esa larga
historia de padecimientos que es su niñez, no puede menos que admirar a
este hombre capaz de valorar la vida, no por el disfrute que produce,
sino por la enseñanza que aporta. Una de esas lecciones de la vida:
"aprendí a distinguir, valiéndome de mínimos antecedntes,la voz, la
mirada, una palabra, un tono, la calidad humana de la persona que tenía
enfrente..." Esa capacidad aprendida lejos de los tratados de sicología,
le permitió convertir a seres aparentemente condenados al eterno
anonimato en famosos personajes literarios: "El jefe de esa familia,
Aniceto Hevia, era un ladrón español apodado El Gallego"... "De muchos
de mis personajes he sbido el destino; otros se van sin despedirse o
notificarme su desaparición..." Eso en la vida, como le ocurrió, por
ejemplo, con "Laguna". Porque en la ficción literaria, sus personajes
son un tiempo y un modo de vida que permanece, como su autor, por la
magia de la palabra.
.....
Aparte de los
reconocidos méritos éticos y estéticos de la narrativa del autor, sus
recientes "Imágenes de Infancia y Adolescencia" permiten reconocer su
valor como lectura para jóvenes, en el mejor sentido de la expresión:
como aprendizaje de vida, lecciones de hombría. (Ya hemos dicho, en
publicaciones escolares, que el famoso Juan Salvador Gaviota no gana en
vuelo ni pasión a sus Mares libres, escrito tanto tiempo
antes.)
Orfandad y
penurias cuentan estas páginas.
Pero cantan solidaridad y
esperanza.
Para jóvenes. Y para quienes se nieguen a
envejecer.
en Pluma y Pincel Nº6
Santiago, junio de 1983.