El novelista
busca no olvidar su propio pasado, al tiempo que recupera áreas de la
memoria nacional
Germán Marín:
"Escribo porque no morí a tiempo"
El escritor acaba de
publicar su novela Las Cien Aguilas, con un notable éxito de
crítica, al igual que su anterior trabajo, Círculo Vicioso. Pero esto
para él no es importante, porque “no se escribe para el público, sino
para saber por qué se escribe”.
por Daniel Osorio G.
en La Tercera, martes
15 de julio de 1997
Originalmente, Historia de una Absolución Familiar
era una novela de largas mil 700 páginas, por lo que su autor, Germán
Marín (1934), decidió dividirla en tres tomos, de los cuales ya apareció Circulo Vicioso, en 1994, y hace pocas
semanas, Las Cien Aguilas. Este libro, que es considerado por
su autor como una especie de “ajuste de cuentas con el pasado”,
recuerda su paso por el colegio San Ignacio y su corta permanencia en
la Escuela Militar, de donde fue expulsado por “mala
conducta”.
Germán Marín ha publicado, además, El Palacio de
la Risa (1995) y El Circo en Llamas (1997), donde recopila
y rescata escritos teóricos de Enrique Lihn, su amigo que está siempre
dolorosamente presente en sus palabras, al igual que los otros, los
que “desaparecieron o murieron tras el golpe militar”.
-¿Por qué en sus novelas hay una tendencia al
memorialismo?
-La memoria quizás es la única experiencia que
tengo, y cuando escribo es la historia la que me guía la mano, sino
fuera por la historia, viviría en un vacío absoluto. Estos años no son
míos ni los entiendo, soy una suerte de naufrago, cuya única voluntad
es mirar hacia atrás, porque hacia adelante no ve nada. Mis recuerdos
están cargados de reproche, cargados de odios, de cosas que debieron
haber sido y no fueron, en esa memoria está el testimonio de una
derrota.
-¿Qué busca a través del recuerdo?
-Con la memoria
entrecruzo verdades y mentiras, e incluso expreso como me hubiera
gustado que hubiese sido el pasado, es una suerte de compensación, de
ajuste de cuentas. Pero también debo reconocer que a veces la historia
puede ser un modo de evasión, cobardía, nostalgia o impotencia, ante
el presente.
-Esta visión pesimista, ¿cuánto depende del 11 de septiembre
de 1973?
-Es una visión absolutamente cristalizada en
septiembre de 1973. En ese instante quedan machacada toda clase de
ilusiones que yo tuviera, dejo de tener certezas, dejo de creer
incluso en el país, pues después veo una galería de asesinos, de
tibios, de corruptos, de oportunistas... y en esto comprendo a
izquierdas y derechas.
ESCUELA MILITAR
-La
trilogía donde está inscrita su última novela se llama Historia de una
Absolución familiar, ¿de qué tiene que ser perdonado Germán
Marín?
-De no haber hecho todo lo que debía haber hecho. De no
haber escrito mejor, de no haber muerto, pues durante muchos años me
daba vergüenza estar vivo, entre tantos cadáveres de gente que yo
quería. Escribo porque no morí a tiempo...
-Las
Cien águilas relata su experiencia en el Ejército.
-De allí
arranca, el título está extraído del himno de la Escuela Militar. Era
algo pendiente, alguna vez tenía que retomar mi paso por la escuela,
donde yo fui cadete hacia los años 50, y donde fui expulsado por mala
conducta, donde además tuve como capitán de compañía a Augusto
Pinochet, entonces supe que existía este militar y no dejó de
asombrarme verlo en la pantalla del televisor el 11 de
septiembre.
-En
relación a Las Cien águilas, como se enmarca dentro de la
trilogía
-Es una novela que transcurre en la página siguiente
del primer tomo (Círculo Vicioso), que comienza hacia los años 40
mostrando el desarrollo de un niño que estudia en el colegio San
Ignacio, pasando un periodo en Buenos Aires, y culmina cuando es
expulsado de La Escuela Militar en los años’50. La historia no es
lineal, junto a este plano también tiene el plano del escritor que
está escribiendo esta novela y que queda ejemplificada a través de un
diario, a través del cual indagan en su pasado.
- Y esta
estructura ayuda a hacer un buen recuento
-Hay un intento de
radiar, de crear círculos concéntricos de esta visión vuelta hacia
atrás, de rodearla, de mortificarla, de cruzarla, de someterla, de
aprisionarla, lo que es difícil, por eso utilicé todos los recursos
que me da la expresión literaria, sin pensar que con ello lograré los
objetivos, de ahí que la novela se plantea como algo que no se está
escribiendo, no terminado, con un carácter conjetural.
-Y el
carácter de novela inconclusa es porqué queda aún algo que
decir.
-Indudablemente, la exhaustividad es imposible, pero lo
que vale son los distintos intentos que va haciendo el autor para
aprehender el tiempo, para fijarlo en la escritura, para luchar contra
su propia muerte...
-¿Las Cien Aguilas lo absuelve?
-
No, no creo. Por que la escritura no modifica nada, hasta puede
convertirse en un juego delicioso, pero la realidad es
impermeable.
-Y si escribir no cambia nada, ¿para qué
escribe?
-Escribo para averiguar por que escribo, sabiendo que
no hay respuesta, es una pasión inútil, como puede ser el amor que
podemos sentir ante un rostro de una fotografía de los años 40 de la
revista Ecran, o cuando escuchas un disco de vinilo de una antigua
cantante.. .