Sobre Poetas Marginales
Pedro Lastra S.
..........El concepto de marginalidad
tiene una amplitud tan considerable, que debo empezar por deslindarlo
para situar el tema de estas notas. Acudo a esa palabra o, más bien,
la pido en préstamo a otras disciplinas, como la sociología, para
llamar la atención sobre el caso de algunos poetas que han realizado
su tarea al margen o en los bordes de la institución literaria,
consagrada o consagratoria, a menudo por decisión propia o por una
singularidad del carácter que los llevó al distanciamiento o al
retiro. Por esas razones, aunque su obra haya sido apreciada por
algunos lectores y estudiosos, figure incluso en antologías o sea
mencionada en historias literarias, su importancia ha demorado en ser
rconocida y aceptada más allá de esos círcuos reducidos. En otras
palabras, el pasaje desde esa frontera en la cual se situaron o fueron
situados, hacia una relativa o notoria desmarginalidad, ha sido
un proceso lento, cuyas oscilaciones suelen registrar los lectores
devotos que han venido después.
(...)
..........Al comienzo de estas
reflexiones mencioné a Juan Luis Martínez, a cuya expresión "identidad
velada" acudí para situar la obra de algunos poetas representativos de
esa conducta. El mismo Juan Luis Martínez la ilustra
inmejorablemente.
,,,,,,,,,,A pesar suyo fue una figura
ejemplar para los jóvenes escritores chilenos, y lo sigue siendo
todavía. En un trabajo que le dedicamos con Enrique Lihn en 1987
-Señales de ruta de Juan Luis Martínez- dijimos que una
de sus singularidades era ésa: hacerse presente en su desaparición. Y
es oportuno hablar aquí de desaparición, porque ése fue uno de
los temas principales de su poesía.
..........Había nacido en 1942, y
casi toda su vida transcurrió en Valparaíso y enpequeños pueblos
aledaños, como Villa Alemana, donde solían visitarlo a menudo poetas
de distintas generaciones (yo fui una de esos peregrinos), atraídos
por sus multiples y sorprendentes saberes y por el encanto de una
personalidad al mismo tiempo discreta, cálida y cortés. Sus libros
fueron tan novedosos y desconcertantes que ninguna editorial los
acogió (aunque la Editorial Universitaria consideró esa posibilidad en
1971), y terminó publicándolos él mismo en ciertas Ediciones Archivo
que inventó para su uso particular. Fue en ellas que aparecieron las
páginas que escribimos con Enrique Lihn.
..........Lo desconcertante de su
trabajo era en realidad el despliegue feliz de una escritura liberada
de convenciones formales o genéricas, y que provenía de su energía de
bricoleur, "experto -como lo señalamos con Enrique- en
el arte combinatoria y en la frecuentación submarina de las escrituras
consagradas y de las literaturas sumergidas". La extrañeza empezaba
con los títulos: La nueva novela (1977 y 1985); La
poesía chilena (1978), que contradicen toda definición
genérica. La poesía chilena no es estudio ni antología :
es un libro-objeto, precisamente una caja negra, que contiene
reproducciones de los certificados de defunción de Gabriela Mistral,
Pablo de Rokha, Vicente Huidobro, Pablo Neruda y Luis Guillermo
Martínez Villablanca (el padre del autor), más un bolsito o sobre de
plástico con tierra del mistraliano Valle Central, y pequeñas banderas
chilenas de papel. Algunos crítico -no más de dos o tres, si acaso-
tomaron en cuenta el momento de publicación, pero es evidente que la
lectura de esa caja puede ir más allá del mensaje
político implicado. Juan Luis Martínez prefería no referirse a su
quehacer y no adelantó, que yo sepa, ninguna clave: esa caja sigue
siendo, pues, un desafío y un estímulo.
..........La nueva novela es el
trabajo de un bricoleur, en cuanto la gráfica y los materiales
incorporados son centrales para seguir y entender el orden de sus
procesos imaginarios; pero es también el libro en el que se encuentran
los poemas que hacen de él un autor fundamental en la literatura
chilena de este tiempo. Los críticos no suelen comprenderlo así, pero
los escritores jóvenes y muchos de mi generación lo han reconocido
plenamente. Y si hablo por mí, debo decir que hay poemas suyos, como
"La desaparición de una familia", que cuentan entre los
más intensos de esta literatura en mi experiencia de
lector.
..........Tan marginal fue Juan Luis
Martínez que cuando publicamos con Enrique Lihn nuestras notas sobre
su trabajo, algunos lectores creyeron que se trataba de una invención.
Eso apareció en la página cultural del diario "El Mercurio", en
noviembre de 1988. Un crítico desinformado comentó que Enrique y yo
habíamos logrado unos poemas luminosos que négabamos con una
introducción culpable de excesiva densidad (y de alguna manera esto
último era cierto). Terminaba sugiriendo que dado ese desacuerdo entre
las dos partes, Juan Luis Martínez tenía "que ser de verdad"
(sic).
..........En marzo de 1993 -mes de su
muerte- se publicó en ese mismo periódico una de las poquísimas
entrevistas que concedió. Hablando de marginalidad creo que vale la
pena citar un pasaje de ese diálogo. Dice la periodista:
..........-En una ocasión el
crítico de El Mercurio Luis Vargas Saavedra creyó que usted era un
invento de Enrique Lihn y Pedro Lastra, y escribió "acaso Juan Luis
Martínez ni siquiera exista". ¿Qué le parece?
..........-Respuesta de J. L. M.: Ese
comentario me emocionó mucho. Me complace irradiar una identidad
velada como poeta; esa noción de existir y no existir, de ser más
literario que real. De joven leí un aforismo de Novalis: "La poesía es
lo real absoluto". Si entonces me sedujo esa afirmación, hoy estoy
convencido de que es así.
......... Pregunta:-¿Y por eso
quiere borrar su huella, llegando al extremo de tachar su
firma?
..........Respuesta:- ¿Sabe? los aspectos
biográficos de un autor me parecen irrelevantes a la hora de
enfrentarse a un texto. De ahí que no me parezcan adecuadas las
entrevistas que buscan datos nuevos, como queriendo encontrarles un
doble sentido a los poemas.
..........Identidad velada... Pero
como la de los otros escritores señalados aquí, su poesía es un bien
para todos y sólo eso debería importarnos.