Mauricio
Electorat:
La burla del
tiempo
Premio
Biblioteca Breve. Seix Barral. Barcelona, 2004. 348 págs.
Joaquín
Marco
En El Cultural, 10
de Marzo de 2005
Mauricio Electorat, chileno de 1960,
forma parte de la nueva promoción de autores hispanoamericanos
que se abren camino entre los premios españoles: las editoriales
que tienen casa en América
juegan con la ventaja de introducir a autores que ya han demostrado
su valía en su país.
Se repite la situación de los 60: un
buen número de autores elige Europa para realizar su obra.
Electorat reside en París. En La burla del tiempo resulta
fácil establecer cierto paralelismo con Rayuela, porque
la acción del relato se sitúa paralelamente en París
y Santiago de Chile y sus protagonistas son un grupo de jóvenes,
y no disimula esta deuda. Dos espacios, pues, aunque una misma historia
e idéntica vocación. Si Rayuela pasó a
ser el modelo de los grupos juveniles que más tarde invadirían
Europa y los Estados Unidos, la novela de Electorat mira hacia el
pasado y recupera los años difíciles de los jóvenes
chilenos que vivieron las postrimerías del régimen pinochetista.
Los mecanismos narrativos son complejos, porque el autor no sólo
alterna espacios, tiempos y situaciones, sino porque llega a abusar
del perspectivismo. La novela, sin llegar a considerarla como un hito,
merece ser tomada en consideración: Electorat se ha ganado
ya un puesto en esta parrilla de jóvenes autores hispanoamericanos.
Tal vez el mayor mérito del relato consiste en el velado humor
que resta dramatismo a las situaciones. Nos hallamos ante la novela
de un grupo, estudiantes de la Alianza Francesa y más tarde
universitarios que forman una célula clandestina intelectual,
que se describe como un juego adolescente en lugar de constituir un
peligro para el sistema militar, que posee fichas y fotografías
de todos estos adolescentes. Electorat utiliza variados registros:
desde la narración objetiva a la primera persona, desde las
cartas de la madre, en Chile, con sus problemas domésticos,
teñidos de política, a las que inventaron, cuando militaban,
de personajes franceses como Sartre, Sagan, Bardot, Costa-Gravas,
Duras y hasta del futbolista Platini, en las
que proclaman su adhesión a la lucha contra la dictadura militar
chilena. Todas ellas, falsas, utilizan el pastiche, pero llegará
a publicarse en los periódicos chilenos la noticia de una imaginada
conspiración comunista francesa contra el orden establecido.
La burla del tiempo se convierte así en una novela
política. O en la novela del desengaño político
sobre las expectativas del post-pinochetismo, escrita a toro pasado.
Incluso la clandestinidad y sus peligros se describen no sin una ironía
desengañada. Los jóvenes estudiantes, aunque sean torturados
–y las páginas sobre la tortura son de un realismo duro y sucio–
juegan con el peligro, con el valor, también con la ética
y la disciplina. Pero comprobarán las diferencias entre sus
dirigentes en una larga reunión que significará la detención
de Claudio. Si de una parte, con los saltos atrás en el tiempo,
vamos conociendo la vida de un cotidiano Santiago de Chile, también,
como contrapunto, se nos ofrece el exilio parisino. En cierto modo,
el tiempo se convierte en el auténtico protagonista de la novela,
porque provoca en los mismos personajes reacciones distintas. Un hilo
casi policíaco recorre la novela: el descubrimiento de quien
y por qué les delataron. El protagonista, como el propio autor,
llega a París en septiembre de 1987. Y en esta ciudad descubrirá
a un compañero, el posible y real delator. Juntos rememorarán
el pasado.
No faltan en la novela, además del paisaje urbano, las descripciones
del campo chileno, el viaje a Isla Negra, las playas, las escapadas
de los jóvenes, el París de postal y la tópica
solidaridad. Electorat incluye también algunos malos poemas
atribuidos a uno de sus personajes. Son otra excusa para inclinar
la narración hacia el intimismo que descubre la carga poética
de la novela. El autor ha buscado la novela total. Ha conseguido una
brillante narración, de buen ritmo, plena de coloquialismos,
bien escrita; que no es lo mismo, pero que es mucho. Habrá
que estar atentos al desarrollo de su obra. Tal vez con menos ambición
logre resultados más efectivos.