Poesía
de Juan José Soto Bacigalupo
PALABRA
SOBRE LOS ABISMOS
Miguel
Ildefonso
¿Qué nos
impulsa a buscar más palabras de las que tranquilamente usamos? ¿Por
qué sentimos esa necesidad de hurgar en lo inefable? ¿Por la seducción
del abismo? ¿Por la sensación del vértigo que nos hace levitar?
La poesía -se suele decir- nos da más preguntas que respuestas.
¿Será porque toda respuesta es estática, mientras que una
pregunta es errancia, impulso, exploración? El poeta lo que quiere
es motivar, inquietar, conducir hacia algo que él ha vislumbrado, pero
del que no existen palabras para nombrarlo o definirlo. Busco palabras / Que
sean más que palabras / Que hablen más que de sí mismas /
provocadoras como largos silencios / proferidos en la oscura mañana de
los deseos nos dice Juan Soto en los primeros versos de este visionario libro
de poemas. Aquello que hace el poeta va dirigido a un objetivo: a la redención.
Es lo que hizo Jesucristo del género humano, por medio de su pasión
y muerte. Jesucristo en la cruz, tres clavos impidiendo su caída al abismo,
dando sus últimas palabras. Aquella imagen es una de las posibles interpretaciones.
Redimir es rescatar o sacar de la esclavitud al cautivo. El poeta nos rescata
de la esclavitud de las palabras, de las convenciones y categorías de las
que estamos hechos. La poesía nos libera: Redención de la sentencia
interminable / y la sombra ensimismada / absorta / de quien ha extraviado el dolor
/ en los silentes pasadizos del espíritu.
Pero, aunque suene
paradójico, la poesía no deja de ser palabra, y la palabra es memoria.
Por la palabra somos lo que somos, y mediante la palabra nos renovamos: La
memoria persiste / más allá de la memoria / aun sin ella misma /
en el registro innominado / inmemorial / a buen recaudo / de las aviesas e inveteradas
debilidades / de la especie humana. Es por ello que Góngora es un poeta
actual, porque su poesía se renueva conforme renueva a la especie humana.
Las interpretaciones actuales de "Soledades" no serán las mismas
de antes; lo que se leyó entonces no será lo mismo de lo que leemos
hoy en Góngora, puede que sea así, pero la memoria persiste más
allá de la memoria. Nunca la poesía dejará de aspirar
a que el hombre se convierta
en un ser humano. El caudal que hay en la palabra es inagotable, y es como un
archipiélago de espejos en el que cada época se ve reflejada. Ello
es el cristal de lo divino, de la poesía trascendente. Y sobre este tema,
de lo relativo o fugaz, ante lo eternal o intemporal, es de lo que trata esta
metapoética desgarrada, encarnizada en la palabra de Juan Soto. Por otra
parte, esta conciencia mítica e histórica de la palabra y la metáfora,
como en Borges y Paz, es lo que lo hace destacable, por el riesgo de poetizar
sobre la poesía misma.
Para terminar este breve comentario, solamente
señalar que aquella encarnación del verbo sólo es posible
mediante el acto de amor dantesco. La caída al infierno de Dante es el
inicio de una oscura travesía llena de revelaciones. En palabras de Juan
Soto: Es desde la hondura / donde emerge la palabra / su sentido abisal / la
mirada en carne viva / Indescifrable caos el de nuestras voces / y los crustáceos
kamikaces / estrellándose contra las rocas / Irrefrenable eco. El poeta
emerge desde ese caos original para rev(b)elarse en la palabra, ante el mundo.
Escribir un poema es la "comedia", es recorrer infierno, purgatorio
y paraíso, es amar. Se es Dante en cada poema. Se da amor en la escritura
y en la lectura de un poema. Y el amor lo vuelve a ordenar todo: Hay en tus
labios / un sabor a cristales rotos / a grieta honda / que abisma los amores sobre
rocas tenaces. Juan Soto, poeta que ha bebido de la metafísica de Martín
Adán, nos entrega un libro que nos motiva a hurgar en nuestro propio paraíso.
Lo más impresionante no es la motivación que nos imprime, sino el
contagiarnos su esperanza en que aquel paraíso existe.
Miguel
Ildefonso
Apolo, noviembre del 2004
Miguel
Ildefonso: Lima, 1970. Estudió Literatura en la Universidad Católica
del Perú e hizo una Maestría en la Universidad de El Paso, Texas.
Ha publicado los libros de poesía: Vestigios, Canciones de un bar en
la frontera, Las ciudades fantasmas, m.d.i.h. y Heautontimoroumenos.
En 2005 publicó el libro de relatos El Paso con el que ganó
el Premio Nacional de Cuento de la Asociación Peruano-Japonés. Ha
editado fanzines contraculturales como El Bote. Ha ganado los premios:
Premio Poesía Juegos Florales Universidad Católica (1995), Premio
Juegos Florales Poesía El Paso-Texas University (2001), Premio Copé
de Oro Poesía (2002) y el Concurso de Cuento "Alfredo Bryce Echenique"
(2003).
Juan José Soto
Bacigalupo (1965). Nació el 3 de agosto de 1965 en el distrito de Barranco,
Lima (Perú). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad
San Martín de Porres obteniendo el grado de Licenciado en Ciencias de la
Comunicación y el título profesional en la especialidad. Asimismo,
egresó de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación
de la USMP cursando la Maestría en Periodismo.
El autor ha publicado
los poemarios: "Cárcel de mi ojo" (1994), "Morada
Diosa" (1997) y "Palabra sobre los abismos" (2005).
Además,
parte de su obra poética figura en revistas, libros, muestras y antologías.
Su
obra poética ha sido publicada en diversas páginas Web y revistas
virtuales. También ha participado en diversos encuentros nacionales e internacionales
de poesía, así como de recitales y eventos poéticos.
Actualmente
dirige la agenda cultural peruana "ITINERARIO DE LA PALABRA" que se
difunde vía correo electrónico.