
  
  CONTACTO EN FRANCIA
Entrevista con el joven escritor y periodista  Francisco Izquierdo Quea en el mítico Café de Flore, en el boulevard de Saint  Germain, a propósito de la publicación de su primer libro de relatos Bonitas palabras  (Mundo Ajeno Editores, 2007), en medio de  paros y movilizaciones de trabajadores y estudiantes de París.
Por Miguel  Ildefonso 
     
 
- Me llama la atención  los temas de Bonitas palabras, el de las relaciones-fracaso, y el de las  muertes, en un contexto político o de venganza. ¿Cómo fue que escribiste tu  ópera prima? 
  - Bueno, el libro tiene  relatos que escribí entre el 2003 y 2006, y en este caso, a diferencia del  proyecto de un poemario o una novela, la independencia de cada relato y su  argumento primaron más allá de cualquier sentido unitario como libro. Escribí Bonitas  palabras cuento por cuento, a partir de móviles que parten desde la  investigación, pasando por experiencias personales, hasta llegar a elementos  propios de mi contexto. Recién este año se me ocurrió agrupar a los que tenían  un sentido que me interesaba: lo peruano. Y así surgió el libro. 
- ¿Y qué es lo peruano? 
  - Lo peruano puede  definirse en muchas aspectos. Ahora, los que pueden ser identificables en el  libro son el lenguaje y su ritmo, el contexto, la contemporaneidad y cotidianeidad,  ciertas costumbres, determinados personajes, y una serie de descripciones que  los narradores que están presentes en cada relato hacen. 
- ¿Qué autores te han  marcado más? ¿Cuáles crees que están presentes en este libro? 
  - Considero que Salinger,  Fonseca y Kennedy Toole. En Bonitas palabras a veces quiero creer que  están los dos últimos. 
- Todo escritor tiene  uno o dos temas principales, presentes como un karma en casi toda su obra.  ¿Cuán obsesivo eres en tu creación? ¿Tienes proyectos a desarrollar o las cosas  vienen solas? 
  - Tengo proyectos a  desarrollar que trato de establecer, a modo de primera instancia, en historias  cortas o cuentos, como también un par de escalas mayores, que claro,  implicarían una narración de largo aliento, es decir una novela. Respecto a los  temas principales, pues no cuento con uno establecido. Quizá podría darte como  respuesta que lo referido al Perú y sus implicancias con lo contemporáneo me  seducen mucho, y que por ahora es casi todo lo que tengo en mente por trabajar. 
- Volviendo a tu libro,  veo intrigas, fracasos, problemas de entablar relaciones sociales. Por ahí  quizás vaya la dinámica de nuestra historia, además de que muchos relatos son  de tiempos pasados, incluso a los vividos por ti. 
  - Nuestra historia  personal es muy similar a cualquier otra, con todos sus fracasos y problemas,  aunque ostenta singularidades marcadas, como la relación entre lo peruano y lo  chileno. Empero, muy aparte de eso, lo que podría diferenciar a nuestra  historia del resto va más en cómo es asumida. Y esto también guarda ligazón con  los cuentos “históricos” del libro, que presentan personajes y acciones que  quizá mucha gente desconozca o no, y que se establecen en tabúes, silencios y  versiones enterradas de las que nadie tiene la más mínima idea. Y esa puede ser  una particularidad interesante. 
- Bonitas palabras parte de ese desenterrar la historia no oficial  o no conocida, entonces; la que implica tanto los ámbitos públicos como los  privados. ¿Cuán consciente eres de tu mirada a la hora de volcarte en esas  historias? O en otras palabras, ¿qué peso o importancia tiene la voz del  escritor en su ficción? 
  - Mientras escribo trato  de mantenerme consciente en todos los aspectos que se refieren a este trabajo.  La voz del escritor, en este caso, se instaura en volcar la interpretación del  propio escritor en todo el universo ficcional que narra o describe. Su  importancia es sustancial, definitivamente.  
- ¿Aparte de literatura  qué otros libros, autores o artes frecuentas? ¿Y cómo se relacionan con tus  intereses creativos? 
  - Me interesa mucho la  historia y la filosofía, que son ramas que desde chico hasta la universidad  estudié con constancia; y también el cine, el arte plástico y la música. Todo  esto quizá porque me he criado en ese entorno, con un padre pintor, una madre  melómana y cinéfila, un hermano escultor y una hermana historiadora. Por otro  lado, estoy seguro que la implicancia de esos aspectos en relación con mi  trabajo se ciñe a cierta interpretación que yo pueda tener, o en el último de  los casos me determina a concebir una. 
- ¿Cómo ves a los  jóvenes narradores de tu promoción? ¿Existe algo en común entre ustedes? 
  - Hay una variedad  interesante, que a mi gusto está reflejada en buenos primeros libros, como los  de Yushimito, Leonardo Aguirre, Castañeda y Alarcón. Dudo que en cuestión de  temática algo podamos tener en común. Sin embargo, ese abanico de argumentos y  de estilos es algo valioso, pensando en el lector, claro está. 
- ¿Consideras que hoy  es requisito necesario pertenecer a una editorial grande para ser narrador? 
  - Ahora no. Antes quizá  sí, porque la situación era otra, porque no existía el enorme soporte de  editoriales alternativas que hay ahora en nuestro país. Editoriales cuya labor  representa un punto clave dentro la producción actual de libros y promoción de  nuevos escritores y poetas. Algo que desde ya hace algunos años se viene dando  en México, Chile y Colombia. 
- ¿De dónde se alimenta  tu ficción? ¿Crees que ahora que estás viviendo en París cambiarán tus  perspectivas? 
  - Mi ficción se alimenta  de las personas que conozco, de historias que veo, vivo o escucho y de mí  mismo. Ahora, el París que tanto tú como yo vemos en este momento tiene todos  esos elementos que antes te he mencionado, pero esconde algo más en su gente,  en cada calle y esquina. No creo que mis perspectivas cambien. Lo que sí creo,  y espero, es que estas podrían extenderse. 
- Otra cuestión, ya que  estamos en el café que Sartre solía concurrir, ¿piensas que aún existe un  compromiso, digamos, social o ético del escritor? 
  - El compromiso ético es  indudable, al menos entre el escritor y sí mismo, y con su oficio, que  normalmente debería ser todo o casi todo para él. Ahora, el tema del compromiso  social también existe en todo escritor, en menor o mayor grado, por supuesto.  El problema es que el concepto de “compromiso social” está siempre anexado a  cualquier tendencia de izquierda, cuando no es así. El caso de Céline, quien  era un pro fascista, es un buen ejemplo frente a eso. 
- ¿”un  buen ejemplo”?
  - Un buen ejemplo de  que los "extremos" a los que puede llegar una ideología no son  necesariamente de izquierda, sino también de ultra derecha radical
- Antes se venia en barco y era casi una odisea, y luego el  mantenerse en contacto con Perú. ¿Con ayuda de la tecnología, cómo vas llevando  la relación con lo dejado en nuestro país o como crees que ira?
  - Bueno, la internet  forma ahora parte común de nuestras vidas y quehaceres. Yo no estoy exento de  eso, es más, mi trabajo en El Hablador me ata necesariamente a estar en  contacto vía mail con el resto de integrantes de la revista, además de mi nuevo  proyecto personal, que es mi reciente blog de crónicas e historias cortas.  Sumado a eso está la amplia información que puedo revisar mediante diarios o  sites sobre el Perú, y encontrarme medianamente al tanto de lo que ocurre en  nuestro país.