Antes que Kafka y Zweig, que Dostoievsky y Gogol,
Heinrich von Kleist (1777-1811), puede considerarse el padre de una
serie de innovaciones importantes para la narrativa y el teatro, influencia
que tocaría a la mayoría de los genios, Poe, Joyce,
Mann, Proust, Virginia Woolf, Henry James, Dürrenmatt, Strindberg,
Sartre, y a poetas, como Pessoa, llegando a la actualidad en plumas
como las de Borges, Cortázar, Saramago, García Márquez,
Carpentier, por citar sólo algunos.
"En M…, una de las ciudades más importantes
de la Italia septentrional, la marquesa viuda de O…, una dama de intachable
reputación y madre de varios niños preciosos y bien
educados, comunicó por medio de los periódicos que,
sin saber en qué circunstancias, se hallaba embarazada, y
rogaba al padre del niño que iba a dar a luz que se identificase,
pues estaba decidida, por motivos familiares, a casarse con él.
La dama que, desafiando las burlas del mundo, osaba dar este atrevido
paso, obligada por la irremediable situación en que se encontraba,
era hija del señor de G…, comandante de la ciudadela de M…
Hacía aproximadamente tres años que había perdido
a su esposo, el marqués de O…, al que amaba tierna y profundamente,
cuando éste se dirigía a París en un viaje por
asuntos familiares."
Si se observa este fragmento con que arranca la novelle
'La marquesa de O', del autor alemán, de cuya épica
muerte, en una historia real como conmocionante para la época,
el lector puede apreciar los rasgos de la narrativa moderna, presentes
y vigentes. La crónica, que ha dado tantos frutos, la innominalidad,
que llenó de gloria a lusitano novelista, como a Samuel Beckett,
entre dos premios nobeles ineludibles a la hora del balance. Nunca
antes, el escándalo había aparecido de una manera descarada,
como en este relato en primera página, ocultando la complicidad,
de lo que más tarde llevaría al propio autor a quitarse
la vida por amor con una mujer adúltera y mayor que él,
a las orillas de un río, suceso de novela misma. Kleist, a
quien Mann consideró un histérico y Goethe un hipocondríaco,
fue un héroe trágico del romanticismo más radical,
tanto que Goethe advirtió sobre ello con preocupación,
viendo encarnado a su Werther. Muerte la del autor de Miguel Kohlhaass,
absurda, por cuanto estaba sano físicamente, y que diera pie
a una célebre película de cine arte. ¿Quién
es el autor de esta revolución? 'Nadie', hubiera dicho Homero,
nosotros sabemos que fue Von Kleist. El mismo que leía de cabecera
Kafka, nada menos que el genio checo del señor 'K'. Por Kleist
había pasado Gogol, padre confeso de Dostoievsky, a su vez
mentor de los más grandes narradores de la humanidad en la
era moderna. Y del teatro que hoy se concibe.