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Nikolai Gógol

Las Almas Muertas


Por Mauricio Otero


Nikolai Gógol prefiguró a Dostoievski, tal como el mismo autor de Los hermanos Karamázov reconoció. Hay humor, realismo, pero es más compleja la trama de Almas muertas.

Enorme obra, que demuestra el vasto conocimiento del alma humana. El autor, admirador de Cervantes, convino que siempre quería escribir un libro que imitara al Don Quijote. Y no es casual que subtitulase como 'Las aventuras de Tchitchikof', transcurriendo el argumento por los campos de Rusia. Un ex empleado de impuestos, bribón, un canalla, recorre una finca tras otra comprando 'almas muertas'. ¿Cómo puede ser esto, que parece inconcebible? Sucede que se dio cuenta un día, mientras trabajaba para el Estado que los amos de entonces podían hipotecar sus fundos, incluyendo a los siervos, es decir, las almas, como se les llamaba en ese país y que por razones de perspicacia, el protagonista, Pável Ivanovitch Tchitchikof, decide hacer el negocio de su vida, al 'adquirir' a los siervos que han muerto o desaparecido, almas que no habían pasado como muertas en el censo, y de las que el propietario debía pagar la contribución al Estado. El 'héroe' de la novela, bellaco, tenía el plan de que le pagaran a él los subsidios para hacerse propietario de una hacienda perdida, que las daban gratuitamente, como colonizador, y de esa forma convertirse en millonario, sueño de su existencia. La corrupción, finalmente, tal como lo señala el escritor, es total, en el país se levantan escándalos, y una vez que es tomado preso Tchitchikof, acude en su providencial ayuda una de sus víctimas y logra salvarlo con argumentos de tipo religioso-metafísico moral, una filosofía de la redención que cundía en el territorio, al tiempo que los siervos se iban rebelando, indicio de la Revolución que años más tarde se produciría en esa nación. El tema es fascinante, cómo se puede llegar a concebir que los siervos ya muertos sigan teniendo valor de compraventa, cómo esas pobres almas si bien muertas, no lo estaban tanto, pues tenían utilidad. Si bien muertas, son existentes, vivientes. Como se comprende tampoco es casual que Gógol llamara a su novela de 'Mi poema'. Más cuanto en sus planes originales estaba también el epigonar a Dante, escribiendo una comedia humana. El existencialismo moderno nacería con Gógol, si no con don Quijote y el siglo de oro español, que admiraba el literato ruso. Aunque la novela no se halló completa, con lagunas, se entiende todo el tema, y se medita hondamente sobre la condición y conocimiento del ser humano. '¡Que venga el canalla!', dice Gógol, pues ya bastaba de héroes impolutos, llenos de virtudes, que de tanto hablar de virtud no poseían ninguna. Sabemos que el alma del hombre es perpetuamente la misma, en esencia, que eso no cambia, en todas las épocas ha sido igual. Alegoría cómica realista y fantástica que da para disertaciones y divagaciones. La ironía se pasea en la troika rusa gloriosa y su sarcasmo es universal. El examen de un detalle, como el de la suerte de mortales de los siervos, en almas, convierte a la obra en una inspirado tratado sobre la vida y la muerte y los caracteres de todos los tiempos, vigentes hasta hoy. El personaje, que comercia esas almas, como se entiende es un rufián, un arribista, que no tuvo nunca nada y que sin cesar aspiró a ser de la alta sociedad, sin miramiento alguno de los otros seres humanos, a quienes despreció, para quien nadie estaba despierto como él para labrarse un futuro, cometiendo la falacia aberrante de comprar y vender almas, muertas, porque hasta en eso les encuentra utilidad, especulando y viviendo de los muertos, como ha sido norma entre los vivos hasta hoy. Robar para él era normal, si las 'cosas estaban allí, no había más que tomarlas' y 'las necesidades eran ilimitadas'… Capaces de vender a su madre o de casarse por interés con cualquier mujer. El que manda, caballero, es don Dinero, nos recuerda Quevedo.

En términos generales, Gógol prefigura a Kafka, Joyce, Dostoievski, Ionesco, Beckett, el teatro del absurdo; a Rulfo, y la lista de contemporáneos se hace larga, incluyendo a Borges.

Gabriela Mistral recomendaba leer a los escritores rusos porque en un estilo sencillo y directo daban cuenta de la universalidad de la tierra. Basándose en refranes edificaban al mundo, como hizo el autor aquí reseñado, que tanto le fascinó, además que esos proverbios los creaba el propio Gógol, para lo que se necesita mucho conocimiento y llaneza del alma humana.

EL ANTIHÉROE APARECE: ¡VENGA EL CANALLA!

El propio Gógol realiza la crítica de su obra dentro de ella, al disertar largamente sobre el rufián pagado de sí mismo, en oposición a la opinión culta de la época que exigía protagonistas virtuosos. Era Tchitchikof un demonio que pedía: 'Quiero los muertos…', ante la perplejidad de sus oyentes que pensaban si tal vez estaba 'malo de la cabeza'. 'Pero los ojos de Tchitchikof estaban despejados; no se notaba en ellos ese brillo aturdido y salvaje que se observa en la mirada de los locos'.

Advierte que 'es dudoso guste al lector el héroe que hemos escogido'. Que al contrario de lo que esperan este no es perfecto. 'Por mucho que el autor ahonde en el alma de su protagonista, y aunque la refleje con la fidelidad de un espejo, para nada le ha de servir.' 'El autor no ignora esto y, no obstante, le resulta imposible escoger, como héroe, a un hombre virtuoso. Pero… quizás en esta misma novela, se oirán algunos acordes hasta ahora no sonados, se pondrá de manifiesto la riqueza infinita del alma rusa; quizás se presente en ella, tanto como a Tchitchikof, al campesino dotado de cualidades divinas y a la maravillosa rusa, sin igual en el mundo, radiante con la hermosura imponderable de su alma de mujer, rebosando abnegación e impulsos generosos. Y las gentes virtuosas de otras razas parecerán pobres, comparadas con ellos, como es pobre el libro comparado con la vida.'

'Resulta indecoroso que el autor, hombre de edad madura, disciplinado por la rigurosa vida interna, y por la templanza vigorizante de la soledad, se deje arrebatar como un chiquillo. Todo tiene su lugar y tiempo apropiados. Con todo, no he escogido, como héroe, a un hombre virtuoso. Y hasta os diré por qué, no lo he hecho. Porque ya era hora de dejar descansar al pobre hombre virtuoso; porque se tergiversa muchas veces la frase 'hombre virtuoso'; porque han convertido en verdadero rocín al hombre virtuoso, y no hay escritor que no le haya cabalgado, fustigándole con el látigo, o con lo que viniera a mano; porque tanto le han manoseado al hombre virtuoso, que no le queda ya sombra de virtud, y no es más que huesos; porque es por hipocresía que invocan al hombre virtuoso; porque no se respeta al hombre virtuoso. No, ya ha llegado por fin la hora de sacar a luz al canalla. Así, ¡venga el canalla!'

Pero ¿por qué era Pável Tchitchikof un canalla? Gógol describe su vida, desde su nacimiento. Padre severo y mezquino, insensible, le inculcó lo poco que estuvo con él las peores ideas, el egoísmo, pragmatismo, oportunismo, arribismo, materialismo y la tacañería, la innobleza y la mendacidad. Y lo lanzó solo al mundo, al duro mundo. Tan hondo calaron las palabras del padre, que no era fiel a nadie, ni a los que más lo querían. El egoísmo máximo, ese era el canalla Tchitchikof. Sabía que no tenía talento, que debía congraciarse con las personas, sobre todo si estas poseían posición. No había otro norte que el sucio escalar, atropellando a medio mundo, estafando, robando y birlando. Se preparó para ello, como todo pelafustán: era apariencia: parecía una mujer coqueta de tanto arreglarse y encoloniarse y arreglarse las uñas. No tenía vicios. No iba a desperdiciar la vida gastando su dinero en tonterías. Iba a casarse algún día con una mujer de dinero, por interés, por supuesto y tener un patrimonio y si tenía hijos, era para que nadie se olvidara de que él existió, sin otro fin.

Comenzó su vida de trabajo, en una triste oficina de empleado. Ahí aprendió a robar, con sagacidad y traicionar doblemente. Luego lo echaron y pasó tras nueva burla a la agencia de aduanas, donde perpetró otras tantas fechorías, no sin ingenio.

De la personalidad moral, si no era un héroe rebosando virtudes y perfecciones, es evidente. 'Entonces, ¿qué era? Supongo que habrá sido un canalla.' '¿Por qué canalla? ¿Por qué mostrarse tan intolerante con los demás? En nuestros días no hay canallas: hay gentes bien intencionadas y agradables, pero apenas si encontrarán más de dos o tres hombres que se expongan a la pública ignominia de una bofetada, y aun esos hablan ahora de la virtud. Lo más justo sería llamarle a Tchitchikof un buen administrador, un hombre resuelto a ganar dinero. El ganar dinero es un vicio universal; se han realizado, en aras del dinero acciones que el mundo califica de 'no estrictamente honradas'. Es cierto que existe en un carácter de esta naturaleza algo repugnante, y los mismísimos lectores que en el curso de su vida recibirían en sus hogares a un hombre de esta índole, y que pasarían agradablemente con él sus ocios, le mirarán de reojo si se le hace héroe de un drama o poema. Pero sabio es el que no desdeña ningún carácter, sino que, ahondando en él con vista penetrante, analiza sus componentes primarios.'

¿De qué asombrarse, le pregunta Gógol al lector, pues si somos sinceros, hallaremos que todos de un modo u otro, somos tenemos un poco de su protagonista? Y pide que en honor a la verdad, no lo censuren. Como un patriotero se asusta de que se digan las verdades, de que se enriquece a costa de los obreros y campesinos y a la hora de ver sus defectos se escandaliza, diciendo para qué mostrar en público estas cosas, qué van a pensar de nosotros.

El personaje más ominoso de todos es Plyushkin, un cicatero del demonio, que riquísimo era miserable incluso consigo mismo. Realmente detestable. El egoísmo llevado a su categoría infernal. Tan detestable que el canalla protagonista se asombra de su bellaquería, mas como buen vendedor puerta a puerta logra engañarle lindamente con su oferta de no sólo quitarle un peso de encima sino pagarle… El tacaño no podía sino aceptar.

Y cantar una canción solitaria.

Hay personajes tan grotescos como los que llaman Temístocles a sus hijos. Que prefieren hablar en griego o en francés antes del ruso, y hablan mejor una lengua ajena que la suya propia, de cursis que son. Gógol funda una nacionalidad literaria con su obra, al lado de Pushkin, su más caro amigo.


LA INNOMINALIDAD Y LA INTERTEXTUALIDAD

Es Gógol fundador junto a Von Kleist de la innominalidad, tan cara al narrador contemporáneo (de lo que hemos escrito en otra oportunidad.)

Asimismo la intertextualidad, juguete de moda no ha poco, la inició este autor ruso, junto a Cervantes.

El héroe llega a 'la ciudad de N.'

'Es de lamentar la imposibilidad de acordarse de todos los grandes hombres de este mundo'.

No hay mayor innominalidad que un 'alma muerta'. Se es menos que 'Pobres almas', como escribió Platonov. Menos que un muerto sin alma, menos que un esclavo muerto. No puede haber miseria más radical.

A dos amigas chismosas, las llama: 'La dama agradable por todos conceptos' a una y a la otra, 'la dama agradable'.


LA PERPLEJIDAD DEL ABSURDO

El héroe necesitaba 'las almas que realmente están muertas.'

'Es la voluntad de Dios, señora-dijo Tchitchikof, lanzando un suspiro.-Es inútil luchar contra la voluntad del Señor… Le ruego que me las dé a mí'.

-¿Darle qué, señor?
-Pues esos que se han muerto.
-Pero ¿cómo puedo hacer eso?
-¡Cómo! Yo no le comprendo. Seguramente no querrá usted desenterrarlos, ¿verdad?
-Pero ¿de qué le servirán?-dijo la vieja mirándole con los ojos muy abiertos.
-Pero ¿usted comprende que son almas muertas?
-Pues ¡quién ha dicho que estaban vivas! Precisamente porque no lo están, porque están muertas, representan una pérdida para usted; usted tiene que pagar la contribución por ellas, pero yo le ahorraré esos gastos y molestias, ¿comprende? Y no sólo eso: le daré además quince rublos. Bueno, ¿lo comprende ya?
-Realmente, no sé- respondió la vieja.- Vea usted, yo nunca he vendido a los muertos.'
Inquirida por el protagonista de que si creía que se podría sacar una ganancia de ellos, responde que 'No sirven para nada.'

Y con otro afincado:
' -Así, pues, si no hay obstáculos, hagamos, si Dios quiere, la escritura de traspaso-.
' -¿Cómo?…¿un traspaso de almas muertas?'
'-las inscribiremos como vivientes'. 'Ante la ley soy mudo'. 'Et praeterea nihil.'
'-Entonces, sólo resta fijar el precio…'
'-¿El precio?', ¡pero usted cree que voy a recibir dinero por unas almas que en cierto sentido han dejado de existir!'
('las almas muertas carecían, en cierto sentido, de valor.' …'las no existentes'.)
'Aunque a decir verdad, son una mercancía extraña…suena muy raro hablar del precio.'
'Hace mucho que las almas están muertas; no queda más que un nombre sin substancia.'
'Otro hombre le engañaría, vendiéndole un rastro cualquiera en lugar de almas.'
Tchitchikof abrió la boca para observar, que a pesar de esto, Mijeyef había abandonado este mundo'.
'Pero de nuevo Tchitchikof procuraba observar que también Probka había subido al cielo.'
'Es un surtido variado de siervos a su disposición.'
'¿Por qué hace usted constar todas sus cualidades? Ahora no valen nada, ¿sabe? Esos campesinos están muertos. Un muerto no sirve ni para sostener una cerca, como se dice vulgarmente.'
'Aunque realmente es un hecho que los otros que se consideran como vivientes no merecen que se les califique de hombres; no valen más que una mosca.'
'-No obstante, existen, mientras que los otros no son más que un recuerdo.'
'-¡Quisiera saber en qué parte va usted a encontrar un recuerdo como ése!'
'-¡Válgame Dios! ¡Por mi vida…como si se tratara de algo verdadero!'


DELÍNEA EL MUNDO KAFQUIANO

Escribe Gógol, casi un siglo antes que Kafka: 'Supongamos, por ejemplo, que existe una oficina del Estado, no aquí, sino en un lugar imaginario; y supongamos que en esa oficina hay un jefe. Les ruego observen cuando está sentado entre sus subordinados; uno siente un pavor que le priva de la palabra. El orgullo y la dignidad…' '¡un Prometeo, un verdadero Prometeo! Parece un águila, se mueve con paso mesurado. Esa misma águila, cuando abandona su despacho y se dirige al sanctasanctórum de su superior, avanza como mejor puede, balanceándose como una perdiz, con papeles bajo el brazo. En la sociedad, y en una velada, si el resto de los invitados son de menor categoría social, Prometeo sigue siendo Prometeo; pero si los invitados pertenecen a una clase siquiera un poquito superior a la suya, Prometeo sufre una metamorfosis (el remarque es de quien reseña) tal como jamás la haya imaginado Ovidio: se convierte en una mosca, en menos que una mosca: ¡se arrastra en el polvo!'

En otro pasaje, describe así a su personaje: 'Como un hombre medio dormido, vagaba por la ciudad, incapaz de determinar si había él perdido el juicio o si eran los funcionarios los que lo habían perdido, si era sueño o si era una realidad más extravagante que ningún sueño.'


Y LA CORRUPCIÓN Y LA BUROCRACIA

'Y si a veces los timaba, lo hacía con gran habilidad.'

Del Jefe de Policía comentan los comerciantes: '…si bien toma Alexey Ivanovicht lo que le corresponde, nunca le traiciona a uno.'


LA NATURALEZA PERSONIFICADA

Cobra valor narrativo poético lo que Pasternak llevaría a altas cumbres, tomado a través de Gógol y este del 'Ludmila', de Zhuhovsky: 'El bosque de pinos duerme, duerme el valle, y la palabra 'Tchoo!', de modo que parecía que realmente veían cómo dormía el valle; para rematar la ilusión, cerraba los ojos al recitar estas líneas.'

'Y este montón de árboles y tejidos se refleja, invertido, en las aguas del río, donde los pintorescos sauces, viejos y torcidos, creciendo en la orilla, otros en el agua misma, en que bañan sus hojas y ramas, parecen contemplar fijamente ese reflejo que no ha cesado de admirar en todos los largos años de su vida.'


ATMÓSFERA DE MUERTE

'En cuanto dejó atrás el pueblo, apareció en ambos lados del camino, toda suerte de brozas y escombros…montones de tierra, árboles con viejos troncos carbonizados. ' No se veía un árbol ni verdor alguno que aliviase la monotonía del pardusco risco.' … 'formaba una mancha borrosa en lontananza. El tiempo también estaba en armonía con el cuadro. El día se presentaba ni brillante ni obscuro, sino de un color gris pálido, de ese color que se ve únicamente en los uniformes de los soldados de la guarnición.' 'Para rematar el cuadro, un gallo, heraldo de los cambios del tiempo, cacareaba estrepitosamente, a pesar de que, durante sus galanteos, su cabeza había sido picoteada hasta el seso por los otros gallos, y aun batía sus alas, peladas como una estera vieja.'

'…pronto hervía una multitud alrededor de los carruajes, no quedando en la aldea ningún ser viviente, ni siquiera las viejas y los niños.'
'y permanecieron como piedras.'
'la desolada planicie de los campos circundantes.'
'En la vida de todos, relampaguea la alegría, festiva y radiante, a través de las penas innumerables de que está tejida la tela de nuestra existencia.'
'Ocurre siempre en la vida, sea entre las clases toscas, cruelmente pobres y repulsivamente escuálidas, o sea entre las clases monótonamente frías y pesadamente decorosas'
'Su semblante no revelaba sombra de lo que pudiera llamarse expresión. No parecía sino que en aquel cuerpo no moraba alma alguna, o si lo habitaba, que no estaba donde debía estar, sino que yacía, como decía el inmortal Boney, en un lugar recóndito, cubierta de una concha tan gruesa, que lo que ocurría en la profundidad no producía el más leve estremecimiento en la superficie.'
'¡Que el demonio te desuelle el alma!
Y la troica desapareció entre polvo y ruido.'


EL ESTUDIO DEL CARÁCTER

Un gran observador, como él mismo declara: … 'el autor gusta de ser extremadamente minucioso en todo y, respecto a ello, prefiere ser, aunque ruso, tan detallista como un alemán.'

'Pero, en verdad, le da vergüenza al autor fijar por tanto tiempo la atención de sus lectores en personas de baja ralea, sabiendo por experiencia cómo les repugna familiarizarse con gentes de las clases inferiores. Es característica de los rusos su grande pasión por conocer a cualquiera que se halla en una posición superior a la suya, por poco que sea: el privilegio de saludar a un conde o a un príncipe lo aprecian más que la estrecha amistad con gentes corrientes.' De su héroe, comenta, 'puede que le echen una de esas miradas de desprecio que reserva el hombre para todo lo que se arrastra a sus pies; o, peor aun, puede que le pasen de largo con una indiferencia premeditada, que sería una puñalada en el corazón del autor.'

No obstante, confiesa que llegado este punto resulta mucho más fácil describir a los protagonistas a grandes rasgos; no se tiene que hacer más que echar el color por puñados en el lienzo -ojos negros, relampagueantes; una frente surcada por las penas; una capa negra, o roja encendida, echada sobre los hombros, y el retrato es cabal.- Pero resulta terriblemente difícil retratar a los caballeros (que tan numerosos son), que tanto se parecen, y quienes, no obstante, muestran, cuando se les examina más atentamente, muchas peculiaridades extremadamente sutiles. Es preciso devanarse los sesos hasta lo sumo para hacer resaltar todos los rasgos delicados y casi imperceptibles de la persona y, en fin, se tiene que ahondar en la materia con un ojo aguzado por larga práctica en el arte. 'Todos poseemos alguna peculiaridad'. Mas ironiza con el caballero Manilof, de quien dice que no poseía ninguna. Agrega respecto a ese personaje: 'En su gabinete había un libro, con un marcador en la página catorce, que hacía dos años estaba leyendo'.

O cuando describe a un desclasado: 'Y habiendo ascendido a administrador, se condujo, claro está, como todos los administradores: trabó intimidad con aquellos de la aldea que poseían más que él, e hizo pesada la carga de los pobres'.

'Como todas las formas de tortura tenían un fin'.
'¡Ay! los gordos saben mejor que los delgados arreglárselas en este mundo'.
'Sus rostros eran llenos y gordinflones, algunos hasta mostraban verrugas, y otros estaban también picados de viruelas; el pelo no lo llevaban en moño, ni á la diable m'emporte, como dicen los franceses; lo tenían o bien rapado, o bien muy pegado a la cabeza, y las facciones tendían más bien a lo redondo y macizo. Esta categoría representaba a los funcionarios más serios de la villa.'

'Esa era probablemente la razón por la cual se encuentran a los flacos principalmente como comisionados especiales o como meros agregados, mandados de aquí para allá. Su existencia parece demasiado inconstante, tenue e incierta para que se confíe mucho en ellos. Además los gordos nunca se desvían de los atajos, sino que siguen siempre el camino real, y si se sientan, se sientan firmes y sólidamente, de modo que es más fácil que se les hunda la silla que no que se les desaloje de ella. No se preocupan mucho de la ostentación externa, y, por consiguiente, sus levitas no son de corte tan elegante como las de los delgados; mas su ropero es mejor surtido. Al hombre delgado no le quedará, en espacio de tres años, ni un solo siervo sin hipotecar; pero si se observa, el gordo tiene una casa al otro lado del pueblo, comprada a nombre de su esposa; más tarde adquiere otra en un barrio distinto; después una en alguna pequeña aldea cerca de la ciudad y, finalmente, una finca con todas las comodidades. Al cabo, el hombre gordo, después de haber servido a Dios y su zar, y de haber conquistado el respeto de todos, abandona sus actividades, se traslada a otra región y se convierte en terrateniente, en caballero ruso, cordial y hospitalario: ha tenido éxito, y hasta mucho éxito. Y cuando Dios se lo lleva, sus herederos delgados, fieles a la tradición rusa, revientan la fortuna de su padre.' Los delgados rodean a las mujeres, 'sentados al lado de las damas, hablaban en francés y las divertían del mismo modo que lo hacían los caballeros de Petersburgo.'

'Acaba de perder su dinero; pero no así su cabeza y, por consiguiente, tengo que andarme con cuidado.'
'Pero la gente es poco observadora.'
'Transcurrirán largos años ante que desaparezcan los Nosdriof', otro pillo, un mentiroso, que decía que tenía 'caballos azul celestes o rosados'.
'Todo era sólido y tosco hasta el último grado, y guardaba una extraña semejanza con el amo de casa.' "Cada objeto parecía que decía: '¡Yo también soy un Sobaketich!'"
"-Y el gobernador, ¡qué hombre más simpático!
-¡Es el más grande bellaco que existe!'
-¡Tiene la cara de un ladrón!'.
-Por lo que a mí toca, he de confesar que el que más me gusta es el jefe de Policía: ¡un carácter franco y sincero! Tiene su rostro una expresión de afectuosidad sencilla.'
-¡Un canalla!- contestó serenamente Sobaketich.- Le traicionaría a uno, le engañará, y luego cenará con uno. Los conozco a todos: son unos bellacos; toda la ciudad es un nido de bribones. Los pillos encarcelan a los pillos y procesan a los pillos. ¡Son todos unos Judas!"
'Después de estas laudatorias, aunque breves biografías'.
'Contemplando los anchos hombros, parecidos a los de un grueso caballo de Vyatka, y las piernas, que semejaban postes de hierro, no podía menos que exclamar para sus adentros: '¡Uf! ¡Dios ha sido pródigo contigo! Eres lo que llaman 'mal cortado, pero bien cosido'… Quisiera saber si naciste oso o si te has vuelto oso a fuerza de vivir en el bosque, cultivando los campos de maíz y tratando con campesinos; y si por lo mismo, te has vuelto avaro. Pero no; creo que serías el mismo aunque hubieras recibido una educación brillante, aunque te hubieras criado en la alta sociedad de Petersburgo, en lugar del bosque. La única diferencia consiste en que ahora engulles medio lomo de carnero y granos, y pasteles de requesón como un plato, mientras que en Petersburgo, habrías comido chuletas con trufas. Siendo las cosas como son, tienes en tu poder a muchos campesinos, y marchas bien con ellos; no los maltratas porque son tuyos y no te conviene; ¡pero allá en la ciudad, tendrías dependientes, con los cuales armarías camorra, por lo mismo que no serían tus siervos; o bien malversarías los fondos del Estado, puesto que un usurero es siempre aficionado al dinero ajeno. Si adquiere un conocimiento superficial de una materia, cuando se halla en una posición, lo hará sentir a los que poseen un verdadero dominio de la misma. Y aun puede que se diga: ¡Déjenme mostrar de qué soy capaz!, e inventará un sabio reglamento del cual no pocos tendrán que dolerse… ¡Uf!, si todos los hombres fueran tan mezquinos…"
'Son gustos: 'uno ama al pope y el otro a la esposa del pope'
'Las canas son el aliado más fiel de la avaricia.' Así mismo afirma que la vida solitaria es el pasto de la mezquindad, que 'este vicio posee, como todos sabemos, el apetito voraz de un lobo, insaciable cuanto más devora.'
O de otros sujetos, como Nosdriof: 'Quizás quiere echárselas de grande como todos estos manirrotos.' 'Dirá grandes embustes sólo por el gusto de hablar y conseguir una taza de té, y luego se marchará.'
'Cierto es que se conoce a la legua a un caballero que lo es: no come porque ya ha comido bastante, pero cuando viene un impostor de aquéllos, hay que darles de comer sin tasa.'
Y sobre los apodos, comenta que lo arrastrará el bautizado hasta los últimos confines de la tierra. 'Y haga lo que quiera para ennoblecer su apodo, aunque emplee a un genealogista para trazar su descendencia de una antigua familia noble, de nada le ha de servir: el mero sonido del apodo, como graznido del cuervo, denuncia la procedencia del pájaro. Una palabra apropiadamente pronunciada o escrita, no se troncha a hachazos.'
'Hay gentes que existen en este mundo no como individualidades en sí mismas, sino como manchitas o motitas en la personalidad ajena. Se sientan siempre en el mismo lugar, sin mover la cabeza; se había de creer que son muebles, y que jamás haya escapado de sus labios sonido alguno; pero en una región remota, en los cuartos de los criados o en el cillero, ¡ya son otras!'
Y un rico cicatero: 'posee ochocientas almas, y come más mal que cualquier pastor.' 'Los condenados a presidio comen mejor que él: ha matado de hambre a todos sus siervos…'
-¡Uf! Verdaderamente… 'Cree el ladrón que todos son de su condición'
'¡Ah, aquí tenemos a un zapatero! 'Borracho como un zapatero', reza el proverbio. ¡Ya te conozco, te conozco, chico! Si quieres te puedo contar toda tu historia.'
'… Este seguramente sabrá leer y escribir; apuesto a que jamás empuñaba una navaja, sino que realizaba sus asaltos de una manera caballeresca.'
'Tchitchikof, con sus cualidades y modales encantadores, y su comprensión real del gran secreto de agradar.'
'…la mujer, por débil e indefensa que sea, comparada con el hombre, se torna de repente más dura, no ya que el hombre, sino que ninguna cosa de este mundo.'
'Por estúpidas que sean las palabras de un necio, son capaces muchas veces de turbar la serenidad de un hombre sensato.'
'¡Es monstruoso que una mujer despilfarre mil rublos en sus galas! Y claro que es a costa del trabajo de los campesinos, o peor aun, de la conciencia de sus vecinos.'
'Y ¿qué era, moral o inmoral? ¡Dios lo sabe! Se escupiría y se cerraría el libro.'
'Pero el hombre es extraño: le mortificaba hondamente el haber merecido la reprobación de las mismas gentes a quienes no respetaba.'

Sobre los varones soporta lo siguiente:

'Pero a pesar de la resistencia y de las luchas que sostenían los hombres, no había en su bando la misma disciplina que regían en el partido de las señoras. Entre ellos, todo parecía tosco, discordante, desaliñado e imperfecto; en sus pensamientos, se manifestaba la incoherencia, la discordia, la confusión, el caos; en fin, se echaba de ver el carácter despreciable de los hombres, su natural basto y torpe, incapaz de dirigir un hogar o de llegar rápidamente a una conclusión, así como, falto de fe, perezoso, siempre vacilante y presa de infinitas aprensiones.

'La generación actual todo lo ve claramente, se pasma de los errores y se ríe de los disparates de sus antepasados, no percibiendo que, en esa historia, brillan rayos de luz divina, sin observar que cada letra de ella le habla a voces, que por todos lados se le apunta un dedo a la generación presente. Pero la generación presente se ríe y, orgullosa, confiada, inicia una serie de errores nuevos, de los que se reirán, después, sus descendientes.'


DESCRIBE LA HISTERIA ANTES QUE FREUD

Y antes que Dostoievski.

-'No, Ana Grigoryevna, no es lo que supone usted. Fíjese: aparece armado hasta los dientes, como algún Rinaldo Rinaldini, y le presenta sus demandas: '¡Véndame todos los campesinos suyos que se han muerto!' La Korobotchka le contesta con mucha razón: 'No se los puedo vender porque están muertos.' 'No', responde él, '¡no están muertos, son míos, y yo soy quien he de decir si están muertos o no!', dice. '¡No están muertos, no están muertos!', bramaba, '¡muertos no!' En una palabra, arma un alboroto formidable; todo el pueblo acude corriendo, los niños lloraban, todo el mundo gritaba, nadie sabía qué había sucedido; en fin, un ¡horreur, horreur, horreur!… No puede usted figurarse, Ana Grigoryevna, cómo me ha trastornado esta noticia. 'Señorita, querida', me dice mi Mashka, 'mírese al espejo, mire qué pálida está.' 'No me hables de espejos', le dije, 'he de correr a contársela a Ana Grigoryevna.' Inmediatamente di la orden de enganchar los caballos; mi cochero Andryushka me preguntó adónde había de llevarme, y yo no podía pronunciar palabra; no hacía más que mirarle, como atontada; seguramente pensaría que me había vuelto loca. ¡Oh, Ana Grigoryevna, no puede usted figurarse qué trastornada me encontraba!'


IRONÍA, SARCASMO

Se adelanta a Melville, cuando comenta con sardonismo: … 'especialmente en nuestros tiempos, cuando hasta en Rusia empiezan a desaparecer los gigantes.'
'Tchitchikof pasó la noche siguiente en casa del presidente del Tribunal, quien recibió a su visitante en una bata grasienta y en compañía de dos damas un tanto dudosas'.
Dice de su personaje que era un 'caballero cumplido': 'Si la conversación giraba sobre la virtud, hacía pertinentes observaciones sobre la virtud, con lágrimas en los ojos'.

Refiriéndose a un empleado, Gógol, dice: 'Si no fuera que en Rusia los perros feroces hacen de porteros.' Con sorna, comenta: 'ejecutó unos aullidos tan prolongados y laboriosos como si ladrara a sueldo'.

'Con las colas levantadas, según la etiqueta canina.'
'Parecía que había un regimiento de soldados acampados en mi boca.'
'No, amigo, es usted quien es embustero, según creo yo; sólo que no miente con mucho éxito.'
'Ahora es una niña; en ella es todo sencillez: dice todo lo que se le ocurre, se ríe cuando se le antoja.

Se podría llegar a ser una mujer maravillosa, y podría resultar completamente inútil -y resultará inútil, de seguro.-Esperad a que la mamá y las tías empiecen a cultivarla. En el curso de un año, le llenarán la cabeza de tantas fanfarrias femeninas que su propio padre no la conocerá. Aparecerán la presunción y la afectación; empezará a moverse y conducirse según las reglas que haya aprendido; se devanará los sesos cavilando con quién hablar y cuánto, cómo y a quién ha de mirar; en todo momento temerá decir más de lo que debe; por fin, ella misma caerá presa en la trampa, y acabará por mentir durante toda su vida, ¡y sólo el demonio sabe cuál será su fin!'

Dirigiéndose a Plyushkin: 'Mi honrado amigo -respondió Tchitchikof,- con mucho gusto le pagaría, no cuarenta copecs por alma, sino quinientos rublos. Se los pagaría gustoso, porque veo sufrir, por su propia bondad, a un viejo bueno y noble.'

Y agrega: '¡Ya ve usted! He comprendido en seguida su carácter.'
'Se percató en seguida que los empleadillos eran curiosos, como todos los funcionarios jóvenes, y querían darse mayor importancia que la que correspondía a sus cargos.'

Ante la demora de atenderle, con excusas, replica: 'Yo mismo he estado al servicio del Estado y comprendo estas cosas…' 'Tchitchikof extrajo un billete del bolsillo y lo colocó delante de Ivan Antonovich, quien, sin darse por enterado, lo tapó instantáneamente con un libro.'

'Mande un recado al fiscal: es un hombre de pocas ocupaciones y sin duda se hallará en casa. Le hace todos los trabajos ese Zolotuba, el abogado, el pillo más ruin de la tierra.'

'La meta de la vida de un hombre queda nebulosa si éste no se determina a basar sus anhelos sobre cimientas firmes y sólidas, y no sobre una engañosa quimera de la juventud.'
'Peino canas, pero todavía no tengo sentido común.'
'Con objeto de refinar y perfeccionar la lengua rusa, desecharon por lo menos la mitad de las voces que componen su vocabulario, por lo cual resultaba necesario en muchas ocasiones, recurrir al francés; ahora que, en francés, era cosa completamente distinta; en aquella lengua se animaban a decir frases bastante más ordinarias que las arriba mencionadas. He aquí cómo eran las damas de N., superficialmente hablando.'

'…pero a partir del momento en que comenzaba a correr la voz de que era millonario, descubrían en él otras cualidades. No es que fueran interesadas las señoras de N.; de ninguna manera; tenía la culpa la palabra 'Millonario'; no el millonario mismo, sino sencillamente la palabra. Porque en el mero sonido de esta palabra, y aparte lo que sugiera, hay algo que produce impresión en los canallas, en personas que no ni son buenas ni son malas, y también en personas que son buenas, o sea, en todos.'

'Las señoras estaban muy satisfechas con él, descubriendo en nuestro héroe no sólo innumerables cualidades encantadoras, sino también una expresión majestuosa de rostro, y aun algo marcial que, como todos sabemos, atrae extraordinariamente al bello sexo.'


JUVENTUD, DIVINO TESORO, ¡YA TE VAS PARA NO VOLVER!

Almas muertas tiene variadas correspondencias, siendo la filosofía una veta honda.

Al tema de la fugacidad de la vida y la juventud, le endosa el siguiente consejo: "El impetuoso joven de hoy se sobrecogería de horror si se le pudiera enseñar el retrato de lo que sería en la vejez. Al pasar de los años sensibles de la juventud a los de la madurez áspera y dura, ¡cuídate de llevar contigo todas las emociones nobles; no las dejes en el camino, que luego no las recogerás! ¡Tienes delante la vejez, terrible, amenazadora, que nada te devolverá! Más piadosa es la tumba, en cuya lápida se lee: 'Aquí yace un hombre', pero nada se descifra en los rasgos fríos e insensibles de la vejez."

O bien, cuando reflexiona: 'Ahora entro con indiferencia en las aldeas desconocidas, y también con indiferencia contemplo su exterior vulgar; a mi mirada fría, es poco atractivo; no me interesa, y lo que en otros tiempos habría animado mi rostro y excitado mi risa, inspirándome comentarios sin fin, lo paso ya por alto, y mis labios permanecen sellados en silencio impasible. ¡Ay, mi juventud! ¡Ay, mi entusiasmo infantil!'

Desengáñate, esos tiempos no volverán.


FUNDA UNA REFLEXIÓN SOBRE EL TIEMPO

Antes que Proust, Gógol medita sobre el tema del tiempo y sus implicancias para el ser humano.
'Se observaban los estragos del tiempo y de la podredumbre en todos los edificios que componían la aldea; los troncos, de que estaban construidas las chozas, eran viejos y de color obscuro. Muchos de los tejados estaban acribillados; de algunos no quedaba más que la emparrillada y los traveseros, semejando a las costillas de un esqueleto.' 'Las ventanas carecían de cristales, y algunas estaban tapadas con trapos o con alguna prenda vieja. Los balconcitos, que, por algún motivo inexplicable, se colocan, en algunas chozas rusas, justamente debajo del tejado, estaban todos sesgados, y demasiados ennegrecidos para ser siquiera pintorescos. En muchos sitios, se extendían por detrás de las cabañas montones inmensos de maíz que, según indicios, habían permanecido en el mismo lugar durante años enteros; eran del color del ladrillo viejo y mal cocido; brotaba de la cumbre todo género de mala hierba, y los árboles que crecían a un lado, se enmarañaban con el grano. El maíz pertenecería, seguramente, al amo. Detrás de estos montones de maíz y de los tejados agujereados, se divisaban a la derecha o a la izquierda según la dirección que seguía el calesín, dos iglesias lugareñas, que se erguían, lado por lado, en el aire diáfano; la una de madera caída en desuso, la otra de ladrillo, con paredes amarillas, cubiertas de manchas y llenas de grietas'… 'y a trechos rota. Este extraño castillo, de una longitud desmesurada, tenía todo el aire de un enfermo decrépito.' 'Sólo dos de las ventanas permanecían practicables; las demás tenían echados los postigos o hasta estaban condenadas. Y aun aquellas dos ventanas estaban a medio cegar, luciendo una de ellas un parche triangular obscuro, donde se había pegado un trozo de papel azul, de aquel que se emplea para envolver azúcar.' 'A trechos, el verde matorral, iluminado por el sol, descubría sus honduras tenebrosas, con un abismo sombrío. Estaba todo sumido en tinieblas, y en sus negras profundidades se vislumbraba un sendero estrecho, empalizadas derribadas, una glorieta destartalada, un tronco de sauce podrido y horadado, una planta de follaje gris que se precipitaba por detrás del sauce, como espeso arbusto; hojas y ramitas entrelazadas y enredadas, marchitas por su sofocante proximidad, y un joven ramo de arce, extendiendo hacia un lado sus hojas como garras, a una de las cuales el sol, penetrando la espesura, la transformó en una mano transparente y encendida, resplandeciente en la densa obscuridad.' Así describe los páramos de Plyushkin, (poseedor de más de mil siervos.) 'Tétricos'. 'Podridos'. 'Abandonados'. 'El muerto lugar'. 'Colgaba un reloj, en cuyo péndulo parado, ya había tejido una araña su tela'. 'Cargado de polvo'.

En otras líneas: 'Pero ¡adelante, adelante! ¡Desaparezcan las arrugas que surcan la frente! ¡Lancémonos a la vida, con todo su sordo clamor, con todo su retintín de cascabeles, y vamos a ver qué hace Tchitchikof!'

"¡Dios mío, cuántos sois, amontonados aquí! ¿Qué hacías en vuestro día, mis queridas almas? ¿Cómo lo pasábais?'

¿Eras artesano o sencillamente labrador? ¿Y cuál fue la causa de tu muerte?' '¿Dónde encontraste la muerte, Stepan Probka?'


LA FASCINACIÓN DE LOS VIAJES

'¡Que especial, qué seductivo, qué estimulante y hechicero es el sonido de la frase 'en camino!' '¡Y cuán maravilloso es el camino! Los días de sol, las hojas de otoño, el aire fresco…. Envolviéndote más cómodamente en tu grueso abrigo de invierno, con la gorra tapando las orejas, te arrebujas en un rincón del carruaje. Por última vez, recorre el cuerpo un leve escalofrío, seguido de un placentero calor. Los caballos vuelan por el camino…¡qué seductiva somnolencia se apodera insensiblemente de los sentidos!; cierras los ojos, y oyes como a través del sueño. 'No blancas eran las nieves', y los resoplidos de los caballos, y el ruido de las ruedas, y comienzas a roncar, apretando a tu vecino. Te despiertas: cinco pueblos han quedado atrás; luz de luna; un pueblo desconocido; iglesias con cúpulas de madera antigua, y agujas ennegrecidas; cabañas de troncos, obscuras; casas de ladrillo, blancas; a trechos, manchas luminosas, como pañuelos blancos colgados en las tapias, extendidos por las aceras, las calles; sombras, negras como la brea, las atraviesan oblicuamente; los tejados de madera resplandecen como metal brillante bajo los rayos de la luna, y no se ve un alma; el pueblo duerme. Cuando más, brilla débilmente en una ventana, una luz solitaria: ¿es que un obrero está remendando sus botas, o que un panadero se ocupa de su horno? ¡qué importa! ¡Y la noche!… ¡Santos cielos! ¡Cuán densa es la obscuridad de tu bóveda infinita! ¡Y el aire, y el cielo, altísimo, lejano, extendiéndose, en abismos insondables, en todas direcciones, infinito, armonioso, radiante! Pero el aliento frío de la noche sopla, arrullador sobre los párpados, y dormitas, te hundes en el olvido, roncas, y tu pobre vecino, apretado en el rincón, se vuelve enfadado, sintiendo tu peso encima. Te despiertas: y otra vez campos y llanuras; no se ve nada; todo es llano y desierto. Un poste, con número, cruza, volando, la vista: se acerca el alba; en el frío horizonte blanquecino, se extiende una cinta pálida, dorada; el viento sopla más frío, más recio: te envuelves mejor en tu abrigo. ¡Qué fresco tan delicioso! Qué placentero es el sueño que vuelve a cerrar tus ojos. Una sacudida; otra vez te despiertas. El sol está alto. '¡Cuidado, cuidado!', exclama una voz; el calesín está bajando una pendiente; abajo, se ve un dique, y una laguna, ancha y reluciente, brillando como cobre bajo los rayos del sol; una aldea; chozas esparcidas por el declive; el crucifijo de una iglesia lugareña, centelleando como una estrella; se oye la charla de campesinos, y se siente un apetito voraz para el desayuno… ¡Dios mío, cuán glorioso es a veces el largo camino! ¡Cuántas veces, pereciendo, desesperado, me he agarrado a ti, y siempre me has salvado! ¡Y cuántos proyectos maravillosos y sueños poéticos has suscitado en mí, cuántas emociones intensas he experimentado en el camino!'

'¡Ah, troika, troika alada! ¿Quién fue el que te inventó? Cierto es que sólo podías nacer de un pueblo de bríos' 'Y la troika se lanza lejos, lejos… Y ya no se ve más que un objeto que va girando por el aire, despidiendo nubes de polvo.'


DISCURRE SOBRE LA LITERATURA FANTÁSTICA

'Me pongo a inventar unas historias fantásticas, y luego me entrego al ensueño'

'Porque le atormentaba el pensar que las almas eran una ficción; más valía poner fin a esa preocupación.'


PROPAGANDA NACIONALISTA Y LIBERTAD

'Brotarán emociones rusas. Sí; cada vez que surge en Rusia una corriente de pensamiento, se hace evidente que esa tendencia espiritual arraiga en las profundidades eslava, y que apenas ha rozado la superficie de otros pueblos. Pero ¿para qué hablar de lo que pertenece todavía a lo porvenir?'

'En este punto, Tchitchikof se detuvo, sumido en ensueños. ¿Qué soñaba? ¿Soñaba sobre la suerte de Abakum Fyrof, o soñaba sencillamente porque sí, como sueñan todos los rusos, sean cualesquiera sus años, su posición y su condición, cuando meditan en la belleza imponderable de la vida libre?'

'¡A trabajar, como antes os divertíais! ¡A trabajar con sudor y fatigas, tirando de las correas, al compás de una canción interminable como las tierras de Rusia!'

'…aludiendo al Imperio ruso en general, mencionando con entusiasmo su vasta extensión y afirmando que ni el Imperio romano eran tan vasto, por lo cual bien podían los extranjeros maravillarse de Rusia' 'y que, en armonía con el Gobierno, cuya fama no tenía límite'.

'Y qué acertados son los refranes que nacen en el corazón de Rusia, donde no existen ni alemanes, ni finlandeses, ni extranjero alguno, sino solamente la nativa inteligencia rusa, viva y despierta, que nunca se ve en el caso de rebuscar palabras ni incubar frases, como una gallina que empolla, sino que te pega el apodo, como pasaporte, para llevártelo contigo toda la vida.'

Hoy a nuestros ojos parecen ridículos estos nacionalismos, al afirmar: 'Como la multitud incontable de iglesias y monasterios que, con sus cúpulas, domos y crucifijos, se esparce sobre la superficie de la santa Rusia, pulula sobre la faz de la tierra la multitud abigarrada. Y cada pueblo, llevando en sí la potencialidad de grandeza, lleno de facultades creadoras y espirituales, pleno de su inconfundible individualidad, y de infinitos dones del cielo, se distingue de los demás por sus refranes peculiares, en los que se refleja, sea cual fuera su tema, un rasgo de su propio carácter.'

'¡Rusia! ¡Rusia! Te contemplo desde mi lejano paraíso florido, ¡te contemplo!'

'Pero ¿qué fuerza misteriosa, inexplicable, nos liga a ti? ¿Por qué resuena constantemente en los oídos la melancólica tonada que ondea sobre tus tierras, de mar a mar? ¿Qué cualidad posee esa canción? ¿Qué es eso que me llama, y solloza y llena de nostalgia mi corazón? ¿Qué melodía es esa que vibra en mis oídos, que penetra en mi alma, que palpita en mi corazón? ¡Rusia! ¿Qué es lo que deseas de mí? ¿Cuál es el lazo misterioso y oculto que nos une? ¿Por qué me miras así? ¿Por qué se refleja tu alma toda en tus ojos, que vuelves hacia mí, plenos de expectación? … Perplejo, permanezco inmóvil; y ya se cierne sobre mi cabeza un nubarrón amenazante, cargado de la lluvia cercana, y el pensamiento se embota ante tu inmensidad ilimitada. ¿Qué presagia esa vasta extensión? ¿No será que aquí, no será en ti que surgirán ideas ilimitadas, como ilimitada eres tú?… ¿No es aquí donde algún día volverán a la vida los héroes antiguos, cuando ofrezcas de nuevo el escenario para sus hazañas? Y tus tierras infinitas me envuelven, amenazadoras, reflejadas con fuerza pavorosa, en lo hondo de mi ser; con esplendor sobrenatural, rompe el día ante mis ojos… ¡Ah, horizontes radiantes, maravillosos, de los cuales nada sabe el mundo! ¡Rusia!'

'Y tú, Rusia, ¿no vas volando también, como troika veloz que nada puede alcanzar? ¡La carretera humea bajo tus plantas, retumban los puentes, todo retrocede, quedando atrás! El espectador se detiene, atónito, ante el milagro divino: ¿será un relámpago lanzado del cielo? ¿Qué significa esta carrera aterradora? ¿Qué fuerza misteriosa, nunca vista, se oculta en esta troika? Y los caballos, ¡qué caballos! ¿Lleváis el torbellino en las crines? ¿Son acaso las venas de vuestros cuerpos oídos alertas que captan el mensaje celestial que les envían? ¿Se agita en venas algún sentido delicado? Escuchan sobre sus cabezas la familiar tonada; con un esfuerzo de sus férreos músculos se transforman simultáneamente en líneas horizontales que vuelan por el aire, apenas rozando con sus cascos la tierra, y la troika los sigue, plena de inspiración divina… ¡Rusia!, ¿adónde vas? ¡Responde! No responde. El retintín de los cascabeles se funde en música; el aire, desgarrado, zumba y sopla como recio viento, el mundo pasa volando, y los otros Estados y naciones, con su mirada de recelo, se apartarán a darte paso.'


LA AUTOCRÍTICA Y SOLEDAD DE UN ESCRITOR DE VERDAD

'Feliz el viajero que, al cabo de un viaje largo y pesado, con su frío y nieve, su lodo y sus jefes de casas de postas, despertados de sus sueños; con sus cascabeles discordantes, sus reparaciones y disputas, sus cocheros y herreros y demás pillastres de la carretera; feliz el que al fin vislumbra el hogar, con sus luces, que parecen volar a su encuentro, que ve en su imaginación las habitaciones conocidas, que oye la algarabía de los niños que corren a abrazarle, y que escucha las palabras tiernas y consoladoras, entremezcladas con besos apasionados, capaces de borrar toda tristeza de la memoria. Feliz el hombre de familia, con un rinconcito suyo, pero ¡ay del soltero!'

'Feliz el escritor que, pasando por alto los individuos vulgarotes y repulsivos, que nos producen impresión por su dolorosa realidad, se liga a aquellos otros, que están dotados de las más altas virtudes de la humanidad; que del vórtice de figuras que todos los días remolinan a su alrededor, escoge sólo las preclaras; que nunca ha templado su lira a un tono menos exaltado; que jamás ha descendido de su pedestal al nivel de sus semejantes, humildes y despreciables, sino que, remontándose a esferas más sublimes, se ha dedicado exclusivamente a la representación de las imágenes elevadas. Su hermosa porción es digna de envidia; vive entre sus protagonistas como en el seno de su familia, mientras su fama se extiende por todas partes. Anubla, con incienso hechicero, la vista de los hombres; los halaga hábilmente, tapando el lado triste de la vida, y enseñándoles al hombre noble. Todos corren tras él con aclamaciones, y siguen afanosos su carroza triunfante. Le llaman el poeta grande, de fama mundial, que se remonta sobre todos los genios como se cierne el águila sobre otras aves. Los corazones jóvenes y ardientes se conmueven de emoción al son de su nombre; lágrimas de simpatía brillan en todos los ojos… ¡Nadie le iguala, es un Dios! Otra es la porción, y bien distinta, del autor que se atreve a hacer resaltar lo que se halla siempre a la vista de los hombres, aunque no percibido por sus ojos indiferentes: todo el repugnante fango abrumador de las vulgaridades en que se atolla nuestra vida, todo lo que yace oculto en los individuos mezquinos, y muchas veces fríos, que pululan en nuestro sendero, escabroso y estrecho; que, con la mano firme de un escultor despiadado, osa presentarlos, claros y distintos, a la vista de todos. No son para él las aclamaciones de la multitud; no le corresponde contemplar las lágrimas de gratitud y el éxtasis ingenuo de los corazones estremecidos de emoción de sus palabras; no vuela a su encuentro, con desenfrenado entusiasmo, ninguna muchacha de dieciséis años, cuyo seso ha sorbido. Jamás podrá embriagarse con el dulce embeleso de los armónicos sonidos que él mismo ha evocado. Y, por fin, le caerá en suerte escurrirse de manos del crítico contemporáneo, del falso e insensible crítico contemporáneo, que calificará de mezquinas e insignificantes sus más queridas creaciones, que le señalará un lugar humilde en las filas de los escritores que han insultado a la humanidad, que le achacará las cualidades de sus protagonistas, que le despojará de corazón y alma, y del fuego divino del genio. Porque el crítico contemporáneo no se da cuenta que el telescopio con que contemplamos el sol, y el microscopio que nos revela la estructura de los organismos inadvertidos, son igualmente maravillosos. Porque el crítico contemporáneo no sabe que hace falta una profunda comprensión espiritual para iluminar el cuadro de la vida mezquina, y transformarlo en una joya del arte creador. Porque el crítico contemporáneo no concede que la risa del elevado deleite sea digna de ocupar un lugar al lado de la emoción lírica exaltada, ni que entre aquél y las payasadas de un bufón de la feria, mida un abismo. Todo eso no lo concede el crítico de nuestros días, y todo lo utilizará para censurar y desairar al escritor sin nombre. Sin simpatía, sin comprensión y sin conmiseración, le abandona en medio del camino, desamparado, como el viajero sin familia. Amarga es su porción y dolorosa su soledad.'

'Y desde ha muchos años, estoy destinado por un sino misterioso, a caminar en compañía de mis singulares héroes, a contemplar la vida en su agitación perpetua, a contemplarla a través de la risa, percibida por el mundo, y a través de las lágrimas en que estas nubes cargadas de inspiración estallará en una tormenta nueva, en que mi cabeza la enguirnaldará el fulgor pavoroso de mi nueva divinidad, y los hombres escucharán, con confuso temblor, el trueno majestuoso de otras palabras…'

Y sobre los doctores en letras, sobre la teoría literaria, manifiesta, siguiendo a Erasmo: 'Que ambas señoras acabasen por convencerse de la verdad de lo que habían expresado como hipótesis, no tiene nada de particular. Nosotros, los doctos, como nos llamamos, nos conducimos de una manera muy parecida, y prueba de ello son nuestras sabias teorías. Al principio, nuestros eruditos examinan el problema con humildad, partiendo tímida y discretamente de una modesta suposición: '¿No será éste su origen? ¿No es posible que tal y tal país derive su nombre de tal y cual lugar?' '¿No tendrá este documento alguna relación con aquel otro de un periodo posterior?', o '¿No debemos entender por tal y cual pueblo, ese otro pueblo?' Acto seguido, cita a tales y cuales escritores de la antigüedad, con preguntas que contesta él mismo, olvidando por completo que ha partido de una tímida hipótesis; ya se figura que lo comprende todo, que todo está bien claro, y concluye su argumento con la declaración: 'Es así: ¡este es el pueblo a que se refiere ese nombre! ¡Así es como debemos mirar el asunto!' Y luego lo proclama a todos desde la tribuna. Y la verdad que acaba por revelarse, comienza sus andanzas por el mundo, conquistando satélites y discípulos.'

-SIC-.


EL PIERROT INMORTAL

'…Pues de otro modo resultará, como siempre sucede en este mundo, que lo divertido se convierte en triste, y entonces Dios sabe qué ideas se nos pueden meter en la cabeza.'

Con lo que Gógol prefiguró su propia muerte, al caer en unos años en manos de un sacerdote que le hizo recriminarse de sus obras por 'anticristianas', con lo cual se hundió en una depresión que lo condujo a desaparecer y a la quema de gran parte de su trabajo.


PALABRAS FINALES

La grandiosa universalidad de la novela, publicada en 1842, tiene dos vertientes, la realista y la simbolista. Están pintados los seres de provincia, en sus detalles, y con un conocimiento cabal, con todas sus bajezas, dobleces y pequeñeces, sus hipocresías y sus explotaciones y sus imitaciones toscas de la gran ciudad que les llegaba de lejos. A la vez todos, incluidos por cierto Tchitchikof son 'almas muertas', gentes ruines, sin vida, aunque aparenten tenerla, y en esto, en la mascarada que encubre el tedio, Gógol se adelantó a toda la literatura contemporánea, convirtiendo a su novela en un poema dramático. El estilo es un de lirismo suave, pero profundo, y hay una defensa de la lengua rusa llevándola a una universalidad, llena de gloria y supremacía, no deteniéndose, a toda velocidad como la troika, que corre por las carreteras dejando atrás a lo desventurado y va tras los mejores cielos.-


 

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Nikolai Gógol: Las Almas Muertas.
Por Mauricio Otero.