Poesía
Margarita
Rojas Parra
Instante siete
Llanura
la indomable
de un alma la descalza
súbito vértigo
rústico un silencio
rebelde bofetada
flaco el presentimiento
se
cuela entre las pausas
febril deseo amordazado
desconcertado lecho
orilla
consternada
pie sobre la braza
cabalgar sobre tus ojos
fue morder
la madrugada
camino de regreso
arde la planta
solloza la domesticada
Sobrevuelo
Ay,
país de lunas llenas
embriaguez de lluvia desbordada
salero de soles,
arenales en jornales
mar de cataratas derramadas
Lagrimas de cenizas esparcidas
Gemido
trémulo de voces ausentes
Eres un puerto transeúnte y adolorido
Golpeado
una y mil veces por las olas de la muerte
Acariciado gélido por el viento
del olvido
Como una gaviota quieta observas correr el agua
Como una
luna insomne vuelves a levantarte
Vuelves a volar como si te alzara la noche
Y
te envuelve siempre la luz del día
Posturas
Pongo
un calor en el amanecer,
Pones una incertidumbre al caer la aurora
Pongo,
un ramito de dudas en el velador de tu noche,
Pones una rumiante sentencia
que se come mis flores
Pongo, o está bien, intento poner, algún
rito nuevo
con amigables calumnias sobre la vida,
Pones, no lo intentas,
te sale muy bien, una nostalgia
extensa que me invade y me agobia...
Pon
ya tus semillas
en la tierra desnuda
y desesquematiza el rito
del amor
impensado,
no se anuncia la muerte
antes de haber vivido...
Sentencia
Sacudir
el polvo que dejó la noche
ventilar el sueño que quedó
olvidado en el intento,
coleccionar raudos los altavoces
y ejercer la vida
hasta que muera
Ser hoja de otoño,
volátil mariposa
emigrante
de ramas
desertora de montañas
valiente piedra pulida por los ríos
latiendo en la ola siempre viva
andante de la arteria
Emancipar la
boca,
la eclipsada,
desmantelar el rito de la cama,
desahuciar el ruido
aniquilante,
el gemido del recuerdo,
ger minar los ojos
en la latitud
de muerte de aquel sueño,
abrir seis ventanas y mil puertas...
renaciendo
Aquí
Un
país de soles leves
no es un país cálido
no es un espacio
muy que digamos,
iluminado,
Pero un país de soles leves
tiene
siempre el tibio
presagio de la lluvia
Yo vivo en un país de soles
leves
De fuertes lunas
De ríos serios
Y mares inocentes…
Y
me preocupo mucho
Cuando no está nublado.
Ultimó
La
última gota
el último halito de un único aliento
como
el último deseo
de un condenado
que presintiendo el final
hace
una plegaria de sus horas
Tú lo bebiste
Quedó mi latido
expuesto al paredón de tu boca
Fue roto entre tus dedos
y fragmentado
Después
de la ráfaga
que vino de tus sienes
a estallar en mí pecho
Sólo
habita el silencio
Esquina
y la lluvia
era
noche derramada
era cielo desplomado
sonoro y mudo
sobre el instante
ronco
Sus manos,
un estetoscopio
a la vez
que una almohada
acolchando
la mejilla rota
su lecho
el más transitado
duro sueño
ignorado
sin embargo,
él no estaba ahí.
cuando
sonaron las campanas
Si dejo de ser flor por
un instante
depondré la fragilidad de esta estación
y,
de serlo.. por esto del rocío amanecido...
Declararé la incompetencia
del florero
"Uno
escribe a partir de una necesidad de comunicación y de comunión
con los demás, para denunciar lo que duele y compartir lo que da alegría.
Uno escribe contra la propia soledad y la soledad de los otros.
....Pero "los
demás" y "los otros" son términos demasiado vagos;
y en tiempos de crisis, tiempos de definición, la ambigüedad puede
parecerse demasiado a la mentira."
(Eduardo Galeano)
¿Quien
está al otro lado de estas letras?
¿Quien estuvo al final de
aquella frase?
signos
Agrupados
Dislocados
Esparcidos
bebidos
Sembrados
Letras como pájaros
arrojados,
tenues susurros,
erraticos
espasmos,
mariposas trashumantes,
brotes tiernos,
suicidas hojas,
semillas
de esperanza clandestina,
inocencia etérea calcinada,
gota trémula
de alcohol híbrido
en las venas
paso de soles y lunas
en una cabecera
eternizada,
libres candores inocentes,
frágiles, ondeantes banderas
de
sueño y ternura indocumentada
Te
vi
Estabas instalado en los andenes rotos
de una madrugada
Yacías
sentado
cabizbajo y mudo
como esperando el día
Yo, no dije
nada
No te recordaba
Sólo te veía
Mientras tú
aguardabas luces en la nada
yo me fui despacio por entre los rieles
no miré
hacia atrás cuando me alejaba
a tomar ligero el primer vuelo del alba