Proyecto Patrimonio - 2006 | index | Marcelo Rioseco | Autores |



 

LUDOVICOS

O LA ARISTOCRACIA DEL UNIVERSO

Marcelo Rioseco

 

Editorial Universitaria, 1995

 

 

Saludo a la leyenda del mañana


Ludovicos
energía de cráteres concentrados
vendaval y férreo elemento de guerra
A tu figura la luz proyecta su destino y cede el milagro
no hay quien pueda declararse enemigo de tu música
naciste inmenso
y más inmenso habrás de morir
porque en tus pulmones entra todo el oxígeno del mundo
y a tu corazón corresponde la argolla del impulso último

Eres igual a océanos de ronca voz
a bosques y sus perfumes de árboles orgullosos
a ríos enteros, archipiélagos
península o roca volcánica
te pareces a todo lo que vive
como si tu corazón concentrara un átomo especial

Yo tiendo mi mano hacia ti y saludo tu viejo peregrinar
brindo por tu inconstancia
bendigo la irresponsabilidad que te ha dado tanta belleza
te proclamo la sustancia de lo maravilloso
materia y crisol de la poesía paralela
Que perpetua inquietud te asiste
como el crecimiento del liquen o cardúmenes sin sosiego
semejante a manadas de búfalos en trote furioso
te observo en la rueda obstinada de la vida
abriéndole el vientre a las semillas
yendo por estrellas y desde allí al infinito

Qué puede importar si el hombre ciego no comprende
el deseo de estar por sobre toda realidad
Yo me adhiero a tu salto de ala abierta
y eso es más que el entendimiento
Me anudo a las cruces de las catedrales
e igual a un elemento divino
desde todas partes surges llevándome

¡Ah! Ludovicos
monje guerrero del porvenir
hijo de la tierra y su propio vagabundo contradictorio
la mirada de tus ojos traspasa el obstáculo
y aérea como ninguna
anuda águilas eternas a tus párpados
¿Qué puedes hacer sino atormentarte con los necios?
Ludovicos
sé ese ángel aliado al trueno resplandeciente
coloso
enemigo de las anclas y su peso de muerte silenciosa
Sé el solitario corazón que no cesa de luchar

Yo bebo a tu salud, camarada místico
Por todas partes te salen imprevistos
brilla la espada
Nunca un armisticio, una rendición
a eso llamo locura, insensatez, desmán
y desde mi posición de espectador favorecido
aplaudo aplaudo
así vive el espíritu exaltado
similar al potro embravecido con el relámpago
vacilante
y aún así, arrogado a regias tormentas
con sueños al alcance de la mano
su arquitectura estelar comprende el imán del mundo
vivo y más vivo
con explosiones en el pecho
histórico y absoluto
vuelto hacia el porvenir de la luz
Así, Ludovicos
Así por siempre.

 

 

 


Ludovicos
Olímpico vencedor del crepúsculo

Una día Ludovicos siente el ímpetu del vértigo
y asciende según una geometría implacable
hasta alcanzar la cerradura del cielo

Hay ojos que aún vendados lo ven todo
Los imagino como persianas hacia la eternidad
He representado el vértigo como una espiral
porque no hay nada tan atractivo
como una serpiente para cerrar el círculo

Y desde otro plano
una sensación imprevisible y anómala
lo atacó con la vaguedad del absurdo
bastan dos espejos para multiplicar un error eternamente
Pero Ludovicos sabe de la resolución de encrucijadas
Mientras el complot se presentaba él sonreía
aquello que lo atacaba era menos fuerte que su voluntad
y más poderoso que la resolución de su pensamiento

Mi mejor esgrima lo efectúo con la punta de un alfiler

Ludovicos se conduce acercándose al deleite
Hacía pensar que había superado la dualidad de existir
refuta el insulto y su plena malignidad
con suave oratoria y acerados argumentos
igual que toda pasión
su peligro aumenta día a día

Hay leyes que son más bellas
en cuanto se habla de ellas pero jamás se cumplen
Violentar la ceguera de sus predecesores
tal voluntad acariciaba Ludovicos

Aquel día le vimos en la terraza de El Galileo
dispuesto a desperdiciar la fracción más hermosa del día
Dejó escurrir todas las miradas que lo acariciaron
incluso postergó su inclusión en la historia

Amo la distinción de ser más perfecto
No poseo otra alternativa que disparar un dardo perfecto

El debate prueba sólo la fuerza de los contrincantes
nunca la fineza de un rayo de sol agonizando en un beso
nunca los óleos que el amor pinta en la memoria
Ludovicos miró con desprecio el arte de tales púgiles
y haciéndoles reverencias impecables a la soledad
caminó por el empedrado como si volara
alejándose por entre la oscuridad de sórdidas callejuelas

¿Quién puede aguardar el sonido de un verso
lanzado al impacto crucial contra las paredes del infinito?

El valor se manifiesta cuando el hombre se detiene
al borde de su propia muerte y sonríe

Apresar el instante en que el amor se afirma en los labios
y la luminiscencia sagrada revienta las cerraduras del corazón
junto a todas las propiedades del temblor y sus secuelas
la muerte no acontece sino hasta más tarde

En el escudo de lo innombrable
se oculta el destino con apariencias hábilmente engañosas
se viste con las sedas del azar
y dispara un flecha preconcebida

No hay un vuelo sin antes una ruta
No hay un beso sin antes una boca
No hay un robo sin antes un botín
No hay destino sin antes un final

Ludovicos ha presentido su labor
como llevado por irrefrenables impulsos
actúa sin el consentimiento de la infamia
Y sabiendo de todos los infiernos previos a la muerte
que le es preciso habitar al hombre
se acerca sin vacilaciones a la realidad que fulmina
y sosteniendo su revólver descarga un envío completo
Pero el presentimiento de que el horror del mundo es eterno
lo impulsará a disparar el último tiro de Gracias,

No soy una flor que se deshoja con las manos
Yo no me reúno a escondidas con la imposibilidad de un sueño

Quien arda siempre se desbordará de peligro
Antes se amó el duelo que figuraba la exaltación del honor
pero la virtud de ser impecable puede volverse en contra

Se ama lo que cautiva por su parecido a la sugerencia
y que todo se contenga en una copa maravillosa
ya se sabe qué consecuencias devienen de los abrazos de la locura
importa lanzarse aunque se desconozca el paracaídas
el intento más audaz jamás sobrepasó la idea
Por ello Ludovicos asalta el descrédito
y con velocidad arrolladora se dice:
olímpico vencedor del crepúsculo
coronel de fuerzas más desorganizadas que la espontaneidad
sus bolsillos contienen los enredos más fascinantes

Si me arrastro lo hago como un leopardo herido
nunca como una serpiente en su cacería
tales prevenciones nacen de contemplar mis juegos.

 

 

 


Ludovicos
Canciller supremo de su propio reino


En este momento
Ludovicos
perpetra una acción singularísima
desplazándose en círculos cada vez más pequeños
reintegra a la eternidad su destino impostergable
Sumido en la claridad de su propio pensamiento
a expensas de la inteligencia y las angustias de la memoria
se reencuentra a sí mismo
en una visión de la más pura temeridad

Me atormentaron con figuras espaciosas
provenientes de los días oscuros del alma
Ahora soy tan libre que no deseo reingresar a ninguna tragedia

Nunca antes conocí a nadie que apostara a la perplejidad
y con asomos de locura perfecta
evitara el abrazo con la catástrofe

Ámame porque soy y existo
y en eterna confluencia amo lo creado

Ya no hay que dudar de su amor
fue probado como fue probado todo lo grande
superó el mediodía batiéndose en alas de azúcar
y como el mediodía
dividió su corazón en el principio y su propia posteridad
Le han visto amigo de aquellas cosas
que divierten por el brillo de su imagen
también sonrió tristemente
cuando el mundo se tornaba amargo

Cualquier plan insuperable principia al borde de un abismo

Yo vi como en un día un paisaje fabuloso
se convirtió en recuerdos de aeroplano fugitivo
todo para alimentar los deseos de aflicción
de una mirada sin respuestas

Más rápido que la caída de una pluma
Ludovicos
despegó abriendo los brazos como alas
mientras los puentes se doblaban para construir caminos circulares
Se le divisó presidiario de un deseo absoluto

Interrogo el preludio de una idea nacida sin precauciones
y advierto el enérgico paso de la sangre de una vida

Se ha propuesto Ludovicos extenuar su amor
haciendo de él alfombra de ternuras extremas
Amara amar con la impaciencia del mejor delito
Hasta en el refugio más seguro no se está a salvo
puesto que en todas partes se cruzan las líneas de los improvisto
a tensiones que son insoportables para la constitución humana

La estupidez es el percutor de la muerte

Hay una puerta que yo siempre abro
y canto y canto

Sé que no es posible creer en tales resultados
Creo que la única manera de entender una ventana
es asomarse a ella desde dentro hacia fuera
y desde afuera hacia adentro
el paisaje debe ser hermoso en ambos casos
Si aún así persiste el desencanto
defino la inquietud como una carrera
de preguntas abalanzándose sobre un muro de axiomas

El golpe eléctrico de la poesía
es capaz de recorrer una línea tendida
desde que nace el verso
hasta el momento que se declara finalizado
por el peso de su incuestionable sabiduría

Si la poesía vive es gracias a la obra que se construye en ella
A un poeta lo imagino como una obra perfecta

Tantos profesan el conocimiento
que a Ludovicos se le vienen como montañas de palabras falsas
Todo con tal de ir más lejos en la primera impresión

Proyecto acelerar la lucidez
en una estampida de ideas perfectas
Es más
cualquier cita conmigo se hace también con mis ojos
y yo desbordo por todas partes
Cuento de antemano con una visión que domino a voluntad

No exaltes la virtud de tu mirada
es un don y así serás juzgado
Asciende probador de sueños violentos
inocente embustero
Te he visto cruzar la tormenta cantando
yo sé que eso es muy difícil
sin embargo, pocos creen tal cosa

El amor de Ludovicos por la constitución soberana de lo invisible
fue probado por cien amantes infieles y sobrevivió
Es como los ojos cuando se agrietan con lágrimas
perfecto inclusive en la maldad

Yo no hablo de amor
puesto que no hay respuestas para explicar la belleza

Eso nos hace pensar
que el precoz arranque de una idea igual a un camino
implica un esfuerzo no menor a varias generaciones

Con pasos de bailarín sostiene una copa e indica

Todo lo que contiene este cristal me hace olvidar
Es el peor castigo
cuando se ha amado tanto la propia biografía

Ludovicos
se apresura a actuar sin vacilaciones y a acometer con firmeza
sabe que no se puede ser considerado
con la necedad impuesta en forma de cadenas
más aún cuando hay estados del alma que ahogan

Ludovicos
premier del absurdo
fomenta sin licencia alguna el disparate

Tengo ese aire incierto de quien vive en la bancarrota
de ser príncipe en un país sin castillos
de buscar mujeres en tabernas frecuentadas por rameras

Trazados todos los designios del universo
Ludovicos comprende la propiedad indivisible
de ser tan perfecto como el mundo que lo posee
y asiéndose al conocimiento adquirido en silencio
gira su cuerpo llevado por el compás exacto de una rotación
extiende los brazos a la velocidad del destino
y cierra su mirada en un momento preciso
dando lugar a oleadas de vibraciones imperceptibles

A esta representación de voluntad extrema
no acuden sino los iniciados en el misterio
y aplauden la ejecución de una sinfonía tan bien compuesta

Ludovicos despide estos sones
olvida su leyenda y la de los hombres que la inspiraron
el contenido del mundo con el olvido se libera
y sin inmutarse siquiera lanza frases al aire

¡Ser eterno como morir y volver a nacer!

 

 

 


Ludovicos
Rebelde desde la primera luz del día

Contemplad las más grandes locuras
como una expresión sublime del genio de la poesía

Extraviado en ensoñaciones
Ludovicos ingiere drogas igual a caballos ebrios
sus pupilas brillan adornadas de cometas
del alma despide el daño de la palabra te amo

Este es Ludovicos
y no fue hecho para este mundo
habla del espíritu del mundo y sus efectos
lo nuevo no le es extraño
su arquitectura incorpora la diversidad y la asume

Él actúa como si fuera un estallido permanente
coloca su oído en posición alerta
y se apresura a registrarlo todo
No es preciso interrogarlo
Ludovicos de un momento a otro
revelará la seriedad de sus meditaciones

Lo concreto no puede interesarnos
quién puede impedir que esté en el cielo y no en la tierra
yo he tenido diversas esperanzas
y también me he despojado de ellas
no soy pues ni lo uno ni lo otro
aunque mis facultades estén por sobre lo normal
Si hay algo que puedo decir y agregar
no se fundamenta en la razón o busca su predominio
me importa poco pertenecer a tal o cual grupo
yo sé que hay una idea que me liga su optimismo
así he logrado tener ojos como estrellas
y oídos como antenas. Todo me consume
Véanlo, yo soy más metafísico que la filosofía
puedo hacerme observar por desconocidos
o ser aplaudido debido a la virilidad de mis pensamientos
Pero todo eso me tiene sin cuidado
lo concreto no puede interesarnos

Ludovicos conduce escaleras de hiedras sin paz
los sombreros de los árboles y sus cabellos de hojas
No siempre es imponente y absoluto como el abrazo
frente a la sonrisa del picaflor se desmorona

Escribió con los trinos de un arrollo:

Veo todo azul
porque tal vez desee que todo habite el cielo
El arte así multiplicado le caía esparciendo bendiciones

Ludovicos
háblanos ahora de tu ciencia perfecta
qué plan cruza las planicies de tu inteligencia

Yo no creo en lo cerrado sino en lo abierto
Yo no creo en la razón sino en la locura que desmorona
Yo no creo en las ideas sino en sus estallidos
Si me dan a escoger entre dos posibilidades
imagino una tercera y me manifiesto a su favor
Si piden ubicarme arriba o abajo
me acomodo en la mitad sin remordimiento alguno
ni superior ni inferior
toda categoría limita y anula lo imprevisto

Así, cuando me solicitan estar allí yo estoy allá
si me encuentran inteligente
me apresuro a demostrar lo contrario
imito a un mico salvaje, saco la lengua
gimo, me subo a los árboles y doy alaridos espantosos
quienes me halla apuesto o bondadoso
huyen aterrorizados
cuando le s relato los goces que me produce la perversión
exhibo afiladas navajas
demuestro mi habilidad con instrumentos de tortura
poseo miles de roles
no soy único ni pretendo serlo
mi habilidad como conversador la demuestro fácilmente
permanezco en hermético silencio
la personalidad debe ser flexible

Mírenme, puedo ser filósofo o payaso
no guardo lealtad alguna con un modelo predeterminado
he asumido la multiplicidad de mi yo
No aplaudo una pauta bien formada
o una regla perfecta
sino a quienes violan las reglas y evaden las pautas
Es obvio
la libertad es un principio de rebeldía

En un momento preciso
Ludovicos concluye su solemne alucinación
su apuesta es jugar una sola vez y ganar
tiene una fe trasatlántica
va por la vereda de enfrente saludando a su público
jactándose de la diferencia

es preciso referirse a esta escena con gran cuidado
Ludovicos extrae su luz del corazón de un unicornio
y con las plumas de oro de un pavo real
construye sus alas de ángel y vuela
eterno y circular

Ludovicos
rebelde desde la primera luz del día
no acepta una imposición igual a bloques de mármol
a paso forzado
irrumpe en su propia leyenda
y con aire resuelto se pronuncia:

Es obvio
la libertad es un principio de rebeldía.

 

 

 

Ludovicos
Prócer de una patria inventada en el cielo

Para ser maestro de ceremonia de un milagro
no basta perderse en la soledad
o en el resplandor de una personalidad atrayente
también es necesario desear el encuentro con uno mismo

Se arriesga la vida al explorar los peldaños de un misterio
Ludovicos al entrar en el vértice fulminante del infinito
coloca todas sus cartas sobre las mesa

Es claro
el blindaje de las sombras encubre algún designio
Ludovicos
arroja sus fuerzas como bofetadas imperiosas
cualquier comportamiento diferente no es más un ataúd

Mi papel en el mundo es reinventar la realidad
entiendo que tal acto atenta contra la muerte
y es una pretensión querer actuar sobre la historia
Si no se ha observado bien
un personaje de este tipo es altamente contradictorio

Transformar transformar
subirse a los vehículos del lenguaje
y principiar la innovación profunda de los visto
Ludovicos vistiendo de riguroso luto
clausura los sepelios de la tristeza

¿Qué otra cosa podría hacer?
Desprecio las guillotinas de la amargura

Mientras se persista
el camino más hermoso lo abrirá la voluntad
Todo descubrimiento puede ser colocado en el caballete
y simular un paisaje pintado por las manos de un ángel

Ludovicos felicita la devastación producida por las hecatombes

Después de cualquier desastre sobreviene la reconstrucción

La exageración como una flecha lanzada por la inteligencia
en los ojos sonríe la lucidez de un pensamiento

refundar las ciudades visitadas
y ser los turistas del paraíso de la imaginación
Ludovicos
prócer de una patria inventada en el cielo

No puede vivirse descifrando las encrucijadas del amor
si una calle no tiene salida hay que crear otra nueva

La escritura invisible se leerá en la nueva invención del mundo
todo cambiará de lugar y compondrá un orden diferente
la acción singular será incomprensible

Yo hablo de transformarlo todo
crear irregularidades por doquier
Renuncio a la rigidez de la época
yo soy más intelectual que nadie
lo que pienso cambia el orden de lo que habito
prueba irrefutable de su viveza y poder
Miradme atacar a mansalva
incongruencias, locuras, explosiones de risa
mi participación es bien definida

Ludovicos
amparado por la oscuridad de la noche
entra en la casa habitada por un loco
y le profesa un amor irrenunciable a la cordura
Esta medida pretende de antemano fomentar los delirios

Dudo de los que se aferran a un solo camino
antes de probar la multiplicidad de todo

A Ludovicos nada puede importarle
él vive más allá de la consideración ajena
lo prueba precipitándose a las plazas
en las horas más concurridas
y a gritos le recita a sordas ancianas:

No sólo esperé que pasaran los años
también me mantuve alejado de la orgía
Ahora estamos libres de los engaños de la juventud

Ludovicos agita su capa de vapor perfumado
con una soga hecha de rayos de una puesta de sol
ahorca la duda que atemoriza o el genio que vacila
con agujas de agua construye un cristal

Hasta en juegos hablo en serio

Su capa alcanza para envolver el sol
ante tal ocurrencia advierte:

¡Cuidado! Podría ser en extremo peligroso
la falta de luz atrae a los vampiros

Ludovicos ofrece un remolino de ruiseñores
en el cielo explota un ovillo de palomas
no puede impedirse que entre tantos habitantes aéreos
se presente desnudo al festival de la mañana

Al sonar las campanas de la eternidad
Ludovicos detiene a sacerdotes y cardenales
y exclama con aire resuelto:

Mi pecado consiste en robarles la aureola a los santos
para usarlos como anillos de pureza

la iglesia de la fe está desvestida
Ludovicos artífice del bautismo
inventor y prócer de una patria celeste
nada se oculta a la santidad de lo recién nacido

Bautizo con propiedad inigualable
Mis prédicas son cachorros del alma

Bautizar es la tarea de los vates más profundos
utilizando la belleza de la palabra nombrar lo innombrable
los nombres deberían ser versos dictados en estado de trances
Ludovicos infiere la revolución sin cautela

Los misterios con las llaves precisas
se abren idénticos a botones de flores

Para exaltar la locura se necesitan fuerzas desmedidas
Ludovicos inventa su propia realidad habitable
una patria aérea y única
donde todas las cosas pierden su identidad
Dios significa lo mismo que semilla o nostalgia
y poesía cataratas de visones o llaves sagradas

En un acto fundacional Ludovicos
bautiza el nuevo espacio mundial
con un dardo de odas irrepetibles.

Ludovicos
Iniciado en la astronáutica de lo invisible

¡Qué de misterios y actitudes sobrenaturales!
Conocer el dictado de la naturaleza
y abandonar las muletas de la ceguera
correr y despierto

Súbitamente
Ludovicos siente la comezón de lo inexplicable
quiere abandonarse a plena conciencia
ahondar en el trance y fortalecer la plena vigilia
esto puede considerarse una visión superior
aquel punto escondido a la ciencia vulgar
y superar las crisis de toda lógica y filosofía

Yo sostengo una posición de clarividencia
y me adhiero al pensamiento místico
estoy construido de una fe ocular
que responde a todos mis átomos
Es posible beber del conocimiento de las bibliotecas invisibles
de remotos hilos, de poemas como puertas
de la tierra y toda su solemnidad

Persuadido por ciertas actitudes estremecedoras
Ludovicos
decide enfrentar su propia potencia desencadenada
Su entusiasmo es arbitrario
infiere que en un libro están todos los libros
como atónitos testigos reunidos frente a un suceso particular
Inimitable
con voluntad de deshielo precipitado
entrega su lucidez a las más profundas exploraciones
Ve en algunos párrafos la revelación de una perla exótica
y supone que un hombre puede ser todos los hombres

El delgado hilo del conocimiento me ha convertido
soy adicto a las búsquedas y sus laberintos resonantes
lo recorro a lo largo y ancho
voy en zigzag, mantengo la dirección firmemente
llegado a un punto me detengo, doy retroceso a mi avanzada
camino con las manos, me arrastro o intento
En todas partes tropiezo con lenguajes diferentes

Obsesionado por penetrar en los abismos de la conciencia
adquiere todos los asomos de la locura
como el poeta del Libro Invisible
Ludovicos abre y cierra las puertas
busca en la vida reinos de amor, oleadas de serenidad

Los métodos que sólo alimentan el cerebro
son oscuras cavernas sin salida

Ahora
presente e inamovible
en el espectáculo de un solo punto luminoso y convergente
Ludovicos encuentra en la ecuación del azar
la traduce
coloca su ojo en el ojo del universo
y ambos se besan en la comprensión irreversible del misterio

Ludovicos en posición de meditación perfecta
abre su ojo luminoso y por él pasa el universo todo
una sola vibración, un solo sonido
aparece entonces la continua marejada secreta

Veo una órbita
de ave marítima y profunda
llueven monedas de azúcar transparente y fluvial aún
el tiempo se derrite en manecillas de pétalos
primavera, amor, todos los rastros
suceden aquí entre follajes de hojas abiertas
sobre el desierto y las oquedades de las piedras
trenzas de uva milenaria sujetas al pedestal del mundo
carga el atlas borracho
veo al hijo irrespetuoso del crepúsculo
trazando los perfiles de una ciencia secreta

Una imagen son todas las imágenes
puedo estar aquí y allá
y en ninguna parte reconocer mi rostro
vivo en la piedra azotada por el tiempo
en la corteza del árbol milenario ya soy más hombre
átomos, evolución, luz, campos de energía
me dirijo al animal errante
a las aves y sus nidos ocultos
soy yo y en mí las cosas adquieren sentido
Oh, genio del mundo, belleza
cada cosa se enlaza al amor del universo y vuela
y así se es aéreo y soñador
dueño de la altura incontrolable de lo único
¡Disolver la materia!

Ludovicos intuye el acuerdo de todo ser creado
sus visiones son un punto llameante:

Veo huevos de miel
espejos de ojos derretidos en un fulgor espléndido
coral de amapolas
tiburones ciegos arrastrándose en el arenal de las playas
En la letra incólume vibra la palabra
frecuencia de lo absoluto, una sola manifestación, pureza
La visión se fragmenta
entonces veo la vedija otoñal de la ballena atlántica
y acuden a mi estupor tristezas negras
un hormigueante brindis de abeja reina

El vasto recorrido del hombre queda liberado en este punto ilímite
Ludovicos piensa en cantos de magia primitiva
en ocultos centros de poder, en monjes y alquimistas

La paradoja no es más que un fenómeno del lenguaje

Y vuelve una y otra vez a esos océanos de paz
expande su ser
transformando la conciencia en una aureola universal

Por un momento Edmundo entero se integra
a aquel centro pleno

Vibración, luminoso estallido
igual a nobles gemas
estandarte de un sabio, calibre de un corazón

Allí Ludovicos dirige su voluntario peregrinaje
ráfaga de ópalos
chirridos horrorosos de bocas apretándose
cuánta proximidad
qué tensión mantiene el misterio
súbita impresión
¡Oh! la fe
abrazo tejido al baile de criaturas inéditas
al mundo todo

Llegado al punto de la primera incandescencia
Ludovicos
alcanza con rigor la comprensión del espíritu humano
el arrebato, esfuerzo desmedido
la esperanza y el dolor en su vaivén
En este punto intuido por algunos profetas del verbo
revive el hombre su expresión acabada y eterna
toda su arquitectura se liberta en oleadas de serenidad
allí permanece despojado de su capa fabularia
de su máscara de bufón triste
En titánica desnudez se devuelve penetrante y circular
sumido a ratos en los dictados de la mecánica de la luz

La soledad no es más que el principio

Superado el estrecho margen del mundo de las apariencias
Ludovicos vislumbra el pequeñísimo estallido del ser
su realidad es tan cierta que parece única

Impreciso, idéntico al recuerdo que roza el júbilo
vemos a Ludovicos
sentado sobre los pilares de una ciencia secreta
contemporáneo del futuro inmediato

Ludovicos
forastero del mundo
colmado de nostalgias te lamo ángel transitorio
Sí, es esta ciencia de respiración y voluntad
lo que te llevará lejos de aquí
y ya no te será necesario volver a nacer
porque si la luz solamente te ha rozado
ya has muerto y vuelto a nacer
conciencia del mundo
tú lo reproduces en oración

reverberan cuerdas infinitas
notas pulsadas que arrastran la conversación de la vida
Dios no se parece al alfabeto de su obra
poeta primero de un libro anónimo
el universo
habitáculo sombrío y grandioso del espíritu humano

Nunca la puerta que conduce hacia lo desconocido
se abre con estrépito
sus peldaños son estados del alma
¡Hacéis bien en guardar distancia!

Pero, a veces
Ludovicos es abandonado a su propia suerte
y los dictados de la materia lo encarcelan
Siente un vaciarse que no se detiene
sin luz o sombras
sin nada

¡Vacío! ¡vacío!
navegaciones inciertas
abandonado a los rieles de un tren moribundo
¡Ah! estas furias vienen feroces
pesadillas, ideas horribles, figuraciones
se abren paso dispuestas a oficiar de guillotinas hostiles

Sólo la grandeza puede concebir un vacío de igual intensidad

Llegado a un punto
se quiere ser espantoso, execrable, siempre desfigurado
y con muecas espantosas alejarse dando saltos
convidando a una representación fantasmal a la propia existencia
Ludovicos cruza los brazos, detiene molinos
Gran conocedor de la vibración
profesa un amor salvavidas y se espanta
Ludovicos no soporta más el asedio de la realidad

¡Qué vida esta de pájaros asustados y bestias embrutecidas!
Agolpados en tenebrosas estructuras
si impulso o aliento
abrazados a un sistema de sistemas de cepos o látigos

Ludovicos
fundador de la astronáutica de lo invisible
al ir más allá alcanza un sueño perfecto
atrapa su condición humana en el crisol de la experiencia
el pensamiento restituye su clara lucidez
pero a veces el rayo es sangrante y cruel
y torna a Ludovicos en manojos de nostalgia
después de este golpe de luz
dice:

¡Sé quién soy! ¡Sé quien puedo ser!

Duerme Ludovicos
monje guerrero de los peregrinos del porvenir
necesitas de la pureza como Dios de los hombres

Somos muy poco para ser buenos o malos
Subid por sobre la conciencia general y lo sabréis
Somos demasiado humanos para contemplar tales categorías

Herido de gravedad por el lenguaje de la luz
ve en el zumbido de las abejas su anterior velocidad
planetario y en qué días se suceden estos milagros
así de errabundo
funda el ejército del gozo permanente

Ya no se viste de la armadura de creer ser Ludovicos
y persistir en tratos con las sombras

Yo no amo a los fantasmas que antes me acompañaron
El verdadero pecado no va contra el hombre
el mal desea a Dios entre sus generales
esto es imperceptible
y debiera considerarse en travesías como éstas
Imaginad que de pronto un escorpión estallase en carcajadas
aquello sería malo
mucho más que el asesinato y la conspiración

A este punto concluyen corrientes eléctricas
desbocadas
sonidos de peces dorados, voces de sirenas y estupor
huevos luminosos entrelazados por fibras invisibles
el hombre en su composición molecular
todos apoyados en la ciencia exploratoria del aliento
puesto que a cada uno le corresponde un principio refulgente
pero, pocos persisten
y se entregan a la potencia de esa sangre subterránea
No todos viven para el polen y el aplauso

Ludovicos
maravillado flotaba después de su expedición
a esa hora era intermitente como el grillo
maduro, sin determinaciones apresuradas
Hay vientos mortíferos que acometen con su capa de silbidos
y faroles de santos en la oscuridad insondable
Ludovicos ya estaba al tanto de todas las realidades
su cuerpo era un campo de exploración
le venía Dios como amores incontenibles
y a todas esas ansiedades él respondía
ya sin palabras ya en silencio
componía en sollozos de éxtasis
y sonreía con los párpados abrazados a la estación matinal

Ludovicos
llama perenne y abrasadora
ya había cruzado su desolación de peregrino
potencia sobre potencia
envidiable medida

Si yo fuera el canalla que se arrastra
no me dejes
Si yo me abrazara al placer embriagándome
no me olvides
Si el oro me encandilara y ya no quisiera pensar en ti
no me castigues

Si por ti vago y me pierdo en el mundo
es porque hacia ti voy
Si por ti no amo y me reservo
es porque ya soy tuyo
y jamás podré olvidar cómo tus manos me moldaban
en aquel tiempo de silencio
y entre sueños deseaba ampararme en tu regazo

Si sufro es porque no te hablo y me escuchas
porque no te busco y me encuentras
porque no te llamo y me esperas
porque cuando maldigo tú me sigues amando.

 

 

Proyecto Patrimonio— Año 2006 
A Página Principal
| A Archivo Marcelo Rioseco | A Archivo de Autores |

www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez S.
e-mail: osol301@yahoo.es
Ludovicos o la aristocracia del universo
(Editorial Universitaria, 1995)
Marcelo Rioseco.