El
TEMOR A LO INDEPENDIENTE
Por Mauricio
Torres Paredes
Esperar entender el proceso de
creación literaria en Chile y la multiplicidad de producciones autoeditadas,
en su mayoría por poetas de la capital, tiene múltiples variables
que se conjugan en un supuesto espacio globalizado y seudo democrático,
en donde el sistema neoliberal transversaliza las acciones de los creadores líricos,
frente a las pocas oportunidades que ofrece el régimen y que no permite
entender, a la voz oficial, de que manera se moviliza la poética y poesía
de hoy.
El sentirse sorprendido porque en sitios electrónicos como
"www.letras.s5.com", existe una cantidad asombrosa de producción
poética publicada en Chile, de las cuales muchas son autoediciones, como
plantea Javier Campos, en su articulo: Sobre
la multiplicidad de poetas y manifiestos (y entre eso la obsesión por pertenecer
a una promoción, generación, etc.) se entiende desde
una perspectiva delimitada por complejos homogenizantes que implica determinar
la poesía a los constantes espacios tradicionales, que por tiempo, han
imposibilitado el despegue del compromiso con la multitud hacia la plena y variada
poética.
Muchos y por mucho tiempo han tratado de bajar el nivel
de las publicaciones independientes y autoeditadas, sabemos y tenemos claro que
no todas estas son de alto nivel y se relacionan con el lector desde el tópico
de una obra de arte cercana, pero también tenemos claro que una obra poética,
no es una obra que sea leída por estar publicada por una editorial y haber
pasado por un comité editorial, al contrario, muchas veces este encuentro
con la institución (editorial) delimita y coarta el delirio infinito del
poeta, además de no demostrar por este hecho que sea un buen libro.
Es
por medio del lobby, los compadrazgos y el status, que poetas chilenos, tienen
la oportunidad de ser publicados y seguir un trabajo poético enmarcado
en alguna editorial y siendo objetivo frente a la subjetividad que se proyecta
en este siglo XXI, las publicaciones autoeditadas tienen la oportunidad de llegar
a lectores que no siempre son poetas, profesores o literatos, sino que se posibilita
la entrega de la palabra a quienes muchas veces no tienen interés en ella.
La
sorpresa es una paradoja, en la aparente verdad se contradice el sentido común,
un descubrimiento casual o súbito de lo oculto, en lo oculto está
lo que se puede descubrir, no lo predecible.
Tendríamos que plantearlo
desde otro punto de vista.
Las publicaciones independientes y autoediciones,
se hacen necesarias y hasta imprescindibles para el cultivo de la poética
en nuestro país, el tener una voz o muchas voces fuera del oficialismo,
fuera de los círculos herméticos y circuitos sectarios de la poesía
nacional, dan cuenta de que hay más infinito que construir, este se dispone
por medio de multitudes ilustradas, que posibilitadas del gran invento de Gutenberg
(la imprenta) dan la posibilidad de que este supuesto mundo globalizado sea invadido
por miles de voces poéticas que superpongan la inmensidad de la palabra
en esta esfera ¼ tierra y ¾ mar.
Las autoediciones en la
poesía no son de los últimos 30 años, sino tienen cuerpo
de mucho tiempo atrás. Tenemos el caso de Pablo de Rokha y su trabajo mano
a mano que desarrollaba en los trenes que iban hacia el sur del país, fomentado
por su editorial MULTITUD donde el privilegio a la lectura de su obra se encontraba
en la llamada gente común. Nadie puede discutir que tanto a nivel nacional,
como latino americano, De Rokha fue y es la mayor voz vanguardista en la poesía.
El
trabajo marginal o independiente que se genera en la lírica es por valor
natural, la construcción integral de los espacios contemporáneos
que estamos viviendo, dan cuenta de que la poesía sigue libre como el aire
y muchas veces contaminada como el de la cuidad de Santiago.