Lo fantástico en pocas palabras
M.M.C.
La Tercera Cultura, sábado 25 de agosto de 2007
Aunque ya cuenta con dos novelas -Una Mañana de Más y El Ciervo Herido-, el escritor chileno Max Valdés Aviles destaca ante todo como un avezado cuentista, lo que lo ha llevado a obtener premios en esta categoría. Igualmente, se lo ha considerado en múltiples antologías, a nivel nacional, latinoamericano e hispanoamericano.
En Ni un Rumor en la Oscuridad,
Valdés presenta un conjunto de relatos breves -algunos de sólo dos líneas de extensión- que se dividen entre lo llanamente fantástico y, en menor medida, un naturalismo que parece vivencial, debido a la claridad y simplicidad de la narración.
De todas formas, el aura de lo fantástico termina dominando este volumen. Con este fin, el autor se afirma sobre dos pilares: las paradojas del tiempo y el manejo consciente de elementos clásicos del género, como aquellos acertijos que encuentran explicación sólo fuera de las reglas del mundo real.
En esta mixtura de brevedad y fantasía, donde autores como Augusto Monterroso hicieron escuela y quizá dejaron la vara muy alta, Valdés orquesta un conjunto que, por instantes -y a pesar de que ciertos ambientes que se instalan hacen recordar a otros cercanos cultores del género como
Cortázar y Poe-, destacan por su sobriedad y ofrecen al lector la posibilidad de quedarse con algo más que un buen desenlace.
Enmarcado en una generación nacida en la década de los 6o y que creció durante el régimen militar, Max Valdés Aviles demuestra que de todas maneras conoce al dedillo y maneja con cierta soltura elementos ya clásicos de la literatura fantástica. Y que todavía exudan su encanto.