NADIA PRADO POR ANDI NACHON
Kilómetros de gente
extraña
Cuerpo y biografía
protagonizan los textos de Nadia Prado (Santiago de Chile, 1966),
una de las autoras más interesantes de la joven poesía chilena. En
1991 recibió la beca de la Fundación Pablo Neruda y, desde entonces,
ha publicado dos libros: "Simples placeres" (1992) y "Carnal"
(1998).
Andi Nachón (Buenos Aires, 1970) publicó su primer libro de poemas,
"Siam", a los 20 años. Es docente y periodista. Su escritura
conjuga términos de jerga contemporánea con objetos cotidianos, que
devienen esenciales para reflejar el mundo íntimo de sus poemas. Ha
publicado, además, "Warzsawa", "Taiga" y, junto a Sebastián
Bruno, "De vos a mí, digo".
***
Kilómetros de gente extraña
Despierto, utilizo
lo que me queda en el alma, casi inerte recorro con los dientes las
calles para engendrar mi nombre.
Pero mi carne se resiste, mis ojos ven mi cara y su boca desaparecida.
Mi boca yace en silencio. Mi mano es incapaz de un solo trazo.
Mi letra es invisible, pero las palabras me pertenecen.
Y aunque mi mano no tenga fuerzas para levantarse, sé que estoy completamente
escrita por dentro.
***
Al vaciar el corazón para
decir quién soy, a veces no lo sé. Tal vez sea una provinciana, perdida
en tanta división administrativa. Pero vivo en este lugar, conquistado
por antiguas ambiciones. Me vejaron, con armas y fuerza. Mi provincia
es un pedazo de tierra que se integra a los imperios sucios del deseo.
En este troza vivo. No puedo incrustarme en el balcón antiguo y ajeno
de la prosperidad rubia. El horizonte blanco escupe estas mechas tiesas.
Mi provincia es una extensión de terreno al que se le da es nombre
sin que sea una provincia, soy por error. Vivo en este país de zonas
erradas y conceptos perdidos en el paladar hambriento de una cara
caoba. En el rostro que dentro de la nación hace fronteras en barrios,
expectantes frente a la prosperidad, otros avergonzados en la hambruna
que fluye como río. Vivo este pedazo de tierra ambivalente, oblicua;
la provincia, un país, un barrio, provincias de carne entre carnes.
Me ubico en la orilla del alimento, naufragando, siendo nativa entre
todos, suelo hablar de mi país, soy como una provinciana sufriendo
cierto tipo de provincialismo, me apego, hago de este lugar mi predilección,
me apodero de actitudes. Es el único sitio donde he vivido, no soy
migratoria, no logro sostenerme en territorios alejados, no me adapto
con facilidad en estos kilómetros de gente extraña. Este, es el terreno
que me pertenece. Otros lugares, otras aventuras me agotarían demasiado,
las hazañas me inmolan y el porvenir no existe. Los continentes restantes
son sólo tierra paralizada. La nostalgia, a veces, provoca problemas
de arraigo enfermizo, dolencias, penas, tristezas. Ese corazón que
te consuela, ausente, sin patria en su carne muerta, sin filiación
vagando en esa pena después de perder un bien preciado. Sufro de este
provincialismo cuando el habitáculo está frío, cuando la cama está
anegada de ausencia, cuando la casa no existe. La calle impregnada
en la ciudad, se ausenta en tanto aburrimiento.
Me desprendo, el habitante que he querido ser se ha ido. La pereza
retorna.
Soy la propia muerte que viene a colonizarme sin resistencia.
***
Mientras escribo,
un pincel dibuja interminables caligrafías.
Sigo tras ellas, como un siervo
que recoge los ropajes de su amo.
De Carnal
***
OVACIÓN I
Ella entró en un carro
adornado por cruces flores y ropajes
sacrificó a un gran toro
asustada corrí a esconder mi cara
El aplauso unánime del público
hizo sangrar mis oídos
Debajo del miedo que me daba el triunfo
guardé su corona
con «Sangre y Arena»
Me convertí en estatua
ojos al horizonte
húmedos y fríos
TRIUNFO
de Simples Placeres